¿Cuáles son las comidas que más afectan a la salud mental y física?
Una especialista de la Universidad de Bradford, en Reino Unido, compartió su análisis en torno a cuáles son los alimentos que más daños generan en tu organismo. A partir de esa premisa, describió cuatro categorías que van desde productos naturales hasta otros en los que “apenas" hay beneficios para la nutrición. Estas fueron sus conclusiones.
Mantener una dieta saludable puede ser una tarea complicada. Las dificultades para cocinar, las diferencias de precios entre alimentos y la facilidad de encontrar comidas ultraprocesadas en el comercio, pueden hacer que estas últimas sean la opción predilecta para la rutina.
Pero eso no significa que necesariamente sean la mejor alternativa. De hecho, rara vez lo son.
Numerosos estudios científicos han alertado sobre las consecuencias que estos productos tienen en nuestra salud, pero una reciente investigación del Imperial College de Londres dio un pasó más allá: según los académicos, su consumo puede aumentar considerablemente el riesgo de padecer cáncer cerebral y de ovarios.
Los autores definieron a los alimentos ultraprocesados como comidas con un alto porcentaje de sal, azúcar, grasa y aditivos, los cuales entregan un escaso valor nutritivo para el organismo.
Bajo esa premisa, vieron que por el aumento de cada 10% en el consumo de estos productos en la dieta de una persona, las probabilidades de enfrentar un cáncer subían en un 2%.
Los alimentos que más afectan a la salud mental y física
“El ser humano lleva miles de años procesando alimentos, encurtiendo verduras, elaborando cerveza y ahumando carne. Hace muy poco la comida pasó a convertirse en algo voluminoso”, advirtió a The Sun la psicóloga especializada en salud y comportamiento alimentario de la Universidad de Bradford, Eleanor Bryant, “en general, los ultraprocesados suelen buscar el sabor y eso tiende a ir en detrimento de la nutrición”.
De la misma manera, declaró que “es difícil encontrar uno realmente sano que haya pasado por tantos procesos para llegar a los puntos finales”, además de enfatizar en que “hay pruebas de que la salud física y mental se ven afectadas”.
En medio de un escenario en donde son habituales en las estanterías de supermercados y en los patios de comida de los centros comerciales, la experta analizó una serie de productos según cuatro categorías, para así detallar cuáles son los efectos de cada uno en tu salud.
Esta fue su división: natural, procesado, ultraprocesado y “apenas” hay beneficios.
Los aportes de los productos naturales
Según Bryant, el tomate es rico en licopeno, un tipo de pigmento orgánico que ayuda a prevenir el cáncer y las enfermedades cardíacas, además de suministrar vitaminas C y K.
Asimismo, el limón es conocido por ser una fruta cítrica con altas cantidades de vitamina C, por lo que facilita que el cuerpo se defienda ante gripes y resfríos.
En el ámbito de las carnes, algunas como la de cerdo pueden ser útiles como fuente de proteínas, además de aportar con hierro y zinc, mientras que otras como el pollo son beneficiosas para el funcionamiento cerebral, el aumento de serotonina y cuentan con menores porcentajes de grasa, un factor clave para el cuidado del corazón.
Por otro lado, el queso tiene elevadas cantidades de calcio y vitamina A, la cual favorece al cuidado de la piel siempre y cuando su consumo no sea excesivo, ya que este lácteo también es alto en grasas y sodio.
La académica explicó que verduras como las papas son ricas en fibra y facilitan a la digestión, aportes que se suman a otros como el potasio, elemento útil para el funcionamiento del sistema nervioso y el corazón.
Las consecuencias de los procesados y ultraprocesados
El análisis de la especialista de Bradford detalló que, entre los procesados, se encuentran las salchichas caseras, es decir, sin piel y hechas a mano, las cuales a pesar de que son altas en sal y grasas, pueden tener propiedades antiinflamatorias si se condimentan con salvia y tomillo.
Un caso similar se da con el pollo empanado hecho en casa, el cual si se prepara con harina, huevo, pan rallado y las cantidades mínimas de aceite, adquiere características menos dañinas que las de su versión ultraprocesada.
Aquello también ocurre con las hamburguesas caseras. Según ella, si son cocinadas a la parrilla y con carne picada baja en grasa, pueden ser una gran opción para disfrutar de su sabor sin sufrir de los mismos efectos que las de otros lugares.
Es aquí cuando pasamos a la categoría de los alimentos ultraprocesados, los cuales tienden a generar más daños al organismo que los naturales o los que pasan por menos procesos.
Por ejemplo, gran parte de los nuggets de pollo son realizados con solo un 50% de pechuga de este animal, por lo que la otra mitad es rellenada con elementos como maltodextrina, una sustancia que si bien puede ser más baja en calorías en comparación a otras, no es pollo como tal.
En cuanto a las hamburguesas de microondas, algunas compañías suelen incluir más de 62 ingredientes distintos —por supuesto, no todos notoriamente identificables— entre los cuales se encuentran cantidades de sal que cumplen con la mitad de la ingesta diaria recomendada por nutricionistas.
Y si hablamos de las papas fritas envasadas, aquellas que vienen en bolsas y tubos de plástico, tienden a perder componentes nutritivos —como parte de su potasio— al ser deshidratadas.
Además, el color amarillento y las texturas crujientes son el resultado de colorantes añadidos.
Los casos en los que “apenas” hay beneficios
La última categoría que Bryant enumeró se refiere a tales productos que ofrecen mínimos o nulos beneficios a tu organismo, en términos nutritivos.
Aquí se encuentran varios dulces y bebidas energéticas disponibles en el mercado.
Si bien, algunas personas utilizan estas últimas para mantenerse despiertas en una tarde de trabajo o una noche de fiesta, estas suelen estar repletas de componentes artificiales y cafeína, los cuales podrían afectar directamente tanto en tu ritmo cardiaco como en tu salud mental.
Las de cola también comparten el exceso de cafeína y colorantes. Y a pesar de que a veces tienen versiones con menos calorías, eso no se traduce en que automáticamente sean sanas.
Incluso, algunas de ellas tienen una pequeña cantidad de ácido fosfórico, el cual tiene propiedades corrosivas y, como es de esperar, poco favorables para tu bienestar médico.
Cabe destacar que siempre es recomendable visitar a un nutricionista o doctor especializado para conocer qué alimentos puedes o no consumir en tu dieta.
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