Así es como los animales pueden tener amistades similares a las de los humanos
Según investigadores en comportamiento animal, algunos animales optan por forjar lazos sociales con compañeros que tienen su misma edad o una personalidad parecida.
Cultivar amistades en todas las etapas de la vida es algo primordial para el ser humano. Es posible que recuerdes fácilmente a uno o más amigos cuyo apoyo fue determinante para atravesar una etapa específica de tu trayectoria, ya sea en el colegio, la universidad o el trabajo. A veces también resulta difícil imaginarnos qué hubiera sido de nosotros sin ese amigo que se nos viene a la mente.
Es sabido que la amistad trae múltiples beneficios para las personas y la lista de por qué es tan importante puede ser extensa: ayuda a sentirse acogido en los momentos buenos y malos, impulsa los niveles de confianza y autoestima, brinda un sentimiento de pertenencia y permite compartir intereses con otros.
Estudios científicos también han determinado que conservar relaciones sociales en la vida contribuye en la salud del cerebro y una vida más longeva.
Pero lo que muchas veces no es lo suficientemente abordado es que no solo los humanos pueden tener amistades a lo largo de su vida, puesto que varias especies de animales también son capaces de forjar vínculos sociales, que incluso pueden parecerse a los que mantienen las personas.
Cómo son las amistades entre animales
Según plantean en un artículo de The Conversation los investigadores en comportamiento animal, Beki Hooper, Delphine De Moor y Erin Siracusa, cuando reflexionamos sobre nuestras amistades, lo más habitual es pensar en las similitudes que nos unen. Esto puede ir desde compartir un hobby hasta haber ido al mismo colegio durante la infancia.
“Esta inclinación por la similitud, o lo que los científicos llaman ‘homofilia’, no es exclusiva de los humanos. Se cree que esta preferencia aumenta la previsibilidad y la confianza de un amigo”, detallan los expertos. Entre las especies que optan por relacionarse con los pares de edades similares a ellos están los monos, los elefantes, las ballenas y las marmotas.
Un caso más especial son los chimpancés y macacos, quienes prefieren compartir su día con aquellos compañeros que poseen una personalidad parecida a la de ellos. Los delfines, en tanto, suelen relacionarse más con los que “encuentran su comida de manera similar”.
“Una de las tendencias homofílicas más establecidas es la afinidad por otros que comparten los mismos genes. O sea, la preferencia por la familia. En todo el reino animal, las especies muestran predilección por interactuar con parientes”, señalan los investigadores de la Universidad de Exeter (Inglaterra).
Y al igual que ocurre con los humanos, otro factor significativo en las amistades entre los animales es el contacto físico: “Los grajos arreglan suavemente a sus amigos con sus picos, mientras que los monos acicalan a sus amigos con las manos”.
Cabe destacar que existen especies que efectúan prácticas que pueden ser más desagradables y poco amigables a simple vista, si se comparan con las amistades humanas. Es el caso de los capuchinos de cara blanca, que como una forma de saludar a sus amigos, acostumbran a meterle el dedo en los ojos y otras zonas del rostro.
Hay ocasiones en que esta especie también intercambia “objetos sagrados” como una manera de probar su amistad, como un pedazo de madera o mechones de cabello, según ha identificado Susan Perry, antropóloga evolutiva y directora del Proyecto Lomas Barbudal Monkey de la Universidad de California (Estados Unidos), programa que estudia el comportamiento de los capuchinos.
Los investigadores de la Universidad de Exeter también advierten que en algunos animales la conexión física podría no ser algo tan obligatorio, dado que también son capaces de cultivar y fortalecer sus relaciones sociales a distancia, tal como realizan miles de personas hoy en día.
Los delfines, por ejemplo, son capaces de llamar con silbidos únicos a otros que están a gran distancia e incluso recordar los sonidos de sus antiguos compañeros, pese a que hayan pasado varios años.
“Muchos primates, incluidos los lémures, los macacos japoneses, los bonobos y los chimpancés, utilizan vocalizaciones para mantener los lazos sociales”, añaden los científicos.
Sea cual sea la manera en que se refleje la amistad, lo cierto es que contar con este tipo de vínculos conduce a varios beneficios para los animales. Refugiarse en un grupo para vivir, entregar apoyo y protección a otros cuando se presentan factores de riesgo, como los depredadores, la falta de alimentos o la destrucción de su hábitat, son solo algunos de esos elementos positivos.
“Las orcas y los lobos socialmente integrados tienen más probabilidades de sobrevivir cuando la comida escasea que aquellos que se encuentran al margen de sus grupos. Esto se debe a que sus amigos comparten comida e información sobre dónde encontrarla”, dicen los expertos.
“La vida moderna de los humanos tiende a estar lejos de riesgos como ser cazado por un oso o un lobo, pero, al final, tenemos amistades por razones muy parecidas. Hacemos amigos porque hay un beneficio mutuo en ello”, concluyen.
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