La terraza en altura, parte de la casa familiar de sus dueños, ayuda: desde allí se mira hacia un jardín más bien frondoso, y también hacia uno de los bordes de la ciudad de Casablanca, salpicado por el secano y algunos viñedos. La postal suburbana funciona, hace juego con la sencillez del ambiente, sobre todo frente al tinte ampuloso de los restaurantes de viñas cercanas. Al plato es lo contrario: sus montajes lucen combinaciones llamativas, cortes pequeños y ordenados; color, florcitas mediante. Funciona desde lo estético.
Hasta ahí todo bien. Pero en sabor no anduvo mucho, en comparación con golosas experiencias anteriores. El nivel de la palometa a la plancha, protagonista del Pescado del día ($ 9.900), estuvo bien; el problema se manifestó en un puré de arvejas y habas deslavado y falto de suavidad, que no pudo equilibrar la acidez del encurtido de cebollas, camuflado entre la carne y la guarnición. Mejor estuvo el guiso de mote al queso parmesano, blando, cremoso y con chispazos agradables de sazón, acompañando a la Plateada de la casa ($ 9.900) blanda en exceso y, por lo tanto, suelta al gusto. De postre la torta de hojarasca con mermelada, helado de vainilla y manjar de la casa, de refinamientos atascados por la dureza de la congelación: mejor esperar un par de minutos de reposo antes de llevarla a la mesa.
Si se suma a la entrada una "invitación" forzada a probar una serie de mermeladas de la casa (¿Y si ponen una vitrina con productos?) y un servicio cordial, pero un poco atarantado en detalles como el llenado de copas y la entrega de platos, el ambiente se torna desprolijo; poco amable, a fin de cuentas, para una tarde otoñal. Sin ser un desastre ni mucho menos, al parecer las energías del negocio están en el otro Macerado, en Algarrobo. Quizá sea mejor migrar hacia la costa o a otro lado buscando más enjundia y corrección; porque no es el único lugar de la zona donde hay turbulencias al plato. Muchos sitios, sobre todo asociados a las viñas, son un remedo de calidad en comparación con hace un par de años.
Casablanca cotiza a la baja en materia culinaria.