Crimen, hombres en tanga y un sueño americano: Chippendales, el primer club de striptease para mujeres en Estados Unidos
El club de espectáculos eróticos pasó de ser descrito como “un Disneylandia para adultos” a convertirse en una incontrolable lucha por figurar, en la que incluso hubo un asesinato a sueldo y un plan de envenenamiento. Así fue el origen de Chippendales, el imperio del striptease dirigido al público femenino.
Si le preguntas a un especialista en el mundo del entretenimiento para adultos cuáles son las firmas más icónicas en este ámbito, por un lado te responderá que Playboy, si se tiene en mente a un público masculino heterosexual, mientras que si se piensa en mujeres, muy probablemente te hablará de Chippendales.
A lo largo de su historia, esta última compañía ha protagonizado más de una controversia.
Inicialmente, porque cosechó un gran éxito comercial tras abrir el primer club de striptease enfocado hacia mujeres en Estados Unidos. Ahí, las visitantes eran recibidas por hombres en tanga y con un característico corbatín, quienes realizaban agitados bailes a cambio de una propina.
Mientras más generosa era la suma, más intensos eran sus movimientos.
Pero más allá de las distintas visiones que se puedan tener sobre el erotismo, Chippendales rompió esquemas y estereotipos al demostrar que los recintos de esta categoría también podían ser de interés para un público femenino.
Y si bien, algunos miran los resultados de sus eventos como un factor que aportó a la liberación sexual en el país norteamericano, la historia de la firma está repleta de episodios violentos, en los que la lucha por figurar pasó a convertirse en un elemento principal.
Chippendales, el primer club de striptease para mujeres en Estados Unidos
La idea surgió en la cabeza de Somen “Steve” Banerjee, un hombre proveniente de Bombay que dejó la India a sus veintitantos, para así llegar a Canadá a finales de la década del 60 y posteriormente trasladarse a California, Estados Unidos.
Ya asentado en Los Ángeles, logró convertirse en el propietario de una gasolinera, pero quería llegar más lejos.
Sus referentes eran Hugh Hefner (el fallecido líder de la mansión Playboy) y Walt Disney, por lo que estaba dispuesto a hacerlo todo para construir un imperio millonario, un sueño americano que dejara grabado su apellido en las páginas de la historia.
El objetivo era claro para Banerjee, aunque no la manera de cumplirlo.
Juntó sus ahorros y compró un modesto bar en la ciudad californiana en los años 70, un recinto que bautizó como Destiny II y que en ese entonces se alejaba de los lujos y el glamour.
Ahí probó con una serie de fallidas atracciones. Juegos de mesa, magos y hasta peleas en el barro, entre otras, pero ninguna le daba los resultados que perseguía.
Un día, en 1979, el promotor de clubes nocturnos Paul Snider le comentó que una idea prometedora era incluir bailes de striptease enfocados hacia mujeres, ya que la inmensa mayoría de los clubes con hombres bailarines iban dirigidos hacia homosexuales.
Banerjee lo escuchó y decidió materializar su recomendación, para así dar pie a Chippendales (ex Destiny II) y ofrecer esa particular propuesta, la cual según dijo a la BBC la historiadora Natalia Mehlman Petrzela, era “chocante” para Estados Unidos en esa época.
El éxito de Chippendales y una intensa lucha de egos
El club empezó a ganar cada vez más popularidad y una multitud de mujeres se reunían para disfrutar de los bailes. Banerjee se acercaba cada vez más a su sueño: la creación de su propio “Disneylandia para adultos”, con luces de colores y humo que se esparcía por la sala.
Según relató la promotora de Chippendales, Bárbara Ligeti, en la serie documental Secrets of the Chippendales Murders del canal A&E, era un espacio para que ellas “pudieran divertirse y ser exoneradas”, ya que “podían verse, tomarse unas copas (...) y poner 20 dólares en el tanga de un hombre guapo”.
El ascendente crecimiento también traía consigo las ganas de experimentar con nuevas ideas. Ya a inicios de los 80, el director y coreógrafo Nick De Noia le propuso incluir diálogos en el arco narrativo de los espectáculos, para que así fuesen más parecidos a una obra de teatro.
