Litio Antofagasta, Chile
Fotografía por: eJORGEVILLEGAS.

Cómo el litio podría cambiar el futuro de Chile y Latinoamérica

El boom del litio, un metal que promete un futuro menos contaminante, podría hacer que países como Chile, Argentina y Bolivia cambien su rumbo y puedan desarrollarse a pasos rápidos. Sin embargo, el proceso no está exento de dificultades.


El desarrollo de muchos países va de la mano con el litio, no solo por los muchos usos que se le puede dar a este metal, sino porque territorios —como Chile— poseen grandes reservas que se comercializan para la financiación de infraestructura. En nuestro país, por ejemplo, la Estrategia Nacional del Litio contempla la construcción de escuelas, hospitales, comisarías, puentes y caminos.

En esta línea, el litio —que es altamente demandado a nivel mundial— puede utilizarse en distintos rubros, pero destaca su función en las baterías de litio, que están contempladas en un futuro sostenible, además de estar presente en industrias de construcción y farmacéuticas.

Y el 60% del litio del mundo está concentrado en América Latina: Argentina, Chile y Bolivia. Este es un resumen del escenario que podría cambiar nuestro futuro.

 Plantas procesadoras del Litio en Salar de Atacama
Las plantas procesadoras de Soquimich (SQM) y la Sociedad Chilena del Litio (SCL), en Salar de Atacama.

Por qué la historia del litio es compleja en América Latina

Los expertos aseguran que las inversiones en litio en nuestro continente deben ser hechas lo antes posible, porque la “ventana de oportunidad” para entrar al mercado mundial duraría solo dos o tres décadas.

Tiene que ver con el boom de este metal, en un contexto donde el mundo quiere transicionar hacia energías menos contaminantes. “Los minerales críticos como el litio pueden convertirse en una fuente de ingresos significativa y duradera para los gobiernos”, aseguró Pepe Zhang, miembro senior del Centro Adrienne Arsht para América Latina del Atlantic Council a la BBC.

Pero, para Zhang, el comercio del litio es un baile de a dos: que un país exportador de litio tenga buenos ingresos, dependen “del grado de éxito comercial y de la participación del sector privado”. Es decir, los gobiernos deben asegurar que parte de la riqueza por la explotación del litio se quede en sus países y no se vean “destronados” por las grandes mineras.

 Plantas procesadoras del Litio en Salar de Atacama
Cómo el litio podría cambiar el futuro de Chile y Latinoamérica

El gran problema, para los gobiernos, es que se requieren inversiones millonarias para el proceso, por lo que hay mandatarios que se ven atrapados con la incertidumbre sobre cómo financiarlos, pues se debe tener la tecnología, conocimientos y experiencia necesaria para extraer y procesar este metal.

Argentina, por ejemplo, está acelerando su producción a toda velocidad, mientras que Bolivia, después de haber fallado en múltiples acuerdos comerciales, está intentando mantenerse de pie.

Chile, por su parte, propuso una alianza entre el sector público y privado para los nuevos proyectos que se desarrollen en el país, pero aseguró que el control lo tendrá el Estado: “Cualquier privado, ya sea extranjero o local, que quiera explotar litio en Chile, deberá asociarse con el Estado”, dijo el Presidente Gabriel Boric, tras anunciar a fines de abril el Plan Estratégico de Explotación de Litio.

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