Desde espías y ex aliados hasta grandes empresarios: los opositores a Putin que murieron “repentinamente”
Disparos a sangre fría, envenenamientos y accidentes inesperados. Esas son algunas de las causas que han desatado las muertes.
Durante la tarde de este miércoles, el canal de Telegram asociado al Grupo Wagner confirmó la muerte de Yevgeny Prigozhin, luego de haber estado en una avioneta que se estrelló al norte de Moscú, sin dejar sobrevivientes.
Hace apenas unos meses, en junio, el fundador de la milicia privada lideró un motín frustrado en contra del mandatario Vladimir Putin, una acción que se tradujo en incertidumbre en torno a sus relaciones con el Kremlin y que llevó a que fuese trasladado a Bielorrusia en ese momento.
Prigozhin estaba en el centro de la mira de las autoridades rusas y su fallecimiento en dichas condiciones inesperadas desencadenó una serie de dudas.
Sin embargo, no es la primera vez que esto ocurre. Anteriormente, varias personas de relevancia pública sufrieron condiciones similares tras haberse manifestado en contra de los intereses de Putin y sus aliados.
Los enemigos de Vladimir Putin que murieron “repentinamente”
La lista de opositores fallecidos se ha actualizado constantemente, pero hay ciertos casos que han despertado más las alarmas.
Uno de ellos fue el del político Boris Nemtsov, quien inicialmente lo apoyó en su carrera presidencial que lo llevó al mando en el 2000. No obstante, posteriormente se convirtió en un fuerte activista opositor.
Desde su visión, Putin se esmeró en reducir las libertades individuales. También lo acusó de interferir en la crisis de Ucrania y de empeorar la situación económica rusa, entre otras denuncias de relevancia.
La noche del 27 de febrero de 2015, fue baleado mientras caminaba por el centro de Moscú. Para el día siguiente, tenía previsto liderar una marcha opositora al mandatario. Nemtsov murió tras el atentado.
Otro fallecido en condiciones similares fue el ex jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB), Alexander Litvinenko, quien en 2006 fue envenenado con polonio radioactivo.
Él también había vociferado denuncias en contra del gobierno. Desde presuntos asesinatos por parte de agentes hasta la organización de actos terroristas.
Sergei Skripal es otro de los opositores que fue atacado. Al ex espía ruso se le acusó de traicionar a su país en favor de Reino Unido. Tanto él como su hija (de 33 años) fueron envenenados con un agente nervioso el 4 de marzo de 2018.
A pesar del ataque, ellos sí sobrevivieron al incidente, aunque después de pasar por un estado crítico de salud en el que los doctores no creyeron que saldrían con vida, según relataron ese año a la BBC.
Aún así, ese fue un episodio aislado.
Fuera de las esferas del Kremlin, en áreas como los medios de comunicación, también se han visto bajas.
La periodista Anna Politkovskaya se encargó de cubrir las violaciones a los Derechos Humanos del ejército ruso en Chechenia. Y tras recibir varias amenazas, el 7 de octubre de 2006 fue acribillada en la puerta de su departamento en Moscú.
Más tarde, según informaciones rescatadas por Infobae, los reportes concluyeron que el atentado había sido una orden, pero no se pudo determinar quién fue la persona que lo encargó.
Tres años más tarde, su colega Natalia Estemirova sufrió el mismo destino. Su cadáver fue encontrado en un bosque el 15 de julio de 2009.
Unos meses antes, la reportera Anastasia Baburova y el abogado especialista en Derechos Humanos, Stanislav Markelov, murieron a causa de disparos en las cercanías del Kremlin, el 19 de enero.
Y el periodista Yuri Shchekochikhin, quien investigó casos de corrupción dentro del FSB, murió en 2003 en su departamento por un alérgeno no identificado, días antes de reunirse con el FBI para presentar registros.
Asimismo, el año pasado, el editor en jefe del medio estatal Komsomolskaya Pravda, Vladimir Nikolayevich Sungorkin, falleció “repentinamente” de un supuesto derrame cerebral durante un viaje al pueblo de Roshchino.
Posteriormente, su autopsia reveló signos de haber sufrido asfixia.
El ámbito de los negocios tampoco ha quedado exento.
El cuerpo del multimillonario opositor a Putin y exiliado en Reino Unido, Boris Berezovksy, fue encontrado en su mansión cercana a Londres tras haber enfrentado varios intentos de asesinato. Según documentos oficiales revisados por la BBC, murió “ahorcado” el 23 de marzo de 2013.
Cinco años después, el 12 de marzo de 2018, otro empresario crítico con el gobierno llamado Nikolai Glushkov fue hallado muerto por motivos “inexplicables”, según detalló el informe forense. Más tarde se precisó que hubo participación de un tercero y que sus lesiones eran “consistentes con una sujeción del cuello”.
El magnate de la compañía petrolera Lukoil, Ravil Maganov, murió el 1 de septiembre de 2022 tras caer de una ventana del Hospital Clínico Central de Moscú, en donde estaba internado.
Y ese mismo mes, el director gerente de la Corporación de Desarrollo del Ártico y el Lejano Oriente de Rusia, Ivan Pechorin, falleció después de “caerse por la borda” mientras navegaba un barco.
Esos son solo algunos de los casos que han despertado sospechas tanto en la comunidad internacional como dentro de Rusia.
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