Buscan deportar a los “hipopótamos de la cocaína” de Pablo Escobar: se convirtieron en un peligro
En 30 años, los cuatro hipopótamos iniciales que adquirió el narcotraficante se multiplicaron, llegando a una cifra de 130 animales exóticos que deambulan libremente por un río de Colombia y que están causando estragos en la fauna y flora del lugar.
Muchísimos kilos de contrabando. Y no son de cocaína, sino del peso de los cuatro hipopótamos que Pablo Escobar adquirió en 1970 -desde África o Estados Unidos- para acompañar a sus elefantes, jirafas y antílopes en su zoológico privado en Colombia.
Pero en 1991, cuando se entregó a las autoridades, el gobierno colombiano tomó la Hacienda Nápoles, lugar donde se encontraban los animales salvajes, y los distribuyó a los zoológicos de todo el país.
Sin embargo, no se llevaron a los hipopótamos, pues “logísticamente era difícil moverlos, por lo que las autoridades simplemente los dejaron allí, probablemente pensando que los animales morirían”, dijo a la BBC Nataly Castelblanco, bióloga colombiana.
No fue así. En 30 años, los cuatro apodados como hipopótamos de la cocaína se reprodujeron y ahora son más de 130, convirtiéndose así en una bomba de tiempo ecológica que el gobierno está intentando desactivar sin éxito.
El daño que hacen los hipopótamos en Colombia
Estos grandes y pesados animales no son nativos de América del Sur, pero se han asentado en el río Magdalena, en el centro de Colombia. Y aunque parecen ser muy tiernos, son depredadores naturales, muy agresivos y territoriales.
De hecho, están entre los animales más peligrosos del mundo, pues pueden matar a un humano con un solo mordisco.
Y ahora están devorando la flora y fauna, contaminando el suelo y el agua y amenazando a las personas. El Ministerio de Medio Ambiente del país los calificó como “especie invasora” y prohibió su reproducción, pero esta medida no evita que sigan multiplicándose.
Así se instaló el debate de qué hacer con los hipopótamos e incluso se han considerado medidas más extremas, como sacrificarlos: “Es obvio que sentimos lástima por estos animales, pero como científicos debemos ser honestos. Los hipopótamos son una especie invasora en Colombia y si no matamos a una parte de su población ahora, la situación podría estar fuera de control en tan solo 10 o 20 años”, dijo Castelblanco.
Y es que se estima que para el año 2040, si no se hace nada frente al problema, la población de hipopótamos podría llegar a 600.
La nueva solución que propuso el gobierno
Las autoridades tienen un plan: capturar cerca de 70 ejemplares y enviarlos a santuarios animales en India y México, una solución mucho más pacífica que la que intentaron en 2009, cuando dieron luz verde a una “cacería controlada” y un cazador pudo matar a uno.
Mostraron una foto de su cadáver, rodeado de soldados orgullosos, imagen que resultó en la ira de muchas personas, que apodaron Pepe al hipopótamo y lloraron su muerte.
Pero ahora, 60 hipopótamos serán trasladados en avión al Centro de Rehabilitación y Rescate Zoológico Greens en India y el resto vivirá en el Santuario de Ostok, en México. Además, hay países, como Ecuador, Filipinas y Botswana, que están haciendo cola para futuros envíos, pues si resulta el plan, se continuará relocalizando a los animales exóticos.
La organización mexicana que recibirá a diez ejemplares afirmó que estuvieron años preparando su instalación y que estarán fuera de vista del público y, por supuesto, no sueltos: “Si no, en México pasaría lo que pasó en Colombia”, dijo Ernesto Zazueta, presidente del santuario.
Aunque se trata de una medida costosa: se alquilarán aviones de carga que puedan transportar de 20 a 30 hipopótamos a la compañía bielorrusa Rada Airlines, y se estima que el vuelo a México cueste 400.000 dólares (320 millones de pesos chilenos aproximadamente) y a India 900.000 dólares (más de 720 millones de pesos).
Además, hay que sumarle el precio de las cajas especiales de madera donde contendrán a los animales, cuyo precio unitario es de hasta 10.000 dólares (8 millones aprox.) y mantenerlos mensualmente (2 millones).
Pero Zazueta afirmó que “los recursos para todo esto vienen de México e India”, pues están preocupados por el bienestar de los animales. Y una productora de documentales argentina filmará todo el proceso.
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