La tecnología OLED y QLED, son de las versiones más avanzadas para pantallas de televisores disponibles en el mercado.
Para quienes estén en planes de adquirir estos aparatos de alta gama, deben tener en cuenta sus diferencias y cuál se adecúa a sus preferencias.
Existen de distintos precios, tamaños y calidades, que pueden incluir más conceptos como UHD, 4K, HDR, entre otros. Así mismo pueden incorporar funciones propias de los Smart TV, como Android TV y Chromecast.
¿Cómo funcionan los televisores QLED?
Esta tecnología la desarrolló Samsung a principios del 2017, sus siglas en inglés son Quantum Dot LED, que significa Led de Punto Cuántico.
Denominado en el comercio como QLED, es la versión avanzada de la tecnología LCD-LED convencional que llegó a mejorar el color de retroalimentación y la forma de pantalla, ya que añadió a los televisores una capa fina de puntos cuánticos, entre la retroalimentación LED y la pantalla LCD.
Esta nueva incorporación purifica la luz procedente de los LEDs para obtener una mejor coloración, más viva, saturada y otorgando mayor brillo a la pantalla.
¿Cómo funcionan los televisores OLED?
El nombre de esta tecnología proviene de las siglas en inglés Organic Light Emitting, que significa Emisor de Luz Orgánico y es fundamentalmente diferente a las LED y LCD convencionales.
Los pixeles emiten su propia luz en un televisor, lo que significa que no es necesario una pantalla LCD para mostrar la imagen, sino que en cada uno hay tres micropixeles que corresponden a la matriz de color rojo, verde y azul.
¿Qué tecnología produce la mejor imagen?
OLED tiene mejor calidad de imagen, contraste y retratos con negros profundos, lo que es importante para escenas grabadas de noche o con poca luz.
En un televisor LED convencional, los diodos emisores de luz nunca se apagan del todo, por lo que utilizan grises oscuros para simular el negro.
Como los pixeles OLED se controlan individualmente, también cambian de color con rapidez. Esto es importante para los videojuegos, deportes o películas de acción. Además, ofrecen una gama más amplia de ángulos de visión y, al no tener pantalla LCD, los televisores son más finos, lo que permite montarlos en la pared de forma más sencilla.
Los paneles OLED son extremadamente delgados y carecen de retroiluminación LED aparte, por lo que a diferencia de los QLED requieren bastante menos energía para funcionar, en torno a un 40% menos en igualdad de tamaño.
Por su parte, los televisores QLED tienen un mayor brillo gracias al filtro de puntos cuánticos. Eso los hace mejores para habitaciones con niveles más altos de luz ambiental. Y suelen ser más baratos.
Y en cuanto a tamaño, si lo que buscas es una pantalla de grandes dimensiones, en este caso convienen las QLED, ya que actualmente existen de 98 pulgadas a diferencia de las 88 de las OLED.