Cómo era el ambicioso plan de Rusia para “iluminar” Siberia durante el oscuro invierno
Cómo era el ambicioso plan de Rusia para “iluminar” Siberia durante el oscuro invierno. Foto: archivo.

Cómo era el ambicioso plan de Rusia para “iluminar” Siberia durante el oscuro invierno

El científico ruso Vladimir Syromiatnikov desarrolló el proyecto que buscaba redirigir los rayos del Sol, para que así llegaran a ciertas partes de la Tierra.


El 4 de febrero de 1993, la agencia espacial Roscosmos de Rusia trató de concretar un ambicioso plan.

Este consistía, en términos generales, en enviar un espejo gigante a la órbita para que captara los rayos del Sol y luego los redirigiera hacia un objetivo en la Tierra.

Se trató del proyecto Znamya y fue desarrollado por el científico ruso Vladimir Syromiatnikov, quien confiaba en que de esa manera podrían “iluminar” las ciudades árticas de Siberia, durante los fríos y oscuros meses de invierno.

Aunque previamente ya se habían planteado experimentos similares en países como Alemania y Estados Unidos, sus investigaciones marcaron los avances de Rusia y la Unión Soviética (disuelta en 1991).

Syromiatnikov es recordado como un pionero de la ingeniería espacial.

De hecho, trabajó en el cohete Vostok, la primera nave espacial tripulada del mundo, que llevó al cosmonauta soviético Yuri Gagarin al espacio en 1961.

Junto con ello, según rescata la BBC, desarrolló un mecanismo de acoplamiento de naves espaciales, conocido como Sistema de Ensamblaje Periférico Andrógino (APAS, por sus siglas en inglés).

Este fue utilizado en julio de 1975 en el proyecto de prueba Apollo-Soyuz, el primer vuelo espacial conjunto de la Unión Soviética y Estados Unidos, entonces enemigos en la Guerra Fría.

Más adelante, el sistema también fue utilizado para permitir que transbordadores estadounidenses se acoplaran a la estación espacial rusa Mir.

E, incluso, según el citado medio, todavía se utiliza para acoplarse a la Estación Espacial Internacional.

Durante la década de 1980, persiguió un nuevo objetivo.

Cómo era el ambicioso plan de Rusia para “iluminar” Siberia durante el oscuro invierno
Cómo era el ambicioso plan de Rusia para “iluminar” Siberia durante el oscuro invierno. Foto: archivo / ilustración.

Cómo era el plan de Rusia para “iluminar” Siberia durante el invierno

Especialistas consultados por la BBC explicaron que Syromiatnikov inicialmente tenía la idea de que, si sujetaban velas solares a una nave espacial, podrían utilizar el Sol de una forma parecida a como las velas de los barcos utilizan el viento.

Si las velas reflectantes se inclinaban de manera correcta, los fotones —partículas de energía provenientes del Sol— podrían rebotar en las superficies de las naves.

De esta manera, podrían impulsarlas hacia adelante a través del espacio.

A pesar de que su idea resultó llamativa, no pudo conseguir financiamiento para su ambicioso proyecto.

En ese momento, la disolución de la Unión Soviética todavía era un hecho reciente y las posibilidades de conseguir amplios fondos para planes de esta magnitud eran escasas.

Fue ahí cuando Syromiatnikov hizo un nuevo planteamiento.

Tras hacer sus análisis, sugirió que las velas solares reflectantes en una nave espacial en órbita podrían actuar como un espejo.

Los propulsores de la nave se utilizarían para inclinar las velas y mantenerlas sincronizadas con la posición del Sol, según rescata el citado medio.

De esta manera, el espejo podría utilizarse para iluminar las regiones polares de Rusia.

Estas últimas son conocidas porque sus temperaturas son extremadamente bajas y sus días son considerablemente cortos en invierno, además de porque hay áreas que quedan sumergidas en la oscuridad.

Los beneficios de concretar este plan eran múltiples, argumentaba Syromiatnikov.

