Las condiciones geográficas en las que se encuentra Chile lo convierten en un territorio altamente sísmico, con más de 20 temblores sobre magnitud 3.0 diarios, según el Centro Sismológico Nacional, siendo un tema históricamente ligado a la realidad nacional.
Sin embargo, en la memoria colectiva se encuentran aquellos eventos que, con magnitudes mucho mayores a las que protagonizan la jornada diaria, han significado una emergencia, con algunos terremotos pudiendo traer un posterior tsunami.
Ambas amenazas fueron el foco central de un reciente seminario que reunió a autoridades y expertos, bajo el título de Preparándonos para el próximo gran terremoto y tsunami en Chile Metropolitano: Avances de la ciencia, la institucionalidad y la comunidad.
La actividad fue organizada por el Servicio de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred), el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA), el Centro Sismológico Nacional (CSN) y el Núcleo Milenio CYCLO, asociado a la Universidad Austral, Universidad de Concepción y la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Uno de los expositores, Marco Cisternas, investigador del Núcleo Milenio CYCLO, planteó el interés sostenido en el tiempo de analizar los movimientos telúricos registrados históricamente, cuyos datos permiten estudiar las eventuales emergencias futuras.
Respecto a su trabajo investigativo, destacó los hallazgos de depósitos predecesores del terremoto de 1730, donde se concluyó que los grandes tsunamis de Chile Metropolitano ocurren cada 200 a 600 años. “Vamos a cumplir ya 300 años desde 1730 y por eso estamos preocupados”, comentó.
Ante el análisis de dichos datos, Sergio Barrientos, director del Centro Sismológico Nacional, detalló que se cuenta con un registro instrumental que informa desde finales de 1800, mientras que los eventos anteriores se estiman en base al estudio de cartas y otros datos de la época.
—El resumen de la sismicidad de Chile es que estos terremotos magnitud 8, de acuerdo a la historia en los últimos 450 años, tenemos un terremoto de magnitud 8 o superior cada 12 o 15 años aproximadamente. Si uno puede ver cuál es la probabilidad de ocurrencia de un terremoto de magnitud 7.8 o superior, desde el terremoto de Illapel de 2015, han transcurrido ocho años, es aproximadamente de un 60% que ocurra un terremoto en alguna parte de Chile.
¿Cómo se estudian los posibles terremotos con riesgo de tsunami?
Ante la interrogante de cómo actualmente se gestionan las informaciones a la hora de la emergencia, el director del CSN detalló:
—Para poder responder rápidamente a la posibilidad de que un terremoto pueda generar un tsunami es que tenemos establecido este protocolo con el SHOA y Senapred. SHOA se alimenta de una serie de informadores de todo el mundo. Tenemos el acuerdo de informar acerca de la localización y el tamaño del terremoto en menos de cinco minutos al Senapred y al SHOA, para que tomen las medidas correspondientes.
En esa línea, a la hora de definir cada terreno del suelo nacional, se deben analizar su nivel de exposición que podría presentar a la hora de un sismo y la posibilidad de sufrir un tsunami, según si se traduce en cambios como hundimientos o alzamientos costeros.
Al respecto, Daniel Melnick, director del núcleo Milenio CYCLO, expuso sobre la Chilean Database of Active Fauls (CHAF), base de datos pública de las fallas activas y potencialmente activas, disponible en la web fallasactivas.cl.
—En Valparaíso tenemos varias fallas bastante grandes, que no han sido muy estudiadas. Las tenemos como fallas probablemente activas, debemos estudiarlas más, entre Valparaíso y San Antonio y podrían activarse durante un próximo 1730.
En ese contexto, también se habilitó un sitio de consulta interactivo, que contiene modelos de amenaza, peligrosidad, fallas corticales e información de interés para la comunidad, en el portal CYCLO Sísmico.
Pasando al plano de la construcción, Fernando Yáñez de la Universidad de Chile, director de IDIEM, destacó que los terremotos han determinado históricamente el funcionamiento de la ingeniería chilena en los últimos 80 años, presentando un preocupante desafío a considerar:
—Talca (1928), Chillán (1939), Valdivia (1960), Algarrobo (1985) y Constitución (2010). Estos terremotos han ocurrido en día sábado o domingo. El de Chillán, que fue un día martes, ocurrió cerca de las 12 de la noche. Eso nos saca una conclusión, los chilenos no tenemos experiencia qué es un terremoto en un día hábil cuando todos estamos en la oficina y los chicos están en el colegio y en el jardín infantil, cuando los semáforos y las líneas no funcionan.
¿Cómo se reacciona ante un riesgo de maremoto?
Pasando al análisis de riesgo de tsunami que puede posicionarse luego de un terremoto, Matías Carvajal, investigador del Núcleo Milenio CYCLO y profesor de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, destacó el principal desafío a la hora de reaccionar ante la emergencia:
—Con cada terremoto se va fortaleciendo la norma sísmica. En mi opinión, lo mejor que tenemos en el mundo y por eso gente de otros países vienen a aprender de acá. Pero, en el tsunami no, y una de las razones es que no tenemos esa experiencia. Los terremotos son más frecuentes que los tsunamis grandes y eso, desde el punto de vista del aprendizaje, es un problema.
