Azúcar aumentaría posibilidad de sufrir alzhéimer
Estudio dice que alto consumo también se relaciona con síndrome metabólico, hígado graso, deterioro cognitivo y pérdida de memoria.
No solo diabetes y obesidad. Un nuevo estudio relacionó el alto consumo de azúcar con efectos tóxicos en el cerebro, síndrome metabólico y alzhéimer.
Un grupo de científicos encabezados por Nibaldo Inestrosa, director del Centro de Envejecimiento y Regeneración (Care Chile UC), demostró que una dieta rica en azúcar, en el largo plazo, produce cambios cognitivos en el sistema nervioso que se traducen en deterioro cognitivo y problemas de memoria.
Hace un tiempo, este mismo grupo probó en un trabajo realizado en ratones -a los que se les administró fructosa en exceso- que esta reducía la capacidad sináptica del hipocampo y se alteraba la capacidad cognitiva en ratones normales. Ahora, en un nuevo estudio, demostraron el impacto de una dieta rica en fructosa en otros roedores que desarrollan alzhéimer en forma natural. ¿El resultado? Además de ser responsable de la aparición de una forma de síndrome metabólico, los altos niveles de fructosa disminuyeron la capacidad cognitiva en individuos jóvenes. La fructosa es un tipo de azúcar que se encuentra fácilmente en la fruta y en la miel que se metaboliza en el hígado.
Según explica Inestrosa, "este trabajo es único a nivel mundial" y al ser desarrollado en un roedor, que al igual que el ser humano desarrolla de forma espontánea varias condiciones fisiopatológicas (diabetes) y neurodegenerativas relacionadas con el envejecimiento (cataratas y alzhéimer), tiene un valor adicional.
En el caso específico de estos roedores (Octodon degus, también llamado ratón cola de pincel), se les dio dos veces más fructosa que la dieta tipo que tenían. Estos animales viven en promedio nueve años, pero entre los tres y los cuatro son muy sensibles al azúcar y comienzan con problemas de cataratas por acumulación de proteínas en el cristalino de los ojos. "Fue por esto que se nos ocurrió mirar el cerebro y ver qué pasaba, y nos dimos cuenta de que aquellos que tenían cataratas tenían también una especie de síndrome metabólico", explica el especialista.
Contrario a lo que se podría esperar, los degus no aumentaron su tamaño ni llegaron a ser obesos, pese a la dieta rica en fructosa. "No aumentaron de peso", advierte el investigador, pero sí tuvieron varios cambios a nivel metabólico y del sistema nervioso central.
Extrapolando estos resultados a los humanos, se puede suponer que algo similar ocurre con personas que consumen mucha fructosa, mucha fruta en la noche, o toman bebidas con azúcar.
"Nadie sospecha que por exceso de azúcar se podrían tener problemas cognitivos o que facilita la aparición de enfermedades neurodegenerativas. Entonces, hay varias relaciones que se pueden hacer. La diabetes en particular, los altos niveles de resistencia a la insulina, ayudan a que una persona tenga alzhéimer. Si alguien tiene síndrome metabólico, lo más probable es que luego tenga una enfermedad neurodegenerativa como el alzhéimer", resume Inestrosa.
Agrega que, de acuerdo con estos resultados, es recomendable que pacientes diabéticos que lo han sido por muchos años y con difícil control, se les indique también pruebas cognitivas.
¿Se puede revertir este daño? "Lo más probable es que sí. Si se quita el factor que genera el problema, en ese caso el azúcar, se podría tener alguna mejora. El cerebro puede hacer neurogénesis", dice Inestrosa.
Síndrome metabólico
Marco Arrese, médico del Hospital Clínico de la U. Católica e investigador de Care, señala que estos roedores también desarrollaron hígado graso no alcohólico. "Los roedores tenían alteraciones cognitivas y defectos en la plasticidad sináptica. Esto se liga con varias observaciones en la literatura que sugieren que pacientes con hígado graso no alcohólico tienen estos mismos cambios en la función cerebral, e incluso a nivel morfológico", explica. Es más, en el último tiempo, otros estudios han demostrado que los pacientes con hígado graso no alcohólico tendrían menor volumen cerebral como consecuencia del disturbio metabólico generalizado que estas personas presentan.
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