Cómo reconocer al hongo de la muerte en Chile: “Es mejor no recolectar especies que uno no conoce bien”
Götz Palfner, micólogo y académico de la Universidad de Concepción, plantea que una de las medidas de precaución más significativas al momento de salir a recolectar setas, es poder reconocer las que son comestibles y las que son letales.
Hace unos días trascendió que un adolescente de 17 años falleció en Hualqui, Región del Biobío, después de haber consumido hongos venenosos que había recogido con su familia.
La seta responsable habría sido la Amanita Phalloides, que por sus poderosas toxinas también es conocida como el “hongo de la muerte”. Se trata de una especie que es la responsable del 90% de las muertes por intoxicación de hongos, indica un estudio científico de BC Medical Journal.
El complicado desenlace que tuvo el adolescente ha generado un gran pesar en la comunidad de Hualqui. Pero al mismo tiempo, ha puesto en evidencia cuán decisivo podría ser el identificar de forma precisa las setas que son dañinas para la salud, y en algunos casos, mortales. Aún más, para quienes suelen practicar la recolección de hongos como una actividad cotidiana.
Pero, ¿en qué está actualmente el panorama de los hongos en Chile? ¿Cuántas especies mortales hay en el país? ¿Cómo se puede identificar fácilmente la Amanita Phalloides para evitar exponerse? Esto es lo que dijo un especialista en hongos.
Hongos comestibles y venenosos en Chile
“En Chile existe una gran variedad de hongos, aunque todavía no está muy bien estudiada esta biodiversidad”, cuenta a La Tercera Götz Palfner, académico del Departamento de Botánica de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la Universidad de Concepción.
El micólogo estima que actualmente hay más de 3.000 especies de hongos a lo largo de todo el país, considerando aquellas que se han estudiado y tienen nombre. Pero aún queda por explorar y analizar las implicancias de una pequeña fracción de setas.
“Falta mucho conocimiento e investigación, con mayor razón se debería tomar la máxima precaución con la recolección y el consumo de hongos silvestres”, destaca.
En general las sí han sido investigadas son las comestibles. Según el profesor, algunas de las más reconocibles y de buena calidad son los changles, los loyos, los gargales, los digüeñes, la callampa del pino y el níscalo. “Son frecuentes y crecen en grandes cantidades”.
Las tóxicas, en tanto, también han sido ampliamente estudiadas, dice Palfner: “La buena noticia con respecto a los hongos venenosos es que hay pocas especies en el país, teniendo en cuenta las que pueden causar intoxicaciones severas y que pueden llevar a la muerte”, explica Palfner.
Esos hongos que pueden ser letales son solo dos: la ya mencionada Amanita Phalloides y la Amanita Gemmata. Ambas pertenecen al mismo género y no son especies nativas, puesto que fueron introducidas en Chile con la llegada de árboles introducidos, como los encinos, castaños y pinos.
El primer registro que se tiene de la Amanita Phalloides en Chile es en el año 1990, en la ciudad de Temuco. Desde entonces su presencia se ha identificado desde la región Metropolitana hasta la región de Los Ríos.
Cómo identificar a la Amanita Phalloides u “hongo de la muerte”
Para Palfner, no es tan fácil confundir este hongo mortal con otros que son comestibles debido a ciertas características que permiten distinguir a la seta. Dice que todo va a depender de los conocimientos que tenga cada uno, pero que cuando uno se dedica un poco a estudiar la especie, se puede aprender rápido a diferenciarla.
Algo que podría ser determinante radica en observar atentamente la morfología del hongo, explica el micólogo: “Es una seta de tamaño mediano, que se caracteriza por el color verde de su sombrero y en parte del pie también. Es un tono muy característico, como de aceitunas verdes. No hay muchos hongos que tengan este color”.
Mientras que las láminas del hongo, es decir, la estructura que está debajo de su sombrero, suelen ser de un tinte blanco.
“Otro atributo que es muy típico en casi todas las especies de Amanita es que en el pie se observa como un anillo o cinturón, que es blanco también”, explica el también jefe del Laboratorio de Micología y Micorrizas de la Universidad de Concepción.
En algunos casos más raros, la tonalidad del sombrero de esta seta tóxica podría variar: hay algunas que no presentan un verde tan marcado.
Los silenciosos peligros de un hongo venenoso
Hay varios aspectos que hacen que la Amanita Phalloides sea tan riesgosa para la salud de las personas. Lo principal se explica por la naturaleza de sus toxinas, denominadas amatoxinas, y los efectos que producen una vez que se consume un ejemplar.
