Desde hace un tiempo que la ciudadanía ha ido perdiendo su identificación con los partidos políticos existentes. Si bien es cierto que este fenómeno es bastante global, los datos para Chile muestran una tendencia inusualmente pronunciada. Tal y como reflejan las encuestas anuales de la Universidad Diego Portales (UDP), hacia el año 2005 aproximadamente la mitad de la población sentía que los partidos o coaliciones políticas no los representaban, mientras que hoy en día esta cifra es cercana al ochenta por ciento de la ciudadanía.

Debido a este tipo de datos y también producto de los recientes escándalos que han sacudido al país, se ha ido instalando la idea de una incipiente crisis de representación democrática en Chile. Sin embargo, los datos de la última encuesta de la UDP (2015) relativizan este argumento y muestran que en la actualidad los niveles de desafección respecto a las dos principales coaliciones políticas no son mayoritarias. Empleando una innovación metodológica en la encuesta, que permite distinguir a seguidores "duros", "simpatizantes" y "anti", se registra que sólo un 13% de los chilenos rechazan sistemáticamente a las dos coaliciones políticas tradicionales. Este reducido grupo de personas no votaría —bajo ninguna circunstancia— por candidatos de dichas alianzas partidistas a ningún cargo de elección popular y, por lo tanto, adhieren a la idea de "que se vayan todos". Mientras preguntas convencionales arrojan que más de dos tercios del electorado no se sienten representados por ninguna de las coaliciones tradicionales, en realidad gran parte de este grupo "sin representación" estaría dispuesto a votar por candidatos del establishment político.

La definición de identidades políticas que proponemos no considera la pregunta sobre simpatía por determinada coalición política o partido político, sino que indaga en la intención de voto en tres escenarios electorales: alcaldía, Cámara de Diputados y Cámara de Senadores. Nuestro criterio para caracterizar a los encuestados en diferentes identidades políticas ("duros", "simpatizantes" y "anti") es bastante exigente porque requiere verificar sus respuestas en tres preguntas sobre intención de voto.

A partir de las respuestas a estas preguntas, todo indica que al día de hoy el malestar existente en contra de la clase política no se está traduciendo en una intención de voto que favorezca a candidatos de corte populista. Ahora bien, también es cierto que hasta ahora no se han posicionado en la esfera pública líderes antisistema de forma exitosa y que todavía faltan 24 meses para las elecciones presidenciales. La inclusión de estas preguntas en futuras encuestas nos ayudaría a saber si se abre un espacio o no para que irrumpan candidatos populistas en Chile. Más allá de esto, a continuación presentamos el peso relativo y características de los siete grupos que nos permite identificar la última encuesta UDP.

Los "que se vayan todos" (13%)*

Se trata de quienes rechazan sistemáticamente la posibilidad de votar por algún candidato de las principales coaliciones para algún cargo de elección popular. En otras palabras, son quienes definitivamente no votarían por candidatos ni de la Alianza por Chile ni de la Nueva Mayoría para alcalde, diputado y senador.

Este grupo resulta ser particularmente peligroso para la estabilidad del sistema democrático, ya que su descontento se traduce en potencial apoyo a candidatos de corte populista. Se trata de personas que tienden a carecer de posición política (78% dice no sentirse representado en el eje izquierda/derecha), son más proclives a indicar a la corrupción como el principal problema del país y favorecen que se debe hacer una nueva Constitución (60%). Asimismo, tienden a ser indiferentes respecto a si el tipo de gobierno existente es democrático o no y los menores de 45 años están sobrerrepresentados en este grupo.

Ningún candidato presidencial les convence (25% no votaría por ninguno), pero tanto Franco Parisi como Leonardo Farkas obtienen mayores apoyos en comparación con otros grupos.

Los duros de la Nueva Mayoría (8%)

Son los electores más leales a la Nueva Mayoría. Se trata de quienes definitivamente sí votarían por candidatos de la Nueva Mayoría para alcalde, diputado y senador. Este segmento está sobrerrepresentado entre los mayores de 45 de años así como también entre las personas de clase media y clase media baja (49% dice ganar entre 150 mil y 500 mil pesos mensuales).

Son mayoritariamente de izquierda (48%) y están a favor de una nueva Constitución (48%) o al menos de una reforma constitucional (39%). Quienes están en este grupo tienden a ser optimistas respecto al futuro económico del país y prefieren como candidato presidencial tanto a Ricardo Lagos (18%) como a Marco Enríquez-Ominami (15%).

