Los ataques de los militantes de Hamas el pasado 7 de octubre y los constantes bombardeos de Israel hacia Franja de Gaza han agudizado el escenario en Medio Oriente.
Y junto con ello, la situación ha puesto en el centro al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Si bien, el líder del partido Likud ya contaba con una popularidad que venía disminuyendo progresivamente desde antes de los atentados de este mes, el futuro sobre su permanencia en el cargo se ha posicionado como un debate latente.
Aunque como en toda discusión política, con distintas perspectivas y lineamientos al respecto.
Según un sondeo difundido por el Centro Dialog días después de ese sábado 7 de octubre, la mayoría de los israelíes opina que la discusión en torno a su permanencia debe aplazarse “hasta que acabe la guerra”.
No obstante, según una revisión de El País a dicho informe, un 56% cree que debe renunciar una vez que termine la ofensiva en Gaza, mientras que una encuesta publicada la semana pasada en el diario Maariv mostró que un 80% quiere que Netanyahu asuma su responsabilidad por lo que ocurre actualmente.
Cómo se percibe al primer ministro Benjamín Netanyahu en Israel
Una de las personas que confía en que debe dimitir es el veterano de guerra Gideon Avital-Eppstein (71), quien también es historiador y autor del libro Jerusalem at War (2023).
Según contó al citado medio español, empezó una iniciativa con ese objetivo, la cual derivó en que este sábado se reunieran cientos de personas para manifestarse en las afueras del Ministerio de Defensa, en Tel Aviv.
“Bibi (Benjamín Netanyahu), terrorista para la seguridad de Israel”, “tú sí eres un peligro existencial para Israel” y “alimentaste a Hamas para ganar elecciones”, fueron algunos de los mensajes que se leían en sus pancartas.
Pese a que el apoyo a esa moción todavía no es generalizado, Avital-Eppstein confía en que reunirán un millón de firmas —más del 10% de la población israelí— para que Netanyahu “asuma su responsabilidad y dimita”.
Hasta este domingo, ya tenían 150.000.
A pesar de que el historiador reconoció a El País que una eventual salida del primer ministro podría complicar la estabilidad de Israel, planteó que actualmente es más importante la confianza que se tiene hacia las autoridades.
“Sobre todo cuando no sabemos si estamos al final del principio o al principio del final”, dijo, para luego añadir que “hizo todo lo posible por destruir Israel tal y como lo conocíamos” y que es necesario que tengan un líder que “vele solo por el bien del Estado” y “no por sus intereses personales”.
Por su parte, el académico del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Noam Gidron, explicó al citado medio que hoy están en medio de una “polarización afectiva”, en la que Netanyahu “no puede no ser visto como el responsable”.
Esto se debe, en gran parte, a que es el dirigente político que más tiempo ha gobernado Israel.
“Es verdad que sigue teniendo un campo que lo apoya, pero no hemos visto el fenómeno que se suele producir en caso de guerra y que cabría esperar”, dijo el especialista a El País, refiriéndose a que no hay un respaldo generalizado hacia el gobierno en medio de los enfrentamientos.
La publicación que luego borró de sus redes sociales
Durante el pasado fin de semana, Netanyahu también protagonizó una controversia en X, la red social antes conocida como Twitter.
En dicha plataforma, el primer ministro publicó un mensaje en el que respondió indirectamente a una pregunta que le había hecho un periodista en una conferencia de prensa.
La consulta era si en los meses previos había recibido informes militares que le advirtieran sobre la posibilidad de una enfrentamiento.
Según escribió Netanyahu, “en ningún momento” recibió una alerta sobre las “intenciones de guerra de Hamas”.
“Todos los responsables de seguridad, incluidos los de inteligencia militar y del Shin Bet (los servicios secretos en Israel y Palestina), estimaban que Hamas estaba disuadido e interesado en un acuerdo”.
Tales declaraciones rápidamente fueron criticadas, tanto desde la derecha (como el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich) como desde la izquierda (como el ex primer ministro Yair Lapid).
Este último incluso lo acusó de cruzar “una línea roja”.
Más tarde, Netanyahu borró esa publicación y compartió otra en la que reconoció: “Me equivoqué”.
“Las cosas que dije después de la conferencia de prensa no deberían haber sido dichas y me disculpo por ello. Doy mi total respaldo a todos los jefes de las fuerzas de seguridad”, manifestó el primer ministro israelí en la red social.
Un sondeo difundido a inicios de la semana pasada por el centro de análisis Instituto Israelí para la Democracia aseguró que el ejército israelí es la institución mejor valorada con un 87%.
Por otro lado, el gobierno solo llega a un 20%, es decir, ocho puntos menos que el apoyo que tenían en junio de este año.
“Claro que él no es el único responsable, pero nos vendió una moto de la seguridad por la que yo lo votaba. Y en este mini-Holocausto ha demostrado que no era fuerte, sino débil. Y que no había nada detrás de sus palabras, que era un bluf”, expresó al citado medio un israelí llamado Gary Jackob, quien la última vez que votó (en 2021) lo hizo por el partido de Netanyahu.
Mientras tanto, la situación en torno al conflicto entre Israel y Hamas sigue agudizándose.