"La verdad no es la verdad, sino lo que uno puede probar", dice uno de los personajes de Aquí no ha pasado nada, película del chileno Alejandro Fernández (Matar a un hombre, premio especial del Jurado en Sundance 2014) que se estrenó el 23 de enero en el mismo festival donde ganó hace dos años, y que a Chile llegará a finales de abril.
Es que la justicia, ese concepto derivado de otro tan subjetivo como la verdad, es la gran obsesión de Fernández. Matar a un hombre, su película anterior, intentaba descifrar el mismo término; trataba de un hombre que, dada su situación económica, decidía hacer justicia por sus propias manos.
Un tipo a merced de las instituciones, sin posibilidad de defensa.
Luego del éxito, decidió crear una trilogía con la que seguir desarrollando su obsesión. "Ahora quería mostrar el otro lado de la moneda; donde la justicia se ejerce a partir del poder, del dinero y de la justicia para los ricos", explica desde Park City, Utah, donde se desarrolla el festival.
Fernández cuenta que lo que una de las cosas que le interesa desarrollar es cómo en los juicios lo que se contrapone son las percepciones de realidad de los involucrados. "Me parece que en el mundo judicial, no existe una cancha nivelada. En Chile, si la fiscalía o la defensoría está representando a una persona pobre versus alguien que tiene dinero para pagar pericias, expertos, para poner en duda esa visión de la realidad del oponente".
La película —protagonizada por Agustín Silva, Alejandro Goic, Paulina García y Luis Gnecco— ha generado interés en Chile, sobre todo, debido a que su director ha admitido abiertamente que está basada en el caso de Martín Larraín, quien fuera absuelto de atropellar, huir y no prestar ayuda a Hernán Canales en septiembre de 2013, aun cuando dos de sus amigos fueron condenados por obstrucción a la justicia.
— ¿Qué te motivó a hacer una película basada en este caso?
— La idea de hacer la película partió con el fallo del segundo juicio, que absolvió a Larraín de toda culpa, aunque terminó con sus dos amigos que iban en el auto procesados por encubrimiento. Parte de esta indignación que uno siente con estos casos, que son tan flagrantes, donde se nota tanto la acción de fuerzas que no tienen que ver con la justicia sino con los intereses económicos operando sobre la sociedad. A partir de esa indignación, que por supuesto primero volcamos en las redes sociales, viene un momento de reflexión donde se nos ocurre darle un trato cinematográfico.
—¿Cuándo la rodaste? ¿Dónde?
La película se rodó durante las últimas dos semanas de abril. Fueron diez días entre Zapallar, Cachagua y La Ligua e intenta mostrar ese mundo: la playa, las grandes fiestas, las mansiones, el dinero antiguo y los nuevos ricos.
—¿Tuviste problemas para grabarla?
Los problemas que tuvimos se trataron de que mucha gente sabía la película que estábamos haciendo, y como teníamos tan poco presupuesto, tuvimos que andar un poco a la guerrilla. Hubo varios rodajes interrumpidos, debimos dejar locaciones antes de tiempo. Pero las tomamos como otro desafío más dentro de la producción, y fue eso lo que nos hizo involucrarnos a todos de manera más personal.
—¿No recibiste presiones para no hacerla?
No, nunca. Lo que pasa en Chile es que muchas veces uno tiene miedo de hacer cosas pensando que recibirá una especie de sanción por parte de las personas involucradas. Estamos en una etapa donde, creo, la censura ya no existe. Lo que existe es una especie de autocensura, no querer tratar temas, no querer hablar de ciertas cosas y de cierta gente. Tenemos que perder el miedo a hablar sobre gente que antes no se tocaba, de temas que parecían estar prohibidos.
—Te asesoraste con un abogado para escribirla. ¿Cuál fue su rol específico?
Sí, la película la escribimos con Jerónimo Rodríguez, guionista y cineasta que también estudió derecho. Lo que hicimos, y que nos tomó mucho tiempo dentro del poco que tuvimos para desarrollarla, fue hacer el caso legal. Que fuera un caso plausible, preciso respecto a lo que ocurrió, real. Para eso nos juntamos varias veces con defensores públicos, con fiscales.
—¿Cómo fue el recibimiento en Sundance?
Muy bueno, de hecho en la primera función quedó harta gente fuera de la sala. Lo que se da es que salen muy enojados de la función, con rabia, preguntándose por qué el sistema funciona así, por qué los personajes se comportan de esa forma. Ha sido súper buena la respuesta. No solo de los profesionales de cine, sino también de la gente común y corriente que la ha visto.
Lo que viene ahora para Aquí no ha pasado nada, es presentarse en el festival de Berlín y seguir con el circuito de festivales que Fernández, espera, termine con el estreno en Chile de la película. Por su parte, trabaja en la tercera parte de esta trilogía sobre la justicia. Por el momento, se llamará Hierro y tratará sobre la lucha de las empresas mineras y forestales con los defensores ambientales en el sur de Chile. Además, trabaja en dos proyectos en inglés con los que intenta meterse de lleno en ese mercado. Uno de ciencia ficción, sobre el fin del mundo en la Patagonia, y un western contemporáneo protagonizado por actores estadounidenses.
Revisa a continuación el trailer: