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Columna de sismología: ¿Son reales los terremotos artificiales?

¿Podemos producir sismos totalmente artificiales? La evidencia muestra que en algunos casos podemos hacer mover el suelo. ¿Son estos terremotos? ¿Podemos producir el apocalipsis? Alerta de spoiler: No (al menos sismológicamente).


A pocos días del fin de una nueva Copa del Mundo, uno de los episodios más curiosos del evento ocurrió durante el partido entre Alemania y México, al momento que este último dio la sorpresa marcándole un gol a los germanos. Muchas personas saltaron al mismo tiempo en un júbilo que había estado esperando por muchos años para ser liberado, e inmediatamente, aplicaciones que alertan cuando hay sismos en el mundo lo anunciaron: hubo un sismo en ciudad de México. ¡Las personas provocaron un sismo! Pero, ¿ocurrió realmente un pequeño terremoto provocado por el salto de muchas personas a la vez? La verdad es que no.

Un terremoto se produce cuando dos trozos de la corteza se mueven súbitamente uno respecto al otro. Estos dos trozos pueden ser dos placas o no. Los grandes terremotos en Chile suelen generarse entre la placa de Nazca y la Sudamericana, pero tenemos sismos todos los días en fallas cercanas a los volcanes, o también en la parte profunda de la placa continental en la que estamos. Porque la verdad es que todo nuestro país se mueve debajo de nuestros pies. Ahora, ¿que ocurre cuando muchos saltamos al mismo tiempo? Bueno, le pegamos un "chirlito" al suelo y, como la corteza es elástica, entonces el impulso de todos saltando juntos genera ondas que viajan a través del suelo. Algo parecido a cuando una piedra cae en una poza de agua. Ahora, como los sismógrafos miden los movimientos del suelo, y como los algoritmos de detección automática de los distintos servicios sismológicos avisan cuando se detectan las ondas, entonces automáticamente se avisó de un "sismo".

Así que ya sabemos que no se generó un sismo con el gol de México. Tampoco con el primero de Perú en la Copa. Aún así, es impresionante cómo las personas hicieron algo al unísono en tal magnitud. Pero eso nos lleva a otra pregunta: ¿y si pudiéramos provocar un terremoto?

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Me voy a adelantar aquí: no, el proyecto HAARP no tiene nada que ver con terremotos. Este proyecto, que tuvo por objetivo realizar experimentos para comprender mejor el comportamiento de la ionósfera, ha sido ligado a la generación de muchos desastres. Es una noción que abunda entre la comunidad conspiranoica, pero no tiene ningún sustento físico. De hecho, la energía que utiliza el proyecto simplemente es nada al lado de la necesaria para producir un terremoto de magnitud mayor a 7. Es más, un típico caso que mencionan -el terremoto de Haití, 2010- terminó ocurriendo en una zona que estaba altamente bloqueada, y que podía producir un terremoto importante, que ocurrió. Haití era un desastre esperando ocurrir. Y el HAARP no tuvo nada que ver. Ocurre que, nuestra educación en términos científicos es muy baja, entonces ideas como esa gozan de cierta repercursión, ya que muchos charlatanes simplemente gustan de mezclar términos que suenan científicos, aunque en realidad no tienen sustento alguno. Y eso es terrible, porque cuando se trata de terremotos, una de las cosas que más necesitamos es tener certezas. Y ya que los terremotos suelen no ofrecerlas, entonces es muy importante que hablemos con la verdad de ellos. Con argumentos de peso, hablando de lo que sabemos, y marcando lo que no conocemos. Todo esto debe ser transmitido de buena manera, es una responsabilidad. Si no, sólo tendremos un caldo de cultivo para charlatanes. Se me vienen a la cabeza Aroldo Maciel, Pedro Gaete, Alexander Backman, y se me está quedando una larga lista de ellos fuera.

Pero volvamos al tema inicial: "terremotos" artificiales. Una de las noticias de los últimos años hablaba de sismos producidos por ensayos nucleares en Corea del Norte. En ese momento varios sismólogos se pusieron a investigar al respecto. Lo que encontraron en el tiempo es que las señales en un sismograma eran idénticas en el tiempo. La gente de IRIS recopiló esto, y podemos ver las señales de tres ensayos nucleares en 2006 (verde), 2009 (rojo), y 2013 (azul). ¿Se dan cuenta? Idénticas.

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Ahora, ¿cómo se comparan estos tests con un terremoto real? Los profesionales del Lamont-Doherty Earth Observatory, de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, nos muestran la comparación de las señales de una explosión, y la de un terremoto que viene de una zona cercana. Son radicalmente distintas. Y a partir de eso, los sismólogos también pudieron enterarse de qué pasó en Corea del Norte. Como nota al margen, el tamaño de uno de los últimos "terremotos" producidos por ensayos nucleares tuvo una magnitud M 6.3 . Eso es muchísimo, y equivale a más de 6 mil toneladas de TNT. Impresionante.

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En el otro lado de la ecuación está el fracking. En este mecanismo para obtener hidrocarburos se inyecta agua a muy alta presión al suelo. El asunto es que esto aumenta la presión del fluido debajo de nuestros pies, y puede llevar a que una falla, que ya esté lista para producir un sismo, reciba el último impulso para que se mueva. Esto ha ocurrido en el mundo, sobre todo en Estados Unidos, pero suelen ser microsismos (con magnitudes menores a 2), aunque algunos con magnitudes del orden de 3 han sido ligados a esta actividad. Además, la generación de reservorios de agua inyectada en el suelo, que están allí durante años, ha llevado a que algunas fallas vayan recibiendo un cambio en su mapa de tensiones. Esto llevó a un terremoto de magnitud M 6.7 en India el año 1967, que causó muchas muertes. Tomemos aire: ¡1967! No es algo que haya pasado hace poco. Por lo mismo, y si bien la gran mayoría de los sismos generados por inyección de fluido no han sido problemáticos para nadie, sí se pueden activar fallas.

En definitiva, sí podemos generar sismos. Pero usualmente lo que se termina haciendo es ayudar a que fallas que ya tienen uno de ellos incubado lo termine de generar, al inyectar fluidos a la corteza. Es un efecto muy local. También podemos hacer temblar el suelo con diversos tipos de "chirlitos": desde todos saltando, hasta bombas nucleares. Pero no, y que quede claro, el HAARP no es parte de ello. No creamos en charlatanes.

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Cristian Farías Vega es doctor en Geofísica de la Universidad de Bonn en Alemania, y además profesor asistente en la Universidad Católica de Temuco. Semanalmente estará colaborando con La Tercera aportando contenidos relacionados a su área de especialización, de gran importancia en el país dada su condición sísmica.

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