"La vida no es broma, hay algo más que comer y llorar", grita Victoria Ruiz, mientras arrastra una doble erre en ese "llorar". Es el comienzo de "Poder elegir", canción del disco La cultura de la basura (1987) de Los Prisioneros, pero los que la tocan son un conjunto de Providence, Rhode Island, la banda "más excitante del punk de Estados Unidos", según Rolling Stone. Downtown Boys es la prueba de que el grupo de González, Narea y Tapia trascendió las fronteras del español, y en el caso del guitarrista, Joey DeFrancesco, su música fue un motor: antes de grabar un video que se viralizó por el mundo en 2011 —llamado Joey quits, en el que renuncia a su trabajo con una fanfarria en vivo—, el músico escuchó "Poder elegir", canción que le dio el coraje para hacer semejante performance.
Full communism, su disco debut, es un bombazo duro, una "fiesta punk bilingüe y de política con baile" que remite a la vieja escuela del género y, en particular, a ese punk con saxo de la legendaria banda inglesa X-Ray Spex, cuya vocalista, Poly Styrene, parece reencarnada en Victoria Ruiz: su canto, al igual que el de Styrene, es un grito desatado, estridente y visceral que inflama letras y melodías furiosas.
El sonido de Downtown Boys es urgente y contestatario: cuando Ruiz canta sobre represión policial, multinacionales o racismo, es imposible no pensar en las letras cáusticas de la banda hardcore estadounidense Los Crudos o de Los Prisioneros. "Fueron tan políticamente explícitos mientras hacían música tan pegajosa e innovadora —dice DeFrancesco sobre los sanmiguelinos—. Han sido una de nuestras influencias más grandes". Tanto así, que la mejor frase para definir a Downtown Boys está en la letra de "Poder elegir": "Reclamar y pelear, obligar y dejar de llorar".
"Full Communism", de Downtown Boys.