El caso de una mujer que fue “deformada” por un tatuador que se hizo pasar por cirujano estético

Andrea, una mujer inglesa, siempre se cubre el rostro antes de salir de casa. No quiere que nadie la vea, y es que se avergüenza de cómo quedó, después de haberse sometido a procedimientos estéticos a manos de alguien que creyó que era un médico, pero que en realidad era un tatuador.

Según una investigación de la BBC, el hombre, identificado como Sean Scott, se hacía pasar por médico en su clínica estética ubicada en Yorkshire, Inglaterra. Recetaba medicamentos e, incluso, realizaba procedimientos, como rellenos faciales.

Y hace dos años, convenció a Andrea de que su rostro estaba desigual y que podría beneficiarse de una armonización facial.

Pero lo que en un principio sonó como una buena idea para la mujer, terminó siendo una pesadilla que hoy la persigue cada vez que se mira en el espejo: “Veo una gárgola… algo horrible, repugnante”.

“Vivo una pesadilla todos los días”, dijo Andrea, quien prefirió no decir su apellido, a la BBC.

La mujer, que tiene 60 años, llegó a la clínica Reshape U en la ciudad de Hull de Inglaterra, porque quería someterse a una intervención para obtener rellenos mamarios.

Antes de la cirugía, se aseguró de verificar la reputación de la clínica, y sintió mucha más tranquilidad cuando vio que en su página web presumían que habían ganado “el premio a la Mejor Clínica de Estética en Yorkshire 2022, en los England Business Awards”.

También revisó las redes sociales del establecimiento, y vio decenas de publicaciones donde hablaban del “doctor Sean Scott, director clínico”. Incluso, en uno de los registros, se veía la puerta de la oficina del supuesto médico, cuyo título decía “PhD (doctorado)”.

Fue así cómo lo conoció por primera vez.

Después de haber sido operada de los senos en diciembre de 2021, el supuesto Dr. Scott le recetó antibióticos en dos ocasiones, una acción que solo los profesionales médicos pueden hacer.

“Confié en todo lo que me dijo porque él sabía de lo que hablaba, era el médico”, dijo Andrea.

Dos meses después de su cirugía, en una consulta, Scott la convenció de ponerse rellenos faciales de ácido hialurónico. Le dijo que sus mejillas lucían “disparejas” y que él podía ayudarla a armonizar su rostro y lucir mejor.

Ella aceptó, y Scott le aplicó el relleno en sus mejillas, mentón y mandíbula.

Pero poco después, su cara se hinchó más de lo esperado y le aparecieron manchas oscuras. Andrea consultó al supuesto doctor por estos síntomas, y él las desestimó, asegurando que fueron causadas “por una picadura de insecto”.

Según denunció Andrea, en la clínica la animaron a someterse a más tratamientos estéticos para mejorar las discrepancias.

Durante 10 meses, la mujer inglesa atendió a más de 30 citas con el “Dr. Scott” para rellenos, bótox e hilos tensores. Aseguró a la BBC que tuvo que vender joyas y pedir dinero prestado para poder pagar los tratamientos, pero su rostro continuaba desfigurándose.

Ya en octubre de 2022, Andrea tuvo que ir de urgencias al hospital porque no podía abrir los ojos. Allí, según cartas a las que accedió el mismo medio, distintos cirujanos plásticos le dijeron que sus reacciones fueron causadas por los procedimientos cosméticos a los que se sometió.

También que las cicatrices que tenía habían sido causadas por una infección que, sin duda, es un riesgo de un procedimiento estético, pero que suele ser muy poco común si es que se realiza en un ambiente limpio y con buenas técnicas.

Con estos antecedentes, la investigación encontró un elemento clave: el Dr. Scott, con quien se había realizado las intervenciones, no tenía formación médica. No era doctor, ni PhD, ni experto en estética.

Había sido tatuador por 33 años antes de abrir la clínica Reshape U en 2019, y había comprado “ingenua y lamentablemente” un doctorado honoris causa en asesoría de empresas. Ese era el título engañoso que exhibía en la puerta del recinto.

Según la BBC, existen al menos otras tres quejas contra Scott y el uso de un título médico falso.

Ashton Collins, directora de Save Face (que es un registro de médicos cosméticos no quirúrgicos en Reino Unido) dijo que en las denuncias, acusaban al tatuador de “malas prácticas” que lo habían escogido porque creían que era un médico especialista.

Fue así cómo el consejo de salud y seguridad del Ayuntamiento de Hull (HCC) visitó las instalaciones de la clínica en 2024: dijeron que encontraron “una serie de problemas que requerían mejoras”, pero que no se tomó ninguna medida formal.

Y es que Scott colaboró con las autoridades y negó las acusaciones. Dijo que “nunca realizamos ningún tratamiento mientras el cliente muestra signos de hinchazón, hematomas o cualquier otro efecto secundario”.

También acusó a Andrea de no estar “muy contenta” con los tratamientos y que había traído problemas de piel de otra clínica estética que le había realizado otro tipo de relleno dérmico.

“Si bien es posible que hayamos cometido errores al principio, siempre hemos puesto el 100 % de nuestra capacidad al servicio de nuestros clientes. Hemos aprendido lecciones valiosas y hemos progresado con la capacitación y el desarrollo continuos”, le dijo a la BBC en su defensa.

Desde el Departamento de Salud y Asistencia Social británica, instaron a las personas que quieren realizarse cualquier tipo de procedimiento estético o cosmético a buscar un especialista médico que tenga buena reputación, esté asegurado y calificado.

Pese a ello Andrea aseguró que “nunca lo volvería a hacer y nunca le recomendaría a nadie que lo hiciera”, y es que su mala experiencia la dejó marcada física y mentalmente. Además de tener dolores en el rostro, también le diagnosticaron estrés postraumático.

Para el doctor Paul Charlson, médico estético y miembro del Consejo Conjunto de Profesionales de la Cosmética (JCCP), casos como los de Andrea continuarán en el Reino Unido, a menos que el gobierno promulgue una legislación para regular a los “expertos” en procedimientos como estos.

Caso contrario, “habrá más muertes y desfiguraciones”.