El más conservador de los deportes populares se ha decidido por la mayor revolución en sus 153 años de historia. El 5 de marzo, la International Football Association Board (IFAB) , el organismo que vela por el reglamento del fútbol, anunció que permitirá la utilización de la tecnología para desafiar decisiones arbitrales.

Se trata del cierre de una discusión de larga data, que ya tenía una señal de avance con la incorporación del software Goal Line, que señala si la pelota traspasó la línea de gol, que se aplicó en el Mundial de Brasil 2014 y que hoy se utiliza en la Premier League, la Bundesliga y la Ligue 1 y la Serie A.

Ahora el asunto va mucho más en grande. Promete ocupar sistemas computacionales en las circunstancias de goles, penales, tarjetas rojas y confusión de identidades en una expulsión.

El nuevo presidente de la FIFA, Gianni Infantino, recibió la noticia con entusiasmo, pese a que cuando era secretario de la UEFA, el organismo europeo, se manifestó siempre en contra. "Hemos tomado una decisión realmente histórica. La FIFA y la Board dirigen el debate y no descansan. Hemos escuchado a los aficionados, a los jugadores, al fútbol", dijo.

El arribo definitivo depende de muchos estudios, donde el examen principal será que no afecte el ritmo del juego. La idea es que esté en funciones para la temporada 2017-2018.

Alemania es uno de los que hace rato vienen manifestando su interés de ponerlo en práctica. En febrero, incluso, la Federación se mostró dispuesta a convertirse en uno de los laboratorios de pruebas que se elegirán en los próximos meses.

Claro que quienes llevan la delantera en el proceso no son los germanos, sino que sus vecinos de Holanda, que desde 2014 vienen haciendo un fuerte lobby para promover el cambio y su tecnología, incluyendo citas con las federaciones de Gales, Escocia, Irlanda e Inglaterra, las naciones participantes en la International Board, además de la FIFA.

Al programa se le conoce como "Refereeing 2.0" (algo así como "Arbitrando 2.0"), que opera fuera del estadio en un vehículo acondicionado con pantallas de televisión que les muestran los distintos ángulos del partido a dos jueces, quienes analizan si la sentencia dictada sobre una jugada es la correcta o no.

En los test realizados a más de una treintena de encuentros, considerados extraoficiales porque no se produjo contacto con el juez central, se estableció que en un choque se producen dos o tres eventos considerados cruciales, cuyo estudio se lleva a cabo en entre cinco y 20 segundos, lo que aseguraría no cortar el ritmo de los partidos. Esa fue la gran diferencia que le vio la International Board para abrazar a "Refereeing 2.0" por sobre el proyecto colombiano "Monitor Referee", un poco más engorroso, porque incluía 30 segundos para que el técnico de un equipo decidiera impugnar una situación y otros 90 para revisarla.

Con la implementación, el fútbol dejará atrás una de las máximas que más han defendido los románticos: que el deporte sea el mismo en Wembley que en una cancha de tierra al final del mundo. Los costos harán inviable equiparar el mundo profesional con el aficionado, aun cuando se cree que será muchísimo más barato que el gasto que supone incorporar la vigente tecnología en la línea de gol, calculada en cerca de 180 millones de pesos (US$ 260 mil), lo que debería permitir una incorporación masiva mucho más veloz.

Algunos de los críticos creen que los árbitros serán los principales opositores de la medida, dado que pondrá de manifiesto sus equivocaciones. Sin embargo, el inglés Howard Webb, el referí de la final de Sudáfrica 2010, defiende el avance. "Esperemos que así se eviten los errores y consigamos subir la precisión en los grandes cobros de un 70 a un 90 por ciento", expuso en una columna en The Times.

Como sucedió con el básquetbol, el fútbol americano y el tenis, entre otros, la tecnología llega al fútbol para quedarse. No faltará el opositor recalcitrante que lamente perder el folclor del error arbitral, como si realmente ningún club, jugador, hincha y dirigente prefiriera mantenerlo como una anécdota cualquiera y no cambiar ese fallo en contra que lo ha perseguido toda la vida.