Cómo es el centenario mausoleo de Lenin en la Plaza Roja

Este año, el mausoleo de Lenin situado en la Plaza Roja de Moscú está celebrando un importante hito.

Se trata de su aniversario número 100, que coincide con la muerte del fundador de la Unión Soviética.

Desde su inauguración en 1924, millones de personas de todo el mundo han acudido hasta el lugar para ser testigos del cuerpo embalsamado de Lenin, que permanece al interior de un sarcófago abierto.

Sin embargo, la momia también ha sufrido modificaciones desde que fue instalada en ese recinto. Durante la Segunda Guerra Mundial fue secretamente retirada y enviada a Siberia, y luego, en los años 70, se le incorporaron cristales antibalas con el fin de protegerla de las constantes agresiones.

De acuerdo a la BBC, fue Joseph Stalin quien comenzó a pensar en la idea de preservar el cuerpo del líder bolchevique y que no tuviera un entierro común.

La iniciativa también se gestó después de que un dirigente de la Cheka soviética perdiera la vida mientras realizaba una misión y los médicos decidieran embalsamarlo.

En 1923, Stalin organizó una reunión con dirigentes del Partido Comunista para conversar sobre la posible muerte de Lenin. Para ese momento seguía vivo, pero su estado de salud estaba muy deteriorado, tanto así que estaba retirado de la vida pública.

Fue ahí que el secretario general del partido sugirió que, si Lenin moría, su cuerpo tenía que ser embalsamado. Varias figuras rechazaron rotundamente la idea, incluyendo a la misma esposa de Lenin, Nadezhda Krupskaya, aunque meses después terminaría prevaleciendo la postura de Stalin.

El 21 de enero 1924, el primer jefe de la Unión Soviética falleció después un largo período de enfermedad. Poco después se organizó un concurso a nivel nacional para construir el mausoleo, que fue ganado por el arquitecto Alexei Chtchusev.

El monumento primero fue construido solo con madera, con el propósito de que estuviera listo antes del funeral. Durante la ceremonia de despedida, los restos de Lenin fueron paseados por las calles de Moscú para finalmente ser trasladados a su tumba en la Plaza Roja.

Aunque en un comienzo el cuerpo iba a ser expuesto al público de manera solo de manera temporal, pronto la idea de que se convirtiera en algo permanente comenzó a tomar más fuerza.

De esa manera, poco después del deceso de Lenin los científicos Alexei Vorobyov y Boris Zbarsky comenzaron a dedicarse al embalsamamiento del cadáver, mientras que Chtchusev trabajaba en una versión definitiva del edificio.

Hasta que el 1 de agosto de 1924, el monumento fue inaugurado para ser visitado por el público y poco a poco se transformó en uno de los íconos más importantes del régimen soviético. Seis años más tarde se estrenó la versión del edificio con mármol y granito.

En 1945 fue reconstruido parcialmente para incorporarle una tribuna, donde se instalaban las autoridades soviéticas para pronunciar discursos y observar desfiles.

Una curiosidad sobre el sepulcro es que, en algún momento, también estuvo acompañado por el cadáver de otra figura de gran importancia para el régimen soviético: Stalin.

Después de que el “hombre de acero” de la Unión Soviética falleciera en 1953 producto de una hemorragia cerebral, se llegó a la conclusión de que también tenía que ser embalsamado y exhibido en la Plaza Roja. Y finalmente eso se concretó.

Por un breve periodo de tiempo, los restos de los dos dirigentes compartieron mausoleo y al costado de la leyenda “Lenin” se incorporó otra que decía “Stalin”.

No obstante, en el marco de las políticas de desestalinización impulsadas por el líder soviético, Nikita Jrushchov, en el año 1961 el cadáver de Stalin fue sacado de ese lugar y fue enterrado en la parte externa de la muralla del Kremlin. Su sepulcro se encuentra específicamente entre los de Mijaíl Súslov y Mijaíl Kalinin.

Desde que fue abierta al público, la tumba de Lenin se ha convertido en una importante atracción turística para personas de otras nacionalidades e incluso algunos lo consideran un sitio de peregrinación.

Pero así como ha despertado el interés de muchos, también ha sufrido múltiples agresiones. Martillazos, pedradas, bombas, disparos y hasta un intento de incendio son apenas algunos de los ataques que ha sufrido el sarcófago.

Luego de que en 1973 un artefacto explosivo terminara por matar al atacante y dos visitantes, las autoridades decidieron poner más seguridad a la tumba y le añadieron un vidrio antibalas.

Un siglo después de su inauguración, la exhibición de la momia de Lenin se ha convertido en un tema de debate en Rusia, ya que hay quienes plantean que ya es tiempo de que los restos sean retirados y enterrados.

De acuerdo a una encuesta realizada en 2017, un 63% de los rusos está de acuerdo con dar sepultura al líder bolchevique, mientras que apenas un 31% se opone a esa medida.

Pero el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha demostrado desde su llegada al poder que no desea mover el cuerpo de ese lugar. “No es un asunto que esté en la agenda del Kremlin”, explicó hace unos años el portavoz del Presidencia rusa, Dmitri Peskov.

Según informó el mismo gobierno ruso en 2016, al menos durante ese año planeaban destinar 13 millones de rublos (aproximadamente US$150.000) para mantener a la momia en óptimas condiciones. Específicamente, el gasto tenía por fin realizar “el trabajo biomédico de conservación del cuerpo de Vladímir Lenin para que parezca como si estuviera vivo”, según indicaba la agencia estatal de contratación.