El científico confiaba en que permitiría prolongar la jornada laboral, aumentar la productividad de las tierras agrícolas, y reducir el costo de la iluminación eléctrica y la calefacción.

A esto se le sumaba que podría contribuir al bienestar de los habitantes.

Su propuesta recibió financiamiento del Consorcio de la Regata Espacial, un grupo de empresas y agencias estatales del país.

La supervisión estuvo a cargo de Roscosmos.

El primer prototipo construido fue el Znamya 1, pero no fue enviado al espacio.

Más bien, se mantuvo en la Tierra para que se hicieran pruebas y Syromiatnikov pudiera revisarlo si surgía algún problema técnico.

Los científicos construyeron el Znamya 2 como el primero que iba a entrar en órbita.

Según rescata el citado medio, el espejo estaba hecho de láminas delgadas de Mylar aluminizado.

Consiste en un material ligero y altamente reflectante, el cual se presumía que podría resistir a las condiciones del plan.

La ingeniera y presentadora de televisión británica del programa Tomorrow’s World de la BBC, Kate Bellingham, explicó en 1992 —antes de que se lanzara la nave— que “durante el vuelo, el reflector está envuelto firmemente alrededor del cuerpo de la nave, y para abrirlo, la nave tendrá que girar rápidamente, lo que lo obligará a desplegarse como un paraguas”.

“El truco es que a esta altura, el reflector de 20 metros de ancho podrá capturar los rayos del Sol que normalmente pasan por alto la Tierra y reflejarlos hacia el lado oscuro de nuestro planeta”.

Syromiatnikov tenía previsto que se realizaran distintos lanzamientos de prueba, para así mejorar el diseño y crear un reflector de 200 metros de ancho, el cual permanecería en órbita alrededor de la Tierra.

Asimismo, en un plazo más extenso, quería que contaran con una red de hasta 36 espejos gigantes en el espacio, los cuales serían capaces de pivotar.

Bellingham explicó que esto último permitiría mantener la luz reflejada enfocada en el mismo punto.

Un solo reflector podría usarse para iluminar un área específica, agregó la ingeniera, quien fue presentadora del mencionado programa de ciencias entre 1990 y 1994.

“En una noche clara, el reflector espacial podría iluminar un área del tamaño de un estadio de fútbol, ​​aportando un poco de luz a las largas noches de invierno”.

Sin embargo, también podría darse que se usaran varios reflectores para concentrar la luz en un punto, para así iluminar una zona más grande o aportar más brillo.

En ese entonces, se estimaba que la red combinada podría reflejar una luz 50 veces más brillante que la de la Luna.

De la misma manera, se presumía que podría iluminar un área de hasta 90 kilómetros de ancho.

Cómo era el ambicioso plan de Rusia para “iluminar” Siberia durante el oscuro invierno
Cómo era el ambicioso plan de Rusia para “iluminar” Siberia durante el oscuro invierno. Foto: referencial / archivo.

Cómo resultó el plan de Rusia para “iluminar” Siberia durante el invierno

El 27 de octubre de 1992, la nave espacial sin tripulación Progress M-15 despegó desde el cosmódromo de Baikonur en Kazajistán.

El Znamya 2 iba a bordo.

Luego de que la nave se acoplara a la estación espacial, la tripulación del Mir se encargó de preparar el operativo.

Pese a que inicialmente tenían previsto hacer la prueba a finales de dicho año, el plan se retrasó.

Fue el 4 de febrero de 1993 cuando buscaron concretar el operativo espacial.

Esa jornada, la nave autónoma Progress se desacopló.

Tras llegar a una distancia de alrededor de 150 metros de la Mir, comenzó a girar y a desplegar el espejo que atrapaba los rayos del Sol y los redirigía a la Tierra.

De acuerdo a los datos reunidos por el citado medio, la luminosidad de la luz reflejada era equivalente a la de una luna llena, aproximadamente.

