Es común que a medida que transcurren las horas en una oficina o espacio de trabajo, tendamos a reducir nuestro rendimiento.
Situaciones como dormir mal la noche anterior, pasar mucho tiempo frente a una pantalla o sentir que los días se transforman en una exigente rutina, además de revisar las tareas pendientes durante los fines de semana, son solo algunas de las que influyen en los resultados que vemos al terminar nuestra jornada.
Frente a estos escenarios, la necesidad de tomar un descanso se vuelve inminente, pero, ¿cómo deben ser estos momentos de relajación? ¿Cuánto tienen que durar para que no afecten a nuestro desempeño laboral?
Un grupo de académicos en psicología de la Universidad Occidental de Timișoara, Rumania, analizó 22 investigaciones previas con el objetivo de responder estas preguntas y ver su impacto en la salud mental de los empleados.
Estas fueron sus conclusiones.
La importancia de descansar del trabajo
En un artículo publicado en el medio Plos One, los investigadores confirmaron que los llamados “microdescansos” tuvieron repercusiones positivas en las 2.000 personas que participaron en los estudios, quienes se desempeñan en diversas áreas laborales.
Si bien, afirmaron que una pausa de 10 minutos podría reducir sensaciones como la fatiga, estos no son suficientes para recuperar de manera óptima las capacidades del cerebro. Aun así, dicho margen de tiempo puede traer beneficios especialmente en los empleos que implican tareas repetitivas, debido a que aumenta la concentración.
Una situación similar se dio en las actividades creativas, en donde vieron que los participantes presentaron síntomas de alivio y un crecimiento en su destreza para formular nuevas propuestas.
En este sentido, remarcaron que “las micropausas podrían ser una panacea para promover el bienestar durante la jornada laboral” en distintas áreas.
Cómo hacer una pausa eficiente
Respecto a las maneras en que se deben realizar los descansos sin poner en riesgo el desempeño, los académicos destacaron que es clave una desconexión real, en donde se tome distancia de los pensamientos asociados al trabajo.
Los especialistas enfatizaron en que se pueden realizar acciones como ejercicios de estiramiento o conversar con un compañero acerca de temáticas externas, tales como la música que escuchan, los resultados de un partido de fútbol o lo que hicieron el fin de semana.
“Las actividades de microdescanso relacionadas con el trabajo se asociaron con una disminución del bienestar, una disminución de la calidad del sueño y un aumento del estado de ánimo negativo”, escribieron los académicos en su investigación, para luego añadir que las que involucraron movimientos físicos incrementaron las sensaciones positivas.
Por otro lado, las que implicaron contacto directo con otras personas, tales como mantener una conversación, “se asociaron con una mayor sensación de vitalidad”, mientras que el uso de redes sociales y videojuegos “se asoció con un menor conflicto entre el empleo y la vida privada”. Asimismo, otras como ver videos de interés se tradujeron en “una mayor recuperación y rendimiento”.
Y a pesar de que los investigadores recalcaron que no existe un margen estándar de minutos ideales para tomar un microdescanso efectivo, sí sentenciaron que “cuando este es más prolongado, el rendimiento tiende a mejorar”.