Sustentabilidad

Mercado bancario y asegurador comienza a sofocarse por el cambio climático

Conforme la temperatura del planeta se eleva, también sube la presión sobre el mercado financiero.

Mercado bancario y asegurador comienza a sofocarse por el cambio climático

El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) es una fluctuación estacional en las temperaturas y la presión atmosférica del Océano Pacífico ecuatorial. Cuando la temperatura media de su superficie se eleva, se decreta la presencia del Fenómeno de El Niño, que en Chile trae un alza en las temperaturas y precipitaciones.

Pero cuando la superficie del Pacífico se enfría, aparece su antónimo climático, La Niña, que por el contrario, genera un enfriamiento de las temperaturas medias en el país y una baja en las lluvias.

Aunque se trata de una fluctuación natural, en las últimas décadas sus efectos se han exacerbado producto del cambio climático.

El recrudecimiento en esta oscilación climática trae consecuencias en todo el planeta. Por ejemplo, en los incendios forestales, que se han vuelto más frecuentes e intensos en casi todo el planeta, incluyendo Chile.

Incendio en Nacimiento, Región del Biobío. IVAN ALVARADO

Cambio en el mercado financiero

Estas transformaciones climáticas, no solo están remodelando la superficie del planeta, sino también, sofocando la industria crediticia y aseguradora.

Un estudio de Escuela de Administración de la U. de Lille (Francia), mostró que una temperatura local anormalmente alta genera mayor atención y creencia en el cambio climático en una región. “Los asesores de crédito aprueban menos solicitudes de hipotecas y otorgan montos menores en climas anormalmente cálidos", dice la investigación.

Y no solo eso, también detectaron un menor otorgamiento crediticio en zonas más inundables, dos fenómenos climáticos que golpean fuertemente en el país.

¿Qué tan preparado estamos ante un desastre natural? DRAGOMIR YANKOVIC/ATON CHILE

Los riesgos climáticos están alterando las decisiones hipotecarias, las tasas y los tipos de prestamistas. El Banco Central Europeo pidió a sus miembros reformular sus políticas crediticias incorporando consideraciones sobre el riesgo climático en sus modelos de riesgo financiero.

El estudio de la U. de Lille reveló que el aumento de un grado sobre la temperatura promedio reduce la tasa de aprobación de hipotecas en 0,88 puntos porcentuales, lo que representa el 10,7% de la desviación estándar de la tasa de aprobación de préstamos.

Otro estudio de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) y el Banco Central estimó que el 27% de la cartera bancaria en Chile está expuesta a riesgos climáticos, de los cuales un 7% se considera de alto riesgo.

Según el estudio, los riesgos climáticos afectan directamente a la banca a través de diversos canales, como el aumento de los impagos de créditos, la caída de los precios de los colaterales y la disminución en la actividad económica, lo que a su vez genera un impacto negativo en el volumen del crédito.

Sin embargo, desde la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (ABIF), señalan que en Chile aún no se ha reportado una restricción de créditos asociada a desastres naturales. “Los desastres más comunes en Chile son los terremotos y los incendios, de los cuales solo los segundos podrían verse afectados por el cambio climático. Sin embargo, no hemos observado un efecto en la siniestralidad ni el valor de las primas de seguro”, explican desde la gremial bancaria.

Aseguradoras bajo estrés

Los seguros, que históricamente ha permitido amortiguar el impacto económico de desastres, también muestran signos de estrés.

En junio, dos gigantes de la industria en Estados Unidos dejaron de vender protección por accidentes a personas y pequeños negocios en California por la mayor exposición a catástrofes.

Vincent Manas, CEO de Aon Reinsurance Solution Chile confirma esta misma presión sobre las aseguradoras que operan en el país y dice que cada vez hay mayor preocupación de la industria por la ocurrencia de desastres naturales. “Eso se puede traducir en restricciones, por ejemplo en zonas muy expuestas (incendios forestales, inundaciones, bordes costeros) o por tarifaciones diferenciadas por zonas expuestas, tipo de construcción, etc”, explica.

De hecho, las aseguradoras están dejando de operar en regiones altamente vulnerables, como zonas boscosas de California por el peligro de incendios forestales o áreas costeras en Florida y Luisiana por el riesgo de inundaciones.

Inundaciones en Nueva Orleans tras el paso del huracán Katrina en 2005. DAVID J. PHILLIP

Manas dice que en el caso de que las aseguradoras se retiren de zonas de alto riesgo (como en California y Florida), el Estado debería intervenir para garantizar que la población reciba un apoyo adecuado. Sin embargo, señala que el Estado también debe apoyar adaptaciones necesarias, como la migración de la población de zonas de alto riesgo, evitando que personas y empresas asuman riesgos excesivos o no inviertan lo suficiente en la adaptación o gestión de las amenazas a los cuales están expuestas.

Manas añade que cada vez existen nuevos desastres naturales que antes raramente sucedían en Chile, como el tornado en Puerto Varas, “situación en la que la industria aseguradora podría tomar medidas y restricciones”.

Dos personas observan la destrucción de su casa tras el tornado que azotó Puerto Varas el pasado 25 de mayo. Foto: Aton NICOLAS KLEIN/ATON

Explica que tradicionalmente, el fenómeno natural más relevante para la industria aseguradora en Chile ha sido el terremoto. Sin embargo, las precipitaciones extremas han sido desde siempre el evento meteorológico que causa más pérdidas económicas ya sea por inundaciones, aluviones o desbordamiento de los ríos.

Todas estas transformaciones preocupan a la CMF, que reconoce que el cambio climático constituye un desafío para la economía. “Sus impactos físicos (sequías, inundaciones, incendios) o de transición (nuevas regulaciones, cambios tecnológicos) pueden impactar la economía real y transmitirse al sistema financiero”, aseguran desde el ente regulador.

Su estrategia institucional afirma explícitamente que el cambio climático es un riesgo financiero que debe gestionarse con visión micro y macro prudencial.

Por ello, están impulsando la identificación y revelación de estos riesgos, reforzando la gobernanza y exigiendo a las entidades evaluarlos para proteger la estabilidad del sistema.

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