Cómo es la operación para reimplantar una extremidad amputada

Cirugía médica / operación
Cómo es la operación para reimplantar una extremidad amputada. Foto: referencial.

En conversación con La Tercera, un médico cirujano explicó los pasos que generalmente se siguen en este tipo de operaciones.


Fue durante la madrugada de este lunes 2 de septiembre cuando el portero de San Antonio Unido, Cristóbal Campos, enfrentó un grave accidente de tránsito que llevó a que sufriera la amputación traumática de su pie derecho, a la altura del tobillo.

Según se reportó en las horas posteriores, aquello se dio de manera parcial.

El arquero formado en Universidad de Chile fue operado alrededor de las 4:00 AM en la ex Posta Central, con el objetivo de poder reimplantarle la extremidad que resultó afectada y que los médicos pudieron reconstruir.

Sin embargo, el subdirector del recinto, Jorge Ibáñez, hizo hincapié en que “debido a la gravedad de la lesión, uno no puede garantizar la viabilidad en el largo plazo, sino que, simplemente, la reconstrucción”.

Pero más allá del caso particular del deportista, este tipo de intervenciones destacan por ser de alta complejidad.

“Mientras menos tiempo se demore en activar la respuesta del hospital, más posibilidades hay de que la operación sea exitosa”, explica a La Tercera el Dr. Carlos Rivera, médico cirujano y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes.

El experto, quien no participó en la intervención de Campos, anticipa que estos procedimientos necesitan equipos multidisciplinarios, los cuales suelen incluir cirujanos vasculares, traumatólogos y especialistas en la extremidad o la parte del cuerpo en cuestión.

“Hay que recordar que como esto es de tanta complejidad, también se requiere de subespecialistas. Es decir, no bastaría solamente con un traumatólogo, sino que además es necesario un subespecialista o alguien con mucha experiencia en esa parte”.

Rivera comenta que para poder realizar esta cirugía es fundamental tener en cuenta las características de la extremidad amputada.

“En el caso de Cristóbal Campos entiendo que fue una amputación parcial (...) pero puede darse el caso de que una extremidad o parte de ella quede separada del paciente”.

Para esas situaciones, dice el médico, “hay que llevar esa pieza o extremidad junto con el paciente, para asegurarnos de que llegue oportunamente”.

“Tiene que trasladarse y manipularse de una manera muy adecuada, porque cualquier cosa que hagamos mal va a afectar el resultado final o, incluso, puede imposibilitar la reimplantación”.

En este sentido, detalla: “Por ejemplo, si coloco hielo directamente sobre esa extremidad o parte, probablemente la voy a dañar”.

“Se recomienda, si es una pieza pequeña, un frasco o una bolsa de nylon muy limpia. Puede ir o no con una gasa o una toalla lo más limpia posible, que se imponga relativamente con una mínima humedad”.

Aquí, aclara Rivera, es importante “que no esté muy húmedo, ya que eso va a macerar la piel y va a ser peor”.

“Hay que ser cuidadosos de no humedecer demasiado la extremidad o pieza, porque podría dañarla, sobre todo si el trayecto (al recinto médico) es largo o pasa mucho tiempo”, recalca.

A esto se le suma que tampoco se debe poner directamente en un refrigerador o recipiente con hielo.

“Se pueden usar sistemas de refrigeración, pero siempre en un segundo contenedor”, aclara el académico.

Según detalla el sitio médico MedlinePlus, una opción en este sentido es sumergir la bolsa plástica sellada —con la parte en su interior— en agua helada, pero teniendo en cuenta lo anterior.

“Otro punto importante es lo que hagamos sobre el paciente. La persona que ha sufrido una amputación generalmente tiene hemorragia en esa zona. Por ejemplo, el uso de algún método para comprimir ese sector con torniquete puede significar a veces la pérdida de la oportunidad de después reimplantar. Pero tenemos que pensar que la vida está por sobre la extremidad. Así que, si no tenemos otra forma de cohibir o parar la hemorragia, excepto con el uso de un torniquete, vamos a estar obligados a usarlo”.

Llamar o acudir a los servicios de emergencia lo antes posible es fundamental en este tipo de situaciones.

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Cómo es la operación para reimplantar una extremidad amputada. Foto: referencial.

Cómo es la operación para reimplantar una extremidad amputada

El académico de la Universidad de los Andes dice que lo primero que debe hacer el equipo médico es evaluar al paciente y ver si se está en “capacidad técnica” de realizar la cirugía.

Hay que tener en consideración que no todos los casos son iguales, por lo que no siempre se puede “rescatar” o reimplantar la extremidad o parte.

Entre los factores que son cruciales para la evaluación inicial están: el tipo de daños, el grado de contaminación de la herida, el tiempo que ha transcurrido y el manejo de la pieza amputada.

Uno tiene que reimplantar cuando es razonable hacerlo. Hay que ver los riesgos y beneficios, porque hay pacientes que tienen más que otros”.

Algunos aspectos que pueden incidir en la posibilidad de éxito de la operación son: la edad, el estado de salud (por ejemplo, si se tienen otros padecimientos previos), si tiene hábitos dañinos como fumar y su nutrición.

“La cooperación con el paciente, conversar con él y el tener una red de ayuda” son aristas de relevancia, destaca Rivera.

“Y lo otro es tener un equipo que no solo sea capaz de reimplantar, sino que también de rehabilitar y de hacer seguimiento a largo plazo”.

Respecto a cómo es el proceso quirúrgico a grandes rasgos, explica: “Ya bien evaluado el caso con todo lo que sea necesario, se prepara la pieza, sobre todo si está separada del cuerpo del paciente. Sino, preparamos al paciente y la extremidad que está semiamputada”.

Lo primero que hacemos es lavar. Esto es todo bajo anestesia general, con un bloqueo o con anestesia regional, pero usualmente general, porque vamos a necesitar varias horas”.

Luego de que se aplique la anestesia sobre el paciente, es llevado al pabellón y pasa por un proceso de aseo.

“Después de aquello, regularizamos los bordes. Es imposible pegar una parte con otra si esos bordes están macerados, destruidos o no adecuados”.

“Luego hay varias etapas, dependiendo del tipo de lesión. No hay una receta única, pero lo que tendemos a mirar primero es el estado vascular y vamos seleccionando y preparando los vasos, porque puede darse que tengan daños en sus distintas capas (...) Ahí tenemos que ser súper cuidadosos, espatularlos si es necesario, elongarlos un poco, acompañarlos, para que nos dé para después poder unir”.

El médico continúa: “Vamos identificando arterias, venas, nervios, limpiando muy bien el hueso (...) Luego regularizamos los músculos y tendones, marcándolos e identificándolos todos”.

“Una vez que tenemos el esquema armado, empezamos la reparación. En el fondo, vamos reparando por componentes (...) Tenemos que ir haciéndolo con materiales que requieren de mucha finura, que generalmente implican el uso de microscopios, sobre todo en extremidades muy pequeñas”.

Bajo esta línea, Rivera enfatiza a La Tercera que “tiene que ser gente muy entrenada, porque operar con estas herramientas no es lo mismo que hacerlo a mano descubierta y a ojos desnudos”.

Cabe recordar que siempre siempre es recomendable acudir a un profesional si tienes dudas sobre tu salud o si estás en una situación de emergencia médica.

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