Con una seguidilla de eventos climáticos, la profecía y advertencia de John Beddington, un científico del Reino Unido, pareciera hacerse realidad. Y es que el hombre aseguró que el mundo se enfrentará a una “tormenta perfecta” de eventos climatológicos extremos para el año 2030.
Los incendios forestales, inundaciones y sequías, producto del cambio climático, estarían desestabilizando rápidamente la Tierra, transgrediendo sus límites y conduciendo a puntos de inflexión de deterioro ecológico, según confirmó un nuevo estudio.
Qué es una “tormenta perfecta” y por qué preocupa a los científicos
Se habla de una “tormenta perfecta”, cuando diferentes factores de riesgo —que por sí solos no generan un gran impacto—se combinan entre sí para dar lugar a una catástrofe inevitable.
En esta línea, el equipo de investigación del Reino Unido, que incluye a científicos de la Universidad de Sheffield, Bangor y Southampton, analizó cuatro ecosistemas amenazados para conocer qué factores podrían unificarse para provocar un colapso ecológico.
Entre ellos, identificaron el uso insostenible de la tierra, expansión agrícola y cambio climático, junto con episodios de inundaciones e incendios. Todos estos, juntos, pondrían rápidamente en peligro a los sistemas naturales del planeta.
Además, encontraron que, incluso aunque exista un esfuerzo de gestionar los ecosistemas de forma más sostenible —como reduciendo la deforestación—, nuevos factores como el calentamiento global y los fenómenos meteorológicos extremos aún podrían provocar un colapso.
“Si bien actualmente no es posible predecir cómo se conectarán los puntos de inflexión inducidos por el clima y los efectos de las acciones humanas locales, nuestros hallazgos muestran el potencial de cada uno para reforzar cualquier aumento de la presión, el cual será extremadamente perjudicial y podría tener consecuencias peligrosas”, dijo el coautor, el Gregory Cooper, especialista del Instituto de Alimentos Sostenibles de la Universidad de Sheffield.
A su vez, Simon Willock, codirector del estudio, afirmó que “más de una quinta parte en todo el mundo están en peligro de colapsar. Sin embargo, el estrés continuo y los eventos extremos interactúan para acelerar cambios rápidos que bien pueden estar fuera de nuestro control. Una vez que alcanzan un punto de inflexión, es demasiado tarde”.
“Es imprescindible que la humanidad esté atenta a las señales de que los ecosistemas se están degradando incluso más rápido de lo que se pensaba”, fue la advertencia con la que concluyó la investigación.