Hace un mes, la banda Eagles of Death Metal se presentaba en el teatro parisino Le Bataclan. Comenzaba la noche. La gente concurría a los bares y a los cafés y se preparaba para el fin de semana.
Lo que se presupuestaba como un viernes más, sin embargo, se vio alterado. La mano del Estado Islámico llegó a Francia —uno de los países que ha desplegado sus fuerzas en contra de ISIS—, y dejó 130 víctimas.
Esa noche, Javier Nart (representante español ante el Parlamento Europeo) estaba de viaje. Los recuerdos se le tornan difusos, dice, pero sí detalla que estaba revisando internet en su teléfono, cuando dio de lleno con la noticia del atentado a París.
Nart no pudo evitar rememorar los hechos que él había vivido apenas cinco días antes de la tragedia que enlutó a Europa. El eurodiputado español de 68 años que estaba de viaje recorriendo Irak, fue emboscado en su convoy y atacado "a punta de mortero" por fuerzas de ISIS.
Hasta ahora, no ha contado en detalle el relato de esos minutos de terror. Aduce que "son cosas personales" y que no buscaba "el hacer un espectáculo del señor diputado, que fue ahí y le pegaron un bombazo". Pese a ello, accede a conversar con Qué Pasa, para dar una dura crítica a cómo se está "no manejando" la escena internacional, a semanas del atentado.
En tierra de nadie
No era la primera vez que armaba la maleta y se lanzaba a recorrer Medio Oriente. Javier Nart, antes de dedicarse de lleno a su labor política en el Parlamento Europeo, estuvo más de veinte años desempeñándose como corresponsal de guerra por África, Palestina, Nicaragua e Irak, entre otros, que retrató en una serie de libros.
Por lo mismo, cuenta que en este viaje que casi le cuesta la vida, no hubo planificación especial y, tampoco, le contó mucho a sus cercanos del vuelo cuyo objetivo era conocer la realidad de Irak, su población civil y las tropas, en medio del revulso clima que se ha instalado por la acción del Estado Islámico.
"Me contacté con la representación del Kurdistán y con la embajada de Irak y les dije que quería ir para allá. Se quedaron un tanto sorprendidos, pero la razón de ir al frente es porque ahí es cuando entiendes las cosas, cuando te sientas con los soldados, cuando comes con ellos, cuando duermes con ellos, y entonces dejas de ser un político, para ser uno más en el frente", explica.
A principios de noviembre, el parlamentario europeo viajó hasta el frente de Kirkuk, en el Kurdistán. Ahí fue recibido por el ejército kurdo, los Peshmerga. En compañía de algunos de ellos emprendió rumbo por tierra al frente de Bagdad situado a unos 250 kilómetros al extremo norte. Dos camionetas Toyota conducían al congresista y sus acompañantes por un camino que mezcla montañas y terrenos escarpados. El recorrido iba sin mayores contratiempos, hasta que se desviaron en la ruta y se aproximaron a la refinería de petróleo de Baiji, "que está en zona de pérdida y captura con cierta frecuencia".
"Pasábamos al lado de una montaña, que yo no sabía que estaba controlada por el Estado Islámico, y nos vieron desde ahí arriba. Íbamos a la línea primera de frente, pero la pasamos y no nos advirtieron. Manejamos como medio kilómetro. Estábamos en tierra de nadie", relata.
Nart cuenta que, en ese momento los milicianos chiítas con los que iba, se vieron sorprendidos por fuerzas del Estado Islámico, en una emboscada ante la cual tuvieron pocos minutos para reaccionar. Les dispararon con morteros. Tras la confusión y el impacto inicial, lograron salir de los vehículos y escapar con vida.
— Si hubieran sabido que en ese convoy viajaba un eurodiputado, lo podrían haber tomado de rehén
— No, lo que pensaban es que éramos diez imbéciles en dos coches. Si hubiera sido ellos habría dejado que pasara el vehículo, porque íbamos directo. Estábamos a 200, 300 metros de ellos. y creo que se equivocó el estado islámico, porque si nos dejan seguir, nos cogen enteros.