Ante la posibilidad de un evento sísmico que se traduzca en un maremoto, el experto develó que las condiciones son favorables para la próxima aparición de este:
—El registro geológico nos indica que los tsunamis en la zona central de Chile se repiten cada 200 a 600 años. Por otro lado, el registro histórico nos muestra que el último gran tsunami ocurrió hace 300 años, en 1730. El registro moderno y análisis científico sugieren que existe suficiente energía para que el próximo terremoto pueda generar un tsunami grande. No quiere decir que el próximo terremoto vaya a producir un tsunami grande, pero está el potencial tsunamigénico para generarlo en cualquier momento. Finalmente, lo más importante, es vital que revisemos los planes de evacuación.
Al respecto, el terremoto de 1730 se ha convertido en un importante punto de estudio, dada su intensidad y las diferencias reportadas con respecto a otros eventos de su tipo. Con dicho planteamiento Carvajal expuso lo siguiente:
—Una pregunta científica es tratar de entender por qué los efectos del terremoto de 1730 fueron tan distintos a los de 1822, 1906, y 1985. ¿Por qué uno generó un tsunami grande y no levantó la costa y los otros generaron tsunamis pequeños y levantaron mucho la costa? Con el conocimiento actual, la ciencia y observaciones, entendemos que cuando ocurre un terremoto la corteza se deforma y depende de dónde se libera la energía. Si el terremoto ocurre más profundo, la costa se va a levantar y el tsunami va a ser más pequeño. Si el terremoto ocurre en la zona superficial, bajo el mar, el fondo marino se va a levantar y el tsunami va a ser más grande.
Al respecto, el foco de los científicos se sitúa en esperar un evento de proporciones similares a las del terremoto de 1730, dada la cantidad de años que han pasado desde entonces.
—Cuando hacemos análisis y tratamos de estimar dónde se ha liberado energía en Chile, se ve la energía liberada por los terremotos de 2010, 2015, 1985, 1906 y 1922. La zona del terremoto de 1730 nos preocupa (...) En lo que estamos seguros es que un tsunami como el de 1730 sí va a ocurrir alguna vez. Creo que hay consenso mundial en que donde hay terremotos grandes, esos se van a repetir. ¿Cuándo? La verdad no sabemos.
Respecto a la amenaza de un tsunami, Patricio Catalán de la Universidad Técnica Federico Santa María e investigador del Cigiden, coincide en que la preparación colectiva es inferior a la hora de enfrentarse a un tsunami, comparada con el nivel de costumbre a la hora de vivir terremotos. Sin embargo, también aclaró que un tsunami no necesariamente es un evento destructivo, donde se han manifestado maremotos de menor intensidad que de todas maneras son considerados como tal. “Son mucho más frecuentes de lo que nosotros creemos”, planteó.
—¿Qué hemos aprendido? Así como los terremotos nos dieron la oportunidad de mejorar la norma sísmica, hemos tratado de aprovechar esto con la máxima responsabilidad posible (...) En el 2010 fue una falla sistémica de alerta, pero mucha gente, especialmente de las zonas costeras afectadas, respondió naturalmente, porque había campañas de preparación de ex Onemi y SHOA.
Es por eso que el investigador aclaró uno de los principales mitos que se comparten a la hora de analizar un posible maremoto. “Esa idea de que el mar se tenía que recoger porque viene un tsunami, está bien, pero si no se recoge no significa que no venga. No podemos irnos a la costa a mirar y decir ‘estamos salvados’, error”, expresó.
Ante un evento que sorprenda a los habitantes realizando sus labores en horario hábil, una de las inquietudes considera la evacuación, donde Alejandra Gubler, investigadora de Cigiden, detalló el principal desafío a la hora de considerar a los niños, que en dichas condiciones, estarían en clases. Al respecto, se realizó un simulacro de evacuación en establecimientos educacionales en Viña del Mar y Valparaíso para analizar los resultados:
—Con estos datos, pongámonos en la situación de qué pasaría si ocurriera un tsunami como el de 1730 frente a las costas de Valparaíso. Acá lo importante es que hay una diferencia de tiempo de hasta 7 minutos entre que comienza a evacuar el primero y el último estudiante. Nos podemos demorar 7 minutos en vaciar el colegio (...) Una diferencia de tiempo de cinco minutos puede pasar de ningún estudiante afectado a un 100% de estudiantes afectados. Los mensajes acá son los siguientes: la importancia de los simulacros y los planes de evacuación.
En dicho escenario, también se baraja la posibilidad de un evento que no dé tiempo a dirigirse a un lugar alejado, por lo que la experta plantea la necesidad de ahondar en el uso de la evacuación vertical. “Hoy en día es la segunda opción. Muchos creemos que, en algunos casos, es la única opción”.
Cabe recordar que Senapred cuenta con planos de evacuación para distintos puntos del país, a considerar ante un eventual tsunami, los que se encuentran disponibles en el sitio web.
Revisa la presentación completa del seminario a través del siguiente video: