Un 24% de las universidades no tienen acreditación institucional. De los 59 planteles que existen en el país, hay 14 que al 30 de noviembre no contaban con la certificación que otorga la Comisión Nacional de Acreditación (CNA). Se trata de las universidades de Aconcagua, de Artes, Ciencias y Comunicación; de Arte y Ciencias Sociales, Bolivariana, Chileno-Británica de Cultura, de Las Américas, Gabriela Mistral, Iberoamericana de Ciencias y Tecnología, La República, Miguel de Cervantes, Pedro de Valdivia, Los Leones, SEK y UCINF. Según los datos que registra el SIES para este 2015, en sus aulas se educan 71 mil alumnos, es decir, un 11% de la matrícula universitaria, la que este año bordeó los 646 mil alumnos.

En términos prácticos, no contar con la acreditación implica que los alumnos que ingresen a estas universidades no podrán acceder a las becas o créditos estatales, pues estos beneficios sólo se entregan a estudiantes de instituciones acreditadas.

¿Qué es la acreditación institucional?

Es un proceso voluntario al que se someten las instituciones de educación superior, como también los programas de pregrado y posgrado, para contar con una certificación de calidad. Dos son las áreas obligatorias: docencia de pregrado, factor que legitima la calidad en la función de los propósitos declarados y los criterios establecidos por las respectivas comunidades académicas; y gestión institucional, aspecto que certifica el cumplimiento del proyecto de la institución y los mecanismos de autorregulación y de aseguramiento de la calidad. La acreditación va de 2 a 7 años; una vez expirada, todas las universidades deben someterse a la reacreditación.

Para ingresar al ranking que elabora Qué Pasa, los planteles deben contar con acreditación institucional, de ahí que sólo sean 43 las casas de estudio medidas. De los cuatro factores considerados en el Ranking de calidad de la gestión, el que más pesa es el número de años otorgados en la acreditación institucional.

La distinción por siete años la ostentan la PUC y la U. de Chile, mientras que la U. del Pacífico es la única que cuenta con dos años, el periodo mínimo de acreditación.

El número de alumnos por jornadas completas equivalentes (JCE) es el segundo indicador considerado. Esta medida permite estandarizar la carga académica de un profesor y no otorgar el mismo valor a los profesores full time que a los que trabajan por hora. Según los datos del SIES, las tres universidades que presentan el menor número de alumnos por JCE son la de los Andes, con 13,2 estudiantes, la Católica (14,2) y la Austral (14,3). Si bien son los mismos planteles que lideraban en 2014 este indicador, los registros dan cuenta que han disminuido el número de alumnos por cada JCE. En el otro extremo se encuentran las universidades Arturo Prat y Alberto Hurtado, con 37 y 33,8 alumnos por JCE. Mientras la Arturo Prat disminuyó en tres alumnos por JCE con respecto a 2014, la Alberto Hurtado aumentó en cinco.

Los principales motivos de la deserción en pregrado se relacionan con problemas socioeconómicos, crisis en la orientación vocacional y un rendimiento académico insuficiente. Es por eso que la capacidad de retención de los alumnos es el tercer indicador considerado. Destaca la U. de los Andes, que presenta el índice más alto: 86% de sus alumnos permanecen después del segundo año. A ella, le siguen la U. Católica del Maule (80%) y la del Bío-Bío, PUC y Adolfo Ibáñez que registran una retención del 79%.

El cuarto factor mide la coherencia entre el tiempo establecido que duren los programas y lo que tarda un alumno en titularse. Este es encabezado por la U. Católica Silva Henríquez, la que presenta en promedio 1,7 semestres de diferencia entre la duración formal y la duración real; en tanto la UTEM, al igual que el año pasado, es la que registra la mayor brecha: seis semestres.