La luz se extendió a 8 kilómetros por segundo desde el sur de Francia a través de Suiza, Alemania y Polonia, hasta el oeste del territorio ruso.

Desde la Mir, los tripulantes pudieron ver un leve haz de luz que atravesaba Europa.

Por otro lado, en la Tierra, algunas personas reportaron haber visto un destello de luz, a pesar de que en esa jornada gran parte del continente estaba cubierto por nubes.

Pasaron unas horas hasta que el espejo salió de su órbita y se quemó al reingresar a la atmósfera, sobre Canadá.

Aunque los acontecimientos fueron percibidos en Rusia como un avance científico de relevancia, hubo una serie de puntos que consideraron que debían mejorar.

Cómo era el ambicioso plan de Rusia para “iluminar” Siberia durante el oscuro invierno
Cómo era el ambicioso plan de Rusia para “iluminar” Siberia durante el oscuro invierno.

Entre estos estaban que la luz fue menos intensa de lo previsto, mientras que no reunía las características necesarias para suministrar iluminación práctica para un área más grande.

A lo anterior se le sumó que hubo complicaciones para mantener su estabilidad.

Por lo tanto, aunque el proyecto era prometedor, consideraron que todavía era limitado.

Pero lejos de abandonarlo en ese entonces, optaron por utilizar la experiencia que habían obtenido para seguir persiguiendo el plan.

Así, se empezó a trabajar en el Znamya 2.5, que tendría un espejo de 25 metros con la capacidad de reflejar una luminosidad de entre cinco y diez lunas llenas. La luz emitida cubriría un área de 8 kilómetros de ancho.

Su lanzamiento fue programado para octubre de 1998.

El científico ruso declaró en los meses previos, en una entrevista con The Moscow Times en julio de ese año, que estaban siendo “pioneros en este campo”.

Y agregó en esa conversación: “Si el experimento sale según lo planeado, nos proponemos enviar docenas de naves más al espacio en el futuro de manera permanente”.

Ante el próximo despliegue, algunos astrónomos se manifestaron en contra del proyecto, ya que pensaban que podría afectar en las operaciones de sus telescopios.

Investigadores ecologistas también expresaron su preocupación, debido a que temían que la misión pudiese afectar a los ciclos naturales de animales y plantas.

Aún así, Syromiatnikov estaba convencido de que el plan debía seguir.

En la entrevista con el periódico ruso, enfatizó: “Piensen en lo que esto significará para el futuro de la humanidad”.

“No más facturas de electricidad, no más inviernos largos y oscuros. Este es un gran avance para la tecnología“.

El lanzamiento del Znamya 2.5 se concretó el 5 de febrero de 1999.

Sin embargo, aunque en un principio la misión transcurrió de acuerdo a lo esperado, en un momento —cuando ya se había alejado de la estación espacial— se dio una orden adicional por error.

Aquello llevó a que la nave Progress extendiera una antena que luego no se pudo retraer.

Lo anterior, a su vez, hizo que las láminas del Znamya 2.5 quedaran atrapadas.

Los científicos que estaban en el Centro de Control de Misión en Moscú dieron órdenes para que se tratara de revertir el error, pero no lo lograron.

Se intentó nuevamente una hora más tarde, pero tampoco.

En ese momento, reconocieron que el espejo del Znamya 2.5 había quedado fuertemente dañado y no podría volver a utilizarse.

Lo dejaron caer. Se quemó en la atmósfera sobre el Océano Pacífico.

Cuando aquello ocurrió, un portavoz del Centro de Control de la Misión en Moscú, Valery Lyndin, declaró a la BBC que “el estado de ánimo aquí es muy deprimente”.

Y aunque tenían planeado desplegar un Znamya 3 en 2001, la iniciativa no consiguió reunir el financiamiento, por lo que no se pudo desarrollar.

Syromiatnikov, por su parte, falleció en 2006. Pero aunque no pudo concretar su objetivo final, hoy es recordado como uno de los grandes exponentes rusos de la ingeniería espacial.

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