Constantemente los sismos se presentan en Chile, recordándonos a la población la siempre presente posibilidad de la aparición de un terremoto.
Sin ir más lejos, en lo que va del año, algunos sismos han provocado preocupación de la comunidad, especialmente en la Región Metropolitana.
Uno de los más recordados de los últimos meses fue el temblor ocurrido el pasado domingo 9 de julio. El movimiento se registró a las 13:11 horas y, según el reporte emitido por el Centro Sismológico Nacional (CSN), fue calificado con magnitud 5.6 y epicentro a 30 kilómetros de Las Condes.
Semanas después, a las 21:42 horas del 16 de agosto, se percibió un temblor entre las regiones de Coquimbo y O’Higgins, que según el informe del CSN fue de magnitud 4.8 y se localizó a 16 km noroeste de Farellones.
La ocurrencia de este tipo de eventos no debería sorprender, dada la alta sismicidad de nuestro país. Según indica Sismología, el territorio recibe más de 20 temblores con magnitud sobre 3.0 diariamente, donde la cifra se amplía si se consideran aquellos eventos de menor intensidad, que pasan desapercibidos para la población.
Sin embargo, con recientes eventos ocurridos cercano a Farellones, cabe la duda sobre su relación con la falla San Ramón. Si bien los expertos han coincidido en que los últimos fuertes sismos no están ligados al defecto geológico, conviene conocer en detalle cuáles son sus características y qué peligro significa un terremoto que provenga del lugar.
¿Qué es la falla San Ramón?
La falla de San Ramón es un objeto geológico ubicado en la Región Metropolitana, que se sitúa de norte a sur por la precordillera santiaguina, desde Lo Barnechea hasta Pirque. Se extiende a lo largo de 50 kilómetros y se encuentra a una profundidad de entre 15 y 20 km.
Sin embargo, no se trata del único elemento de este tipo existente en nuestro país, dado que son un elemento común en la superficie.
Mauricio Calderón, profesor de Geología de la Universidad del Desarrollo, explica a La Tercera que el terreno cuenta con una heterogeneidad que se presenta como condición favorable para la aparición de fallas.
—La parte superior de la Tierra está formada por la corteza terrestre, un sólido que tiene ciertas fracturas que son planos y superficies. Estas, a veces, registran un movimiento y, cuando uno ve que existe un movimiento, uno le llama que hay una falla.
En esa línea y en lo que respecta a la posibilidad de asociar temblores a estos elementos geológicos, el experto aclara lo siguiente:
—En las fallas se pueden generar sismos. Hay fallas activas y las que no lo son. Chile está lleno de fallas, un montón de sistemas, hay en Perú, en Colombia y Estados Unidos, por ejemplo, la más famosa es la falla de San Andrés, en el contexto del océano Pacífico.
Con todo, al pensar en este tipo de objetos geológicos, la falla de San Ramón es una de las más mencionadas, que según el análisis del experto se da por la cercanía con la capital. “En Santiago viven aproximadamente 8 millones de personas, entonces es una falla que existe al lado de una población importante de gente, cercana a la ciudad”, explica.
Esta falla en concreto se considera activa, al registrar terremotos ocurridos en su superficie, aunque se trata de un amplio rango de tiempo, con datos de hace 17 mil y 8 mil años atrás.
—Es una falla activa, pero no significa que se esté moviendo a cada momento. Hay evidencia de que se movió y nosotros, desde la Geología, mencionamos que es una falla activa, especifica Calderón.
¿La falla San Ramón es un peligro para la Región Metropolitana?
Ante la consulta sobre los eventuales riesgos de que se produzca un terremoto en la propia falla San Ramón, el profesor de Geología considera lo siguiente:
—Tiene un riesgo, por supuesto, porque si una falla se mueve va a generar una deformación en la superficie.
Aunque, se debe considerar que para traducirse en un peligro, “tiene que haber un sismo importante, por supuesto, y un desplazamiento grande”, agrega Calderón.
—Uno siempre dice que está latente la posibilidad de que haya un movimiento en la falla (...) No sabemos si el próximo movimiento va a ser de un centímetro o de 3 metros, eso es lo que no podemos predecir.
Considerando dicho escenario, con un posible terremoto localizado partir de la falla, se podrían ver afectadas las comunas de Peñalolén, Puente Alto, La Florida, La Reina y Las Condes.
—Nadie va a impedir que se active la falla, lo importante es mitigar los riesgos. Chile tiene una norma de construcción antisísmica super poderosa. Pero, si la rajadura de la tierra atraviesa una casa, la va a derrumbar igual, aunque tenga la mejor construcción existente, especifica el experto.
En junio pasado, el geólogo de la Universidad de Chile, Dr. Gabriel Easton, y el geógrafo y académico, Dr. Marcelo Lagos, actuaron como expositores en una sesión especial de la Cámara de Diputados, donde plantearon la necesidad de considerar la falla de San Ramón en la planificación urbana.
—En general, la gente no sabe si vive o no sobre la Falla San Ramón. Por eso es importante que el Plan Regulador Metropolitano de Santiago la incorpore, para que se norme sobre esta materia y se transparente la información a la ciudadanía, destacó Easton.
Por su parte, en dicha reunión, Lagos puso sobre la mesa una crítica hacia la gestión en riesgo de desastres en nuestro país.
—Hemos sido sorprendidos por una erupción en Chaitén, el terremoto y tsunami de 2010 (...) En la práctica, Chile da permanentemente ejemplos de un abordaje reactivo. Sobre la mesa hay toneladas de antecedentes, que nos revelan que el principal asentamiento humano de este país (en cuanto a cantidad de población) está expuesto a un peligro (...) Generalmente somos sorprendidos por la naturaleza, por eventos no esperados, pero hoy nadie puede decir que la falla no es comprendida.
Según lo expuesto en el sitio de Geología de la Universidad de Chile, se indica que las observaciones geológicas permiten estimar una probabilidad de un 3% ante un terremoto producido en dicha falla, en el próximo siglo. La afirmación coincide con el análisis que entrega Calderón, quien señala que “existe una baja probabilidad que se active en los próximos 100 años”.