Cuál era la cura para el amor cuando era considerado una enfermedad

¿Alguna vez te preguntaste cómo era el amor en la antigüedad? Este concepto de quererse entre personas ha ido mutando con el tiempo, pero de alguna u otra forma, siempre ha existido. Por ejemplo, en el siglo XII, el pensador Andreas Capellanus identificó “cuatro tipos de amor”.

Estaba el amor verdadero (entre personas del mismo rango social), el carnal, el imposible y el deshonesto.

Esta clasificación hizo que después el concepto se extrapolara a la medicina, llegando a la conclusión que el amor era una enfermedad que influía en los cuatro humores del cuerpo: sangre, flema, bilis negra y bilis amarilla.

Así, distintos médicos comenzaron a decir que, por ejemplo, el mal de amor provocaba exceso de bilis negra, que afectaba al cerebro y era responsable de los “pensamientos y preocupaciones intensas en el amante”.

Y como en toda enfermedad, también propusieron una cura.

Según un artículo de investigación de The Conversation escrito por Anna Peirats, de la Universidad Católica de Valencia, médicos como Constantino el Africano, Boissier de Sauvages y Bernardo De Gordinio relacionaban al amor con la enfermedad.

Por ejemplo, para De Gordinio, existía el “amor de mujeres” que hacía que un hombre se obsesionara con su amada y que archivaba imágenes suyas en su cerebro. Incluso, aseguró que esta ‘peligrosa’ enfermedad podía provocar su muerte.

Y es que la temperatura corporal del hombre podía aumentar, así como su deseo sexual. La piel se le ponía amarilla, tenía insomnio, falta de apetito, tristeza constante, entre otros síntomas. La enfermedad fue bautizada como ‘amor hereos’ o ‘aegritudo amoris’.

Sin ir más lejos, incluso en la literatura antigua habían personajes que perdían la cabeza por amor. Como Don Quijote, quien busca hasta el cansancio a su Dulcinea.

¿Y qué se hacía entonces, si ya estabas ‘enfermo’ de amor?

Según el mismo análisis, la cura solía ser una “doble recomendación: dieta y disciplina moral”. La persona debía dejar de tomar vino y no comer carne roja, leche, huevos, legumbres ni alimentos de color rojo.

Esto, de acuerdo a los médicos, era porque “incitaban el movimiento de la sangre y el deseo sexual”.

En cambio, el enamorado debía consumir carne blanca, pescado y beber agua o vinagre. También necesitaba sudar y bañarse antes de comer.

Además, como se creía que la parte del cuerpo donde estaba el amor eran los riñones, recomendaban poner una plancha de hierro frío sobre ellos para dominar el mal de amores. Y es que la razón principal de por qué el amor enfermaba, era que las personas se dejaban llevar por los instintos carnales, lo que no les permitía tener paz y tranquilidad en sus mentes.