Lo descubrieron por primera vez en 2014 y quedaron fascinados. Y es que en algún momento de la historia de la Tierra, hubo un enorme meteorito que provocó el megatsunami más intenso que hizo hervir los océanos.
Según explicaron desde BBC Mundo, se trató de una roca espacial, llamada meteorito S2, que fue 200 veces más grande que la que extinguió a los dinosaurios. Esta destrucción habría sucedido cuando el planeta estaba en su “infancia”, hace tres mil millones de años.
Pero, ¿qué evidencia dejó este meteorito colosal en nuestro planeta? ¿Cómo fue el momento del impacto? Esto es todo lo que se sabe sobre este episodio en el universo.
El meteorito fatal que provocó el peor megatsunami de la historia
Equipados con mazos, los científicos hallaron el lugar del impacto del meteorito más grande jamás registrado en el mundo: el lugar está en Sudáfrica, y han encontrado pedazos de roca que les ha permitido entender mejor lo que sucedió en ese momento.
Según explicó la profesora Nadja Drabon de la Universidad de Harvard, en ese punto de la historia, “tras la formación de la Tierra, todavía había muchos restos volando por el espacio que se estrellaban contra ella”.
La experta, que también es autora principal del nuevo estudio que reveló el meteorito gigante, publicado en la revista científica PNAS, también enfatizó en que este impacto colosal en la Tierra fue necesario para que la vida primitiva pudiera prosperar.
“Ahora hemos descubierto que la vida fue realmente resiliente tras algunos de estos impactos gigantescos y que, de hecho, floreció y prosperó”, afirmó.
Para hacerse una idea, el meteorito S2 —el nombre oficial de esta roca espacial— era mucho más grande que el que provocó la extinción de los dinosaurios: este último tenía unos 10 kilómetros de ancho, casi la altura del Everest.
En cambio, el S2 tenía entre 40 y 60 kilómetros de ancho y una masa entre 50 y 200 veces mayor.
Según el equipo de científicos liderado por Drabon, este meteorito gigante impactó el planeta cuando la Tierra lucía muy distinta a cómo la conocemos ahora, pues eran sus primeros años de vida.
Se trataba de un mundo “acuático” donde solo unos cuantos continentes sobresalían del mar. Además, las formas de vida eran demasiado simples: comprendían microorganismos compuestos por células individuales.
Dónde cayó el meteorito más grande de la historia
En el estudio del S2, se indica que este meteorito impactó en Eastern Barberton Greenbelt, Sudáfrica, uno de los lugares más antiguos en la Tierra.
Drabon y su equipo viajaron al menos tres veces, pero no se trata de una zona de fácil acceso: tuvieron que conducir lo más que pudieron entre las montañas y después terminar de recorrer el camino a pie y con mochilas.
Según relató a BBC Mundo, también tuvieron que ser acompañados por guardias con ametralladoras, porque está lleno de animales salvajes (elefantes y rinocerontes) o cazadores furtivos.
El objetivo del equipo de científicos era buscar fragmentos de roca del meteorito o partículas de esférulas que podría haber dejado el impacto. Con sus mazos, comenzaron a explorar el lugar y así lograron recopilar cientos de kilogramos de roca.
Cuando estaban en el aeropuerto, el personal detuvo a la profesora Darbon para preguntarle sobre las piedras que llevaba en su maleta: “Suelen pararme en seguridad, pero les doy un discurso sobre lo apasionante que es la ciencia y entonces se aburren mucho y me dejan pasar”.
Así es cómo las piedras pudieron llegar a los laboratorios para poder analizarlas.
Qué se sabe sobre el meteorito más grande que se estrelló en la Tierra
Con la evidencia en mano, el equipo de científicos pudo reconstruir cómo fue el impacto del meteorito S2 sobre la tierra: éste fue un acto “violento” que formó un cráter de 500 kilómetros de diámetro.
Además, la caída hizo que se pulverizaron las rocas y fueron expulsadas a “velocidades increíblementes altas”, provocando que se formara una nube que llegó a dar la vuelta al mundo.
Drabon ejemplificó que fue como “una nube de lluvia, pero en lugar de gotas de agua, son gotas de roca fundida cayendo del cielo”.
Entonces, se habría generado un megatsunami que “barrió” el planeta: arrancó el fondo marino y provocó graves inundaciones en las costas.
La energía del meteorito habría provocado que los océanos hirvieran y que se evaporaran decenas de metros de agua. Esto también influyó en que la temperatura del aire llegara hasta los 100°C.
En ese momento, el cielo en la Tierra se oscureció por el polvo y las partículas, entorpeciendo el paso de la luz solar que era necesaria para la vida (aunque muy simple) en la Tierra o en las aguas poco profundas, pues dependían de la fotosíntesis.
Pero sucedió una especie de “milagro”: las perturbaciones en la tierra que provocó el meteorito “agitaron” los nutrientes como el fósforo y hierro que se convirtieron en alimento para los organismos simples. Fue así cómo la vida prosperó.
“La vida no solo era resistente, sino que se recuperaba rápidamente y prosperaba. Es como cuando te lavas los dientes por la mañana. Matas el 99,9% de las bacterias, pero por la noche están todos de vuelta ¿No?”, dijo la académica.
Es más, los hallazgos indicaron que el impacto del meteorito funcionó como un “fertilizante gigante” que envió nuevos elementos esenciales para la vida a toda la Tierra, como el fósforo.
Por su parte, el tsunami llevó masas de agua rica en hierro desde las profundidades. Fue así cómo se habrían podido generar energía adicional para los primeros microbios en el planeta.
“Parece que la vida después del impacto se encontró con unas condiciones realmente favorables que le permitieron florecer”.