Los simpatizantes de la Nueva Mayoría (23%)

Son los que consideran a la Nueva Mayoría como el "mal menor". Se trata de quienes probablemente sí votarían por candidatos de la Nueva Mayoría para alcalde, diputado y senador. Este segmento está sobrerrepresentado entre quienes pertenecen a la clase media y media-alta (la mitad dice ganar entre 200 mil y 1 millón de pesos mensuales).

Tienden a identificarse como de centro (18%) e izquierda (23%), pero sobre todo se sienten como ganadores del desarrollo económico del país (52%). Son más sensibles a la desigualdad y la educación como problemas relevantes para el país. Tienden a ser optimistas respecto al futuro económico del país y prefieren un gobierno democrático a cualquier otra forma de gobierno (61%).

Entre ellos, Marco Enríquez-Ominami y Sebastián Piñera son los candidatos presidenciales preferidos (ambos con 12% en este segmento), aunque seguidos muy de cerca por Ricardo Lagos (10%).

Los anti-Nueva Mayoría (22%)

Son los que rechazan sistemáticamente a los representantes de la Nueva Mayoría, es decir, no votarían por candidatos de la Nueva Mayoría bajo ninguna circunstancia. Este segmento representa el espejo de los dos grupos anteriores. Quienes se definen de derecha duplican su proporción respecto al total de la población (15%), aunque la mayoría no se identifica con ninguna ideología (66%). Apoyan mayoritariamente una nueva Constitución (51%) y no apoyan a la democracia tanto como otros grupos (44%).

Se perciben sobre todo como perdedores del desarrollo económico (55%) y son más sensibles a la educación y a la corrupción como problemas relevantes del país. Entre estos individuos, Parisi duplica su apoyo nacional (4%), pero Sebastián Piñera aparece como el favorito del grupo (20%).

Los duros de la Alianza (5%)

Es el electorado más leal de la Alianza. Se trata de quienes indican que definitivamente sí votarían disciplinadamente por candidatos de la Alianza por Chile para alcalde, diputado y senador.

En este grupo el segmento socioeconómico ABC1 pesa cuatro veces más que en el promedio de la encuesta y las personas mayores de 65 años están sobrerrepresentadas. Son individuos que tienden a percibirse como perdedores del desarrollo económico del país (57%).

Entre ellos se duplican tanto quienes consideran que a veces un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático (29%) como quienes creen que se debe mantener la Constitución actual (18%).

A su vez, son pesimistas respecto al futuro económico del país y su candidato presidencial predilecto es Sebastián Piñera (49%).

Los simpatizantes de la Alianza (19%)

Son quienes consideran a la Alianza como el "mal menor". Se trata de aquellas personas que señalan que probablemente sí votarían por candidatos de la Alianza por Chile para alcalde, diputado y senador. Este grupo de la población está sobrerrepresentado en la clase media-alta (39% declara ganar entre 300 mil y 1 millón de pesos mensuales), entre ellos aumenta casi en tres veces quienes se consideran de derecha (19%) y casi la mitad se perciben como ganadores del desarrollo económico del país (49%).

Una mayoría de este grupo es de la opinión que se debe reformar la Constitución actual (41%), aunque también aumentan entre ellos quienes creen que debe mantenerse la actual carta magna (10%). Tienden a ser pesimistas respecto al futuro económico del país y su candidato presidencial predilecto es Sebastián Piñera (24%).

Los anti-Alianza (26%)

Son quienes rechazan sistemáticamente a la Alianza. Se trata de personas que definitivamente no votarían por candidatos de la Alianza por Chile para alcalde, diputado y senador. Acá están sobrerrepresentados los individuos de clase baja, quienes se definen más bien de izquierda, y quienes consideran que el problema central del país es tanto la corrupción como las pensiones. Son de la opinión mayoritaria que se debe hacer una nueva Constitución (58%), y prefieren un gobierno democrático a cualquier otra forma de gobierno (58%).

Quienes están en este grupo tienden a ser optimistas respecto al futuro económico del país, y sus candidatos presidenciales preferidos son tanto Marco Enríquez-Ominami (14%) como Ricardo Lagos (8%), aunque la mayoría no sabe o no contesta (31%).