El primer golpe estelar lo dio el astrofísico de la Universidad Católica Leopoldo Infante, quien dio a conocer, junto al equipo internacional con el que opera en el telescopio VLT de ESO en cerro Paranal, el descubrimiento de 22 galaxias nuevas, que en realidad son importantes por lo contrario: por ser viejas. Combinando las mediciones desde el cerro con otras del telescopio espacial Hubble, el equipo descubrió un grupo de galaxias antiguas, que emitieron luz durante los primeros 800 millones de años del universo, que tiene 13 mil. Para llegar a ellas —una es la menos luminosa observada a esa distancia— se valieron de telescopios gravitacionales naturales, cúmulos de materia en el espacio que usaron como lupas, multiplicando emisiones de luz demasiado lejanas para ser observadas.
En paralelo, otro equipo internacional, liderado por los investigadores de la UC Roberto Muñoz, Paul Eigenthaler y Thomas Puzia, publicaron en la revista The Astrophysical Journal Letters el hallazgo de 158 galaxias enanas en el centro del cúmulo de Fornax, a 62 millones de años luz de la Vía Láctea. Las mediciones, que dan nuevas pistas para estudiar la formación de estas estructuras celestes, fueron hechas por el Dark Energy Camera, instalado en uno de los telescopios del Observatorio Interamericano de Cerro Tololo.