¿Cuál es el vínculo entre los cálculos renales y el consumo de azúcares añadidos? Esto dice un estudio

Es un diagnóstico que se ha ido incrementando con el paso de los años. La Clínica Mayo define los cálculos renales como “depósitos duros hechos de minerales y sales que se forman dentro de los riñones”, los cuales generan una serie de síntomas que afectan a la salud.

Los más comunes incluyen desde dolores en distintas partes del cuerpo, la sensación de ardor al orinar, náuseas y vómitos, por solo nombrar algunos, mientras que en ciertos casos también se puede desencadenar una infección.

“La dieta, el exceso de peso corporal, algunas afecciones médicas y ciertos suplementos y medicamentos se encuentran entre las muchas causas de esta problemática que puede afectar cualquier parte de las vías urinarias. Otros factores de riesgo pueden ser la deshidratación, los antecedentes familiares o personales y cirugías o enfermedades digestivas”, detallaron desde el centro médico.

Es por esto que numerosos investigadores científicos se han esmerado en analizar los factores que podrían estar relacionados a este padecimiento.

Un equipo de especialistas del Colegio Médico del Norte de Sichuan y el Hospital Central de Nanchong, ambos en China, se unió a expertos de la Universidad de Lund para estudiar posibles vínculos entre estos malestares y los azúcares añadidos, muy habituales en dulces y bebidas de fantasía.

Su trabajo, publicado en la revista académica Frontiers in Nutrition a inicios de este mes, concluyó que la ingesta excesiva de estos componentes “se asocia significativamente con una mayor prevalencia de cálculos renales”.

Pese a que su trabajo tuvo un carácter observacional que no estableció una relación directa entre ambos factores, sí encontraron una correlación.

Los expertos recurrieron a los datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) que abarcaron desde 2007 hasta 2018 en Estados Unidos. La muestra fue de 28.303 adultos.

Al analizar los registros, vieron que quienes consumieron más azúcares añadidos tenían un riesgo significativamente mayor de sufrir cálculos renales.

Y en particular, el segmento de la población que tuvo más incidencia fue el que ingirió más del 25% de sus calorías diarias en estos componentes.

“Nuestro estudio es el primero que informa una asociación entre el consumo de azúcar añadido y los cálculos renales (...) esto sugiere que limitar el consumo de azúcar agregada puede ayudar a prevenir ese problema”, dijo el autor principal de la investigación, Shan Yin, según declaraciones rescatadas por Infobae.

No obstante, destacó que hacen falta más estudios “para explorar en detalle la asociación entre el azúcar añadido y varias enfermedades o condiciones patológicas”.

“Por ejemplo, ¿qué tipos de cálculos renales están más asociados con la ingesta de azúcares añadidos? ¿Cuánto debemos reducir nuestro consumo de azúcares añadidos para reducir el riesgo de formación de cálculos renales ? Sin embargo, nuestros hallazgos ya ofrecen información valiosa para los responsables de la toma de decisiones”, añadió.

Junto con ello, advirtió que trabajos anteriores ya han encontrado asociaciones del consumo de estos componentes con “un mayor riesgo de trastornos metabólicos como la obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Estas enfermedades están estrechamente relacionadas con los cálculos renales”.

Desde la Clínica Mayo compartieron una serie de recomendaciones, las cuales fueron rescatadas por el citado medio .

En primer lugar, sugirieron consumir alimentos ricos en calcio, con productos como lácteos, vegetales de hoja verde y otros fortificados como salmón y jugo de naranja.

A ello se le suma agregar potasio a la alimentación, a través de frutas y verduras como el plátano, el kiwi, la remolacha, espinaca, papas, habas, zapallo, damasco, melón y durazno. Además de proteínas como las que ofrece la leche, el pescado y el yogur.

Otro elemento esencial es controlar el consumo de sodio, ya que este eleva el nivel de calcio en la orina y aumenta las probabilidades de sufrir cálculos renales.

Y por supuesto, es clave beber agua para que se diluya la orina y se evite la formación de estos malestares.

Pese a que usualmente se recomiendan dos litros diarios —cerca de ocho vasos— , los expertos manifestaron que para prevenir los cálculos renales en específico se pueden tomar hasta 14, con el objetivo de que la orina tenga un color más transparente.

Aún así, cabe destacar que siempre es recomendable visitar a un especialista para evaluar tu caso particular y las mejores formas de tratarlo.