Díaz termina su habitual vocería paseándose por los temas de la contingencia, resaltando los buenos resultados que tuvo para el gobierno la encuesta Adimark. Luego sube a su oficina ubicada en el sector sur oriente de Palacio. Se saca la corbata. Prende su computador para abrir su lista de spotify donde de inmediato suena Paint it Black. Es que el vocero se prepara para los conciertos. Y el de esta noche lo ha tenido escuchando a los Rolling Stone durante gran parte de la semana, como su banda sonora mientras trabaja en su escritorio plagado de documentos.

Hasta último minuto estuvo en duda su presencia hoy en el Nacional en el sector de la zona Entel de la cancha del coliseo de Ñuñoa, para poder ver desde privilegiada vista el segundo concierto de la banda inglesa en tierras chilenas. Por agenda, confiesa, "siempre es difícil poder programar este tipo de actividades", pero esta vez lo logró. El portavoz terminará raudo su jornada para ponerse zapatillas,  polera y pasar a buscar a su pareja Millaray Viera. Pese a que tiene una polera de Mick Jagger en sus cajones, no la usará para el concierto porque dice que no le  gusta parecer Groupie. Así que ropa cómoda y a disfrutar del espectáculo.

Este será su tercera cita con la banda. Antes los vio en 1995 en su primer aterrizaje por Santiago, en aquel mítico concierto. Su segunda cita se dio años después en 1999 en Santiago de Compostela, España.  Vivía en Madrid y agarró un auto junto a un grupo de amigos para ir por el día para ver a una de sus bandas favoritas dentro de su ecléctico gusto musical.

Este será su tercera cita con la banda. Antes los vio en 1995 en su primer aterrizaje por Santiago, en aquel mítico concierto. Su segunda cita se dio años después en 1999 en Santiago de Compostela, España.  Vivía en Madrid y agarró un auto junto a un grupo de amigos para ir por el día para ver a una de sus bandas favoritas dentro de su ecléctico gusto musical. Eso sí, aclara, que no es de "los barras bravas rollinganos" que detestan a Los Beatles: "No soy de los que cree que uno debe dividir su afecto musical entre Los Beatles y los Rolling Stone. Me gustan los dos", enfatiza.

Por el concierto del 95 pocos recuerdo nítidos tiene, pero sí le viene a su cabeza el poco fervor que provocó esa gira: "El 95 no se generó la intensidad que generó éste de hoy día. Quizás porque recién veníamos saliendo de la dictadura y la gente estaba media aletargada, con poca costumbre en los conciertos", recuerda.

Sobre el estado actual del grupo británico Díaz con una amplia sonrisa en los labios lanza su gran deseo no muy convencido, eso sí, de que se pueda hacer realidad: "Yo quiero llegar a los 70 años como Mick Jaager.  Tengo una frase: "Somos los Rolling Stones y andamos de gira".

Al vocero le gusta ir a los conciertos en vivo, cada vez que el tiempo se lo permite. Sus últimos fueron Morrisey, Pulp y Blur. También a veces se arranca a tocatas más íntimas como La Batuta donde hace poco vio a unos de los últimos grupos que descubrió y que está dentro de su lista spotify : la banda uruguaya El Cuarteto de Nos.

"Millaray es mi educadora musical"

"Millaray es infinitamente más culta musicalmente que yo. Es mi gran educadora musical. Muchas bandas antiguas que he conocido ahora, las he conocido gracias a ella", confiesa abiertamente.  Para Díaz, su novia ha sido clave en ampliar su espectro musical que se pasea desde la ópera hasta el rock más duro de Metallica y Judas Priest. El vocero siente admiración por la gran sapiencia musical de su pareja.  La hija de Gervasio le regaló una tornamesa donde poco a poco ha ido acumulando vinilos. Aún son de comprar discos y la que decide qué escuchar es casi siempre Millaray: "Ella es mi verdadera instructora musical. Ella me  enseña, cuando vamos a comprar discos, me guía y me dice cuál tenemos que escuchar".

Esta noche podrán disfrutar juntos del concierto. Será la primera vez para la actriz-empresaria, pues la primera ocasión que tocaron en el Nacional "era muy… muy chica", dice Díaz. Irán los dos, solos. Donde esperan poder disfrutar de la energía que aún brindan los octogenarios músicos. "Hay que pasarlo bien, disfrutar el show y la música, cuando voy a un concierto, voy a divertirme",  recalca el vocero que esta noche se vestirá por unas horas de rockstar, para mañana volver a lucir traje, corbata y enfrentar los ácidos micrófonos de la prensa, ávidos de saber la opinión del gobierno sobre la coyuntura.