La Ley 20.025, tiene el objetivo de regular el uso de perros guías, de señal o de servicio por parte de personas con discapacidad.
Una norma que establece el derecho de ser acompañado por una mascota de asistencia permanente en propiedades públicas y privadas.
Para los efectos de la ley, se entiende por “perro de asistencia” aquel que fuere individualmente entrenado para realizar labores en beneficio de una persona.
¿Cuál es la labor de un perro guía?
La labor de un perro guía es orientar y brindar independencia en la movilidad de las personas ciegas o con baja visión en sus desplazamientos.
Asimismo, algunos puntos de la Ley 20.025 son:
- Los perros de asistencia podrán ser entrenados para realizar labores de perros guía, de señal, de servicio o de otro tipo, en conformidad con las características y condiciones que fije el reglamento.
- Deberán estar debidamente identificados, mediante el distintivo de carácter oficial.
- Corresponderá al dueño del perro de asistencia, o a quien se sirva de él, adoptar las medidas necesarias para asegurar una sana convivencia y evitar disturbios o molestias a las demás personas.
- Las personas con discapacidad no podrán ejercer los derechos establecidos cuando el perro de asistencia presente signos de enfermedad, agresividad y, en general, cuando el animal se constituya en un evidente riesgo para las personas.
¿Qué derechos tienen las personas con perro guía?
Las personas ciegas o con baja visión tienen derecho al acceso, circulación y permanencia (sin ningún costo adicional) junto a su perro guía en lugares como:
- Supermercados.
- Hospitales.
- Restaurantes.
- Hoteles
Además, tienen derecho a usar el transporte público y privado como:
- Micros.
- Buses.
- Taxis.
- Aviones.
Las personas usuarias de perros guía pueden denunciar ante el Juzgado de Policía Local en caso de que sus derechos sean vulnerados.
Por otra parte, quienes nieguen el ingreso de una persona junto a su perro guía a un espacio o medio de transporte arriesgan multas de hasta 120 UTM.