Banerjee aceptó, por lo que su nuevo socio empezó a expandir la franquicia con una gira por Estados Unidos, la cual fue un éxito de ventas y llegó a ciudades tan grandes como Nueva York, en la costa este.
Con De Noia, la marca se estaba convirtiendo en referente de la sensualidad y el erotismo en el país, hasta el punto en que pasó a ser conocido como el “Mr. Chippendale”, según informaciones reunidas por la BBC. Al mismo tiempo, Banerjee seguía en Los Ángeles, dedicado a que todo funcionara bien en el club.
Aquello desató su enojo, por lo que tras una serie de discusiones, separaron sus caminos y el coreógrafo creó su propia marca bautizada como US Male, lo que generó aún más tensión entre ambos.
“Creía que si otros triunfaban, eso le restaría éxito a él”, explicó al citado medio Petrzela, quien también es encargada del podcast Welcome to Your Fantasy sobre la historia de Chippendales.
Así que, enfurecido por la aparición de nuevos competidores, Banerjee contrató a su amigo, el matón Ray Colon, para que saboteara a sus rivales en el mercado para adultos.
Fue ahí cuando Chippendales extendió sus acciones hacia los marcos del crimen, aunque en un principio, sin que muchos lo supieran.
En la escena del crimen
En 1987, un hombre contratado por Colon para apoyar los actos ilegales de Banerjee, asesinó a De Noia al interior de su oficina, tras efectuar una serie de tiros a mano armada.
Y pese a que algunos sospechaban que la mente detrás del plan había surgido en Chippendales, la policía no tenía pruebas suficientes para demostrarlo.
Cuatro años después, en 1991, la franquicia realizó una gira por Reino Unido, instancia en la que Banerjee le ordenó a Colon que asesinara a un grupo de ex bailarines de su club, quienes habían renunciado para crear su propia empresa.
A diferencia del destino que vivió De Noia, asesinado con un arma de fuego, el nuevo plan incluía muestras de cianuro para acabar con los oponentes, las cuales habían sido obtenidas por Colon para complacer al líder de Chippendales.
El elegido para hacerlo: un matón apodado como Strawberry, quien optó denunciarlo al FBI.
Tras escuchar sus declaraciones, los agentes detuvieron a Colon y lo acusaron de conspiración y asesinato por encargo, mientras que según dato reunidos por la BBC, encontraron 46 gramos de este compuesto químico entre sus pertenencias.
Si bien, inicialmente negó las acusaciones en contra de él y Banerjee por meses, finalmente optó por delatarlo, luego de que el dueño de Chippendales no le proporcionara un representante legal.
En palabras que el coautor del libro Deadly Dance: The Chippendales Murders (2014), Scott MacDonald, dijo al citado medio, “solo después de que Steve se negara a ayudarle pagándole un abogado, Ray rompió finalmente con él”.
Los días finales de Banerjee
De esta manera, los detectives le pidieron a Colon (enfurecido por la falta de ayuda que recibió de su jefe) que tuviera una conversación Banerjee, la cual fue grabada en secreto.
Él accedió y logró que el dueño de Chippendales diera señales de culpabilidad, por lo que el FBI consiguió las pruebas necesarias para inculparlo por múltiples cargos. Entre ellos, el de asesinato a sueldo.
Y aunque él recalcó que no hizo tales acusaciones, aceptó un acuerdo para estar 26 años en prisión, además de perder la propiedad del imperio que había construido.
Posteriormente, un día antes de que se materializara la condena, se quitó la vida mientras estaba arrestado en Los Ángeles, el 23 de octubre de 1994. Y aunque sus intereses estaban centrados en cumplir con el mítico sueño americano, los que conocen de cerca su historia cuentan que siempre se enorgullecía al demostrar su orígenes de India.
Ahora, a 29 años de su fallecimiento, series como Welcome To Chippendales de Hulu recrean lo que fue el ascenso y la caída del imperio con Banerjee al mando.
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