Así es cómo funciona el cerebro de los genios como Einstein o Mozart
La ciencia anhela conocer lo que hace tan especiales los cerebros de genios que marcaron historia con obras y teorías, pero hay muchos obstáculos que desafían a los investigadores.
La Teoría de la relatividad, Hamlet, La flauta mágica o Para Elisa. Todas estas grandiosas obras fueron escritas por personas que tienen un cerebro que, aparentemente, es igual al tuyo o al mío: pero ¿qué es lo que las hizo diferentes al resto?
Conocer qué sucede dentro de las mentes maestras de Albert Einstein, William Shakespeare, Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwig Van Beethoven es algo que genera fascinación y mucha curiosidad en el mundo científico.
Y a pesar de que existen muchas teorías, ninguna ha llegado a una conclusión definitiva, aunque sí hay algunas luces de qué podría suceder dentro de la cabeza de estos genios que, gracias a sus increíbles capacidades, cada uno marcó la historia a su manera.
El gran problema de estudiar los cerebros de los genios
Ya es tarde para poder estudiar las mentes de varios genios famosos, pues han fallecido y no se ha preservado su cerebro, como Isaac Newton o Beethoven.
Pero el 18 de abril de 1955, Albert Einstein murió y su cuerpo fue cremado, pero el cerebro no. Entonces, Thomas Harvey, un patólogo estadounidense, le realizó una autopsia y se lo llevó a casa, con la motivación de descubrir la clave detrás de la inteligencia de Einstein. Pero no descubrió nada, aunque lo cortó en varias partes y las envió a distintos neuropatólogos para que cada uno pudiese hacer su propia investigación.
Pero todas las conclusiones fueron inconsistentes.
“Los cerebros varían mucho de una persona a otra, y la idea de que todos los cerebros lucen como los vemos en los libros pero menos los de los genios, es absurda. Nadie tiene un cerebro ‘típico’ y para que los estudios sean válidos, requerirían una larga muestra de cerebros de genios comparada a otra larga muestra de cerebros normales”, dice Dean Keith Simonton, profesor de psicología de la Universidad de California, a la BBC.
En pocas palabras, es muy improbable que el cerebro de un genio luzca distinto al de una persona con inteligencia normal.
“Los genios serían personas altamente creativas”
Al no poder discernir a un genio por la apariencia del cerebro, los científicos enfocaron su investigación en el interior de este: en las conexiones cerebrales. Así es como lo hizo Craig Wright, un doctor de musicología y profesor en la Universidad de Yale, quien logró vincular al genio humano con una alta capacidad creativa.
Y así lo respaldaron distintos estudios, que identificaron que las personas muy creativas tienen mejor comunicación entre las redes neuronales que se activan para la generación y evaluación de ideas.
Y esas ideas más perspicaces con las que generan el “momento eureka” que, según Wright, después de haber leído sobre los genios a través de los siglos, pudo comprender que sus mejores ideas nacieron cuando menos lo pensaban y esperaban: “caminando por un parque, la costa o anotando lo que recordaban de sus sueños a la mañana siguiente”.
“Shakespeare y Mozart nunca nos lo dijeron, pero sí sabemos más sobre cómo Einstein veía el mundo. En su autobiografía, hablaba de cómo pensaba, cómo jugaba con imágenes mentales una y otra vez hasta que daba con sus teorías”, cuenta el experto.
¿Ser un genio significa tener un coeficiente intelectual mayor?
Pareciera ser una conclusión obvia, pero no es así en todos los casos. Se estima que Mozart envía un coeficiente intelectual (CI) entre 150 y 155, propio de un genio, sin embargo, la visión de Simonton sobre esto es distinta.
“No todos los genios tienen CI excepcionales y no todas las personas con altos CI consiguen logros que les califiquen como genios”, afirma. De hecho, se respalda en un estudio donde a muchos niños con un alto CI se los examinó y puso a prueba, para ver si conseguían un Nobel al ser adultos, pero ninguno lo hizo.
No obstante, dos niños que fueron rechazados por puntuar bajo, sí consiguieron un premio Nobel cuando crecieron.
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