“Una vez absorbidas las amatoxinas en el estómago del intestino, pasan a la corriente sanguínea y ahí se desplazan en el cuerpo. Quedan sobre todo en el hígado”, cuenta Palfner.
“Ahí están produciendo su efecto mortal, que consiste en interferir con la reproducción celular del tejido hepático. O sea, la toxina inhibe y bloquea la división celular, con eso las células del hígado las células hepáticas ya no se pueden renovar y entran en necrosis. Eso produce la falla hepática fulminante que se observa típicamente en los pacientes que han ingerido Amanita Phalloides”, agrega.
Por más que se someta a cocción, secado o cualquier otro tipo de procedimiento, sus toxinas son estables y no se eliminarán. Además, basta con la mitad de una seta para causar la muerte de una persona.
En el último tiempo ha estado apareciendo otro problema asociado a esta seta. Como la Amanita Phalloides y la Amanita Gemmata son especies introducidas, lo común era que habitaran bosques de árboles no nativos.
La complejidad está en que hoy es mucho más difícil hallar zonas completas de bosques nativos, y están más bien rodeadas por árboles introducidos. “Ahí podríamos encontrar las especies nativas de Amanita que son comestibles y las mortales en una plantación de pinos o castaños. Las dos pueden crecer a pocos metros de distancia. Esa mezcla podría favorecer las confusiones”, asegura el académico.
A eso se suma otro factor reciente: el hongo también se estaría dando en los suelos de árboles nativos. Eso implica una exposición mayor para la población, particularmente en los que salen a buscar setas, pues ya no sería un elemento diferenciador si se les compara con las comestibles.
Esa mutación la ha presenciado en primera persona el mismo académico en el campus de la Universidad de Concepción, no una, sino que en reiteradas ocasiones: “Aquí tenemos coigües y la Amanita Phalloides ha estado apareciendo bajo esos árboles. Estamos hablando de un fenómeno en que el hongo está cambiando o ya ha cambiado su árbol hospedero”,
“Ha saltado, entre comillas, de los árboles exóticos con los que llegó a Chile a los árboles nativos. Es un fenómeno muy peligroso”, añade.
La importancia de saber reconocer a los hongos
Antes de salir a algún lugar donde sabemos que podremos encontrar hongos, hay que tomar ciertas medidas de precaución para prevenir riesgos indeseados. En esto, el conocimiento es fundamental y también puede ser determinante.
Palfner tiene claras sus recomendaciones si alguien está buscando recoger setas, ya sea en un territorio conocido o desconocido. Una de las medidas de precaución más importantes es tratar de identificar siempre las especies que pueden ser tóxicas, que son pocas y que no son tan complejas de reconocer si les prestamos atención.
“Por otro lado también hay que conocer las especies comestibles que uno recolecta. Es mejor abstenerse de las especies que uno no conoce o no muy bien, y solamente recolectar especies que uno conoce, que sean fáciles y seguras de identificar”, afirma.
“Otro consejo es que si hay sospechas de que el hongo podría ser del género Amanita hay que abstenerse, no hay que recolectarlo. No importa si es una de las especies nativas y comestibles, siempre digo que para no correr ningún riesgo, es mejor no sacar Amanitas. No vale la pena”, destaca.
En último lugar, el investigador recomienda que uno mismo debe recoger sus propios hongos, según el criterio y conocimiento personal: “Es mejor no recibir hongos silvestres recolectados por otras personas, sobre todo cuando se trata de mezclas. Ahí siempre puede existir el riesgo de que entre las setas se esconda alguna de las mortales”.
Palfner concluye que también se debe estar alerta sobre otras especies venenosas que pueden podrían desencadenar síntomas de menor gravedad, como cuadros intestinales con diarreas, vómitos y dolor abdominal.
“Está el famoso matamoscas, Amanita Muscaria, que también es tóxica. No es mortal como las otras dos, pero hay que evitarlas. No justifica la experiencia por los compuestos psicoactivos”, explica.
Por otra parte está el champiñón tóxico o Agaricus xanthoderma, que puede presentar una morfología muy similar a la de los champiñones comestibles. La parte positiva es que se puede evidenciar que es nocivo al mismo instante que se recolecta.
“Al rasguñarlo o cortarlo, se torna amarillo. Es una de las pocas especies que revela su toxicidad con este cambio de color, eso no ocurre con las otras especies. Pero tampoco es mortal”, finaliza el especialista.
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