Cómo puedes entrenar a tu cerebro para recordar nombres y fechas con facilidad

¿Te ha pasado que sabes de memoria todas las letras de tu cantante favorito, pero no puedes recordar el nombre de alguien que acabas de conocer, o la fecha de cumpleaños de un familiar? Si te pasa algo similar, no significa que tengas mala memoria, sino que te falta entrenarla de forma correcta.

Y es que, aunque se cree que la memoria es una sola, la realidad es que está dividida en distintas dimensiones o “sistemas”, donde actúan mecanismos neuronales parcialmente distintos.

Así lo aseguraron Claudia Poch, académica del Doctorado en Educación y Procesos Cognitivos y Jorge González, investigador del Centro de Investigación Nebrija en Cognición, ambos de la Universidad Nebrija de España.

En un artículo, publicado en The Conversation, ambos expertos explicaron que los humanos tenemos “distintos tipos de memoria para distintos tipos de conocimientos”, y hay unos ejercicios que podemos practicar para reforzarlos.

En especial, para quienes quieren tener más facilidad de acordarse de detalles, como el cumpleaños de un amigo —sin la necesidad de entrar a Facebook para recordarlo—, de un número telefónico o de cualquier dato simple.

El cerebro funciona de manera impresionante, y hay un sinfín de cosas que comúnmente no se conocen de él: por ejemplo, aprender un nuevo idioma no requiere el mismo tipo de mecanismo que aprender, por ejemplo, sobre algo de ciencias naturales.

“Como el aprendizaje de distintas materias y destrezas no hace uso de la memoria de la misma manera, es difícil generalizar sobre qué hace más o menos eficaz una estrategia de memoria en el entorno educativo”, escribieron en conjunto Poch y González.

No obstante, en esta ocasión, los especialistas decidieron enfocarse en la “adquisición de conocimiento declarativo”, es decir, el conocimiento que debiese estar “explícito” en la memoria y al que podemos acceder de forma consciente.

En otras palabras, estos son: datos, fechas, nombres, acontecimientos pasados, conceptos y otros similares.

Entonces, para empezar a entrenar nuestra memoria que recuerda todos estos elementos, debemos saber que la capacidad para recordarlos con facilidad, muchas veces, tiene que ver con la genética.

Además, según Poch y González, aunque existen técnicas populares como la mnemotécnica, para ellos “parece más razonable intentar mejorar la memoria por otros medios”, y es que este método parece no funcionar con ideas más complejas.

En esta línea, el primer paso de la técnica es “la creación de una huella de memoria”: primero, la persona debe “codificar” la información que recibe y después debe pensar “qué hacemos con el contenido que queremos aprender”.

“La elaboración profunda de la información, relacionándola con conocimiento previo, es la mejor manera de facilitar su memorización”, aseguraron.

Es decir, si es que quieres aprender la fecha de cumpleaños de una tía, lo mejor será decirle a tu cerebro por qué quieres memorizarla: “Para comprarle un regalo”, por ejemplo. Según los expertos, esta simple acción podría hacer que sea más fácil de recordarlo, pues le estás dando a tu cerebro una “intención” para lograrlo.

“Al repasar un contenido con intención de memorizarlo es mucho más eficaz relacionarlo con cosas que ya sabemos en lugar de limitarnos a repetir esa información mentalmente”.

Entonces, para poder memorizar datos, los expertos aseguraron que es fundamental crear “redes ricas de conocimiento en las que integrar y organizar el conocimiento nuevo” y no solo desear memorizarlo, con la esperanza de que el cerebro lo logre por sí mismo.

“De este modo, recordar el año en que fue escogido el primer presidente norteamericano resultará mucho más fácil si lo integramos y organizamos en torno al conocimiento que ya poseemos sobre la revolución francesa, generando de este modo lo que los investigadores denominan una codificación significativa”, ejemplificaron en el artículo.

Y para las ocasiones donde sabes que recuerdas un dato, pero lo tienes en la punta de la lengua y todavía no puedes recordarlo, Poch y González aseguraron que se puede ejercitar también la “el proceso de la recuperación”.

“Muchas veces tenemos almacenada información a la que no podemos acceder”.

Aquí, el ejercicio es similar: al momento de “almacenar” información, debemos también tener en cuenta las claves que vamos a utilizar para acceder a ella después. A esto, los especialistas le dicen la “ruta de acceso” o “estructura de recuperación”.

Es decir, cuando queremos memorizar algo, debemos crear “claves” que nos harán recordar el elemento.

“La práctica repetida de estas estrategias es imprescindible para que la memorización se produzca de manera más eficiente y rápida”, declararon los académicos.

Aunque los expertos se refirieron a cómo nos enseñan en la educación básica y superior a memorizar conceptos, tocaron un punto clave, y es que para practicar técnicas de memorización con éxito, debemos saber cómo funciona nuestra propia memoria.

“Como regla general, cuántos más conocimientos tengamos y más tiempo practiquemos estrategias efectivas de memorización, menos nos costará adquirir nuevos conocimientos”, escribieron Poch y González.

Y es que, aunque existen técnicas como la mnemotécnica que pueden lograr que una persona, después de entrenar el cerebro, pueda recordar los inacabables dígitos del número pi, los expertos recomiendan que se instauren técnicas más eficaces para recordar datos más complejos.

Y es que “el uso real que podemos hacer de ellas (las mnemotécnicas) en la vida cotidiana es limitado. En la escuela, es posible utilizar estos métodos para el aprendizaje de listas, como los planetas o los elementos químicos, pero es muy difícil hacerlo con materiales o conocimientos más complejos”.