En ese momento sólo pensé dos cosas: que podía morir, eso te produce terror, asumes después que te vas a morir y eso te da una gran tranquilidad. Cuando estás cierto de que te matan, eso te produce una especie de endorfina o tranquilizante, y asumes la muerte de manera muy plácida.
Los mexicanos dicen que 'morirse es un ratito nada más', el problema es que tuve después un chispazo: ¿y si me cogen vivo? Y ahí me volvió otra vez el terror. El tema es dominar el pánico, manteniendo el miedo. El que diga que no tiene miedo o miente o es un imbécil.
— ¿Piensa volver algún día a Irak?
— Pues claro, lo he hecho toda mi vida, he sido corresponsal de guerra durante 25 años, no porque adore la guerra. La guerra es una barbarie y precisamente porque la conozco, la aborrezco. Las personas que tienen esa especie de impulso, la adrenalina, eso me parece una frivolidad, porque la vida que tenemos es la que tenemos y no es para jugársela. Es importante conocer lo que ocurre, y si tengo la responsabilidad de ser diputado del Parlamento Europeo, no es para jugarme la vida, evidentemente, pero sí para conocer las cosas y, por tanto, dar criterios y no simplemente leer informes.
"La lucha contra ISIS, en los últimos veinte meses, es mentira"
El español cuestiona las declaraciones de las autoridades, respecto del combate del Estado Islámicos y sus redes. "En Medio Oriente, en los últimos veinte meses, la coalición internacional ha contenido el horror, pero no ha cambiado ninguna constante sobre el terreno. Sobre todo, cuando el Estado Islámico es extremadamente frágil y golpeando su logística, lo dejas convertido en una cosa muy pequeña. Para acabar con un enemigo se pueden hacer dos cosas: lucha contra él o dejarle sin bebida ni comida. Se va a morir solo", afirma.
"Por otra parte: ya se pueden bombardear los camiones, ya los están bombardeando. Y yo pregunto: ¿por qué antes no y ahora sí? Pues porque hay 130 muertos de primera categoría, que son muertos europeos, pero cuando los muertos son árabes, son muertos de segunda".
— ¿Cómo se ve el diagnóstico en el Parlamento Europeo?
— Pues con una gigantesca marea, en ocasiones profundamente frustrante, de filosofía y metafísica. Pero cuando tú hablas con los combatientes en la primera línea, yo entiendo que para ir y conocer de ciertos lugares hay que estar con ellos y compartir ciertas cosas. Medio oriente es un lugar my subjetivo y necesitas tocar la realidad para entenderla, no la puedes leer, que es lo que muchas veces sucede.
Grandísimos expertos de salón, que supongo que escribirán un tratado doctoral maravilloso, pero que no tiene nada que ver con la realidad.
Paris no va a ser un acontecimiento único. Va a haber otros países y ante ello, tenemos que asumir, armarnos moralmente, asumir las frustraciones y el dolor y no cambiar nuestras constantes y no producir la barbarie de Estados Unidos con el acta patriótica.
— Ante este ataque se ha reabierto el debate por las libertades personales frente a la seguridad, y se habla de impulsar medidas como el cierre de las fronteras. ¿Qué le parece?
— Eso no es una restricción de la libertad. Eso es establecer criterios de seguridad correctisimos y no se trata de cerrar las fronteras, las fronteras están abiertas, uno entra y sale, no hay ningún problema. Lo que hay es un mayor control, porque hasta hora hemos tenido un criterio de un budismo estúpido y lo normal es que si yo entro en tu casa, sepas quién soy yo. O sea...tendrás primero que aceptar que entres a tu casa, ¿Puedo entrar en Chile sin aceptar mi pasaporte? Esto no es control de fronteras.
Europa es un milagro, un ejemplo incompleto y con imperfecciones. Mi título me permite ejercer sin problemas en cualquier país, hemos creado con muchas imperfecciones, pero tenemos un milagro, que es la Europa en paz.