Jesuita entre mapuches

Juan Eduardo Fuenzalida, uno de los sacerdotes que dejaron el mundo para internarse a vivir en tirúa, analiza la visita del Papa a la Araucanía.




La Compañía de Jesús arribó a Tirúa (Arauco) el año 2000. La familia Huenuman Antivil les cedió un pedazo de tierra. Allí construyeron una casa donde viven tres sacerdotes. Desde la época de la Colonia que los jesuitas no entraban a esta tierra. Se instalaron allí para compartir la vida y ser puente. El cura Fuenzalida (44), ex estudiante del Colegio San Ignacio, arribó el 2012 para nunca más emigrar. "No somos una presencia expansiva al estilo de las misiones tradicionales. El objetivo es evangelizar y ser también un rostro de Dios entre nuestros hermanos", dice. La llegada fue con una pesada herencia: la cruz y la espada de aquellas batallas de la frontera. "Se sintieron escuchados por nosotros. Fueron muy generosos, tenían razones para rechazarnos. Les han quitado sus tierras a lo largo de la historia".

—¿El pueblo mapuche espera algún mensaje del Papa Francisco para La Araucanía?

—Yo espero que, como pastor de la Iglesia Católica, el Papa diga una palabra sobre la realidad de esta tierra. Hay que tener cuidado de pensar que va a venir con palabras mágicas. No es ningún mago y este momento de la Iglesia y la sociedad es muy distinto al de la venida de Juan Pablo II en 1987. Es una Iglesia que ha cambiado, que tiene otro lugar en la sociedad. Hay que tener cuidado en pensar: "Espero que el Papa venga a solucionar los problemas". Yo no espero. Apreciaría una palabra, un gesto. Quizá que diga una palabra sobre un territorio conflictivo. Que promueva la paz, que es algo que todos buscamos. Esa paz, sin embargo, tiene un modo. La paz requiere de la justicia.

—¿Qué gesto?

—Es difícil encontrarnos con el pastor de la Iglesia universal tan poco rato en Temuco. La relación con el pueblo mapuche requiere llegar, saludar, sentarnos al lado del fuego, tomarnos unos mates y empezar a conversar. El reconocimiento requiere tiempo. Es complicada una visita en un contexto específico. El Papa llega a un lugar con otro ritmo. La relación aquí no se maneja con el reloj. Los hermanos mapuches nos han ayudado. Estamos felices de caminar juntos, pero no revueltos. No estamos aquí para hacer más bautizos y que la gente vaya a nuestras iglesias.

—¿Es posible comparar la visita pasada del Papa Juan Pablo II en dictadura, con esta a la Araucanía?

—Espero que el Papa nos ayude a mirar nuestra vida y los problemas de convivencia. Parte de la solución es comenzar por reconocerlos.

—Les cuesta confiar a las comunidades mapuches...

—Se toman su tiempo. Les hemos enseñado que, para nosotros, la palabra no tiene valor. Decimos cosas que no cumplimos. Se les hace difícil creer.

—¿Cree que las comunidades tienen algún tipo de expectativa de la venida de Francisco?

— Hay diversidad de expectativas dentro del mundo mapuche. Me imagino que el Papa será importante para el católico mapuche, pero hay mapuches de otras religiones a los que supongo que les importa menos.

—¿Prevé protestas de algunos sectores mapuches delante del Papa?

—Espero que haya expresiones populares de la realidad y no sólo de la mapuche. Es parte de la realidad que se vive en la Iglesia y la sociedad y eso se tiene que mostrar. La actual es una sociedad que está más acostumbrada a la participación. Me imagino que con el Papa aparecerán pancartas, gritos, cantos, habrá presencia de personas intentando mostrar su mensaje.

Cuando hablo del tema mapuche, hablo del problema de la tierra, de la presencia invasiva de las forestales que nos tienen secos, sin agua, de la falta de lluvia, de las plantaciones de especies exógenas, como eucaliptos y pinos, y sus consecuencias. La venida del Papa será una oportunidad para la expresión.

—¿Qué se podrá esperar de la pasada del Papa por Temuco en La Araucanía?

—Es renovar el mensaje que ya hemos escuchado del Papa. Sus encíclicas del cuidado de la tierra común, de la casa comunitaria. Allí los pueblos originarios tienen mucho que enseñarnos y les debemos reconocimiento y respeto.

En Temuco va a haber una rogativa al inicio que van a liderar mapuches de distintas comunas. Y yo me digo ¿qué es lo que vamos a ver ahí? y ¿qué es lo que se le va a ofrecer al Papa? Estará la instancia desde la religión mapuche de poder hacer oración también. Existirán desafíos para el Papa, para nosotros y para la prensa. ¿Cómo leemos eso? ¿Van a ser unos mapuches vestidos con sus trajes típicos que aparecerán sólo para tomar una linda foto? o ¿vamos a reconocer una expresión de un pueblo que también quiere ser escuchado ?

—¿Qué se viene con el Papa entonces?

—Es el encuentro en una tierra que además está conflictuada. En el lugar de donde va a ser la misa en Temuco, Maquehue, al parecer ocurrieron violaciones a los derechos humanos. Es una tierra que está reclamada por la usurpación por parte de comunidades desde hace años.

—Tan conflictuado como fue el Estadio Nacional cuando vino Juan Pablo II...

—Bien conflictuado.

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