El complejo estado en el que se encuentra Sean “Diddy” Combs en prisión

En una celda del Centro Correccional Metropolitano de Brooklyn, en Nueva York, permanece encerrado Sean “Diddy” Combs, el rapero acusado de abuso y tráfico sexual, entre otros delitos, que habría cometido en sus polémicas fiestas a las que les decía ‘freak offs’, donde abundaban drogas y, según la teoría de la policía, actos sexuales no consentidos.

Puff Daddy abandonó sus vestimentas blancas por las de un recluso mientras espera que comience su juicio. Sus abogados han intentado sacarlo bajo fianza en dos ocasiones, pero ha sido negada porque los fiscales creen que, una vez fuera, puede intentar obstruir la justicia y contactarse con los testigos.

Así lo hizo anteriormente.

En cambio, conviviendo entre los 1.200 prisioneros de la cárcel —un recinto que no está exento de polémicas—, las autoridades creen que podrían llegar a la verdad detrás de la compleja red de crimen organizado que habría tejido el magnate.

Este es el estado en el que se encuentra P. Diddy en la actualidad.

Según Larry Levine, experto en prisiones y director de Wall Street Prison Consultants, vivir encerrado no le está haciendo bien a Sean Combs.

En conversación con el podcast de Daily Mail, The Trial of Diddy (El juicio de Diddy), reveló que el rapero está recibiendo visitas diarias de un equipo de psicólogos que monitorean su salud mental por su mal estado.

“En realidad no está bajo vigilancia por riesgo de suicidio, pero mi fuente interna allí me dice que alguien viene a visitarlo varias veces al día, ya sabe, para asegurarse de que está bien”, dijo el experto.

También agregó que está “triste y solo”.

Diddy lleva un poco más de un mes encerrado en el Centro de Detención Metropolitano —desde el 16 de septiembre, cuando fue arrestado— y, desde entonces, estaría recibiendo un “trato preferencial”, aseguró Levine.

“Mis fuentes me dicen que Combs recibe duchas adicionales por semana. No sé cuántas. Probablemente varíe. Les están dando privilegios adicionales”, declaró el experto en prisión.

El Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn es famoso por haber albergado a criminales importantes, como Jeffrey Epstein, su socia Ghislaine Maxwell y Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, entre otros.

Tiene la capacidad de acoger a unos 1.200 o 1.300 reclusos, según el Buró Federal de Prisiones (BOP, por sus siglas en inglés).

Pero también “es una de las instalaciones más problemáticas, sino la más problemática de la BOP”, aseguró Cameron Lindsey, exdirector del recinto.

Y es que dentro del lugar, han muerto múltiples reclusos. Por lo mismo, a la cárcel le han llegado distintas demandas civiles que apuntan a que las autoridades del lugar fueron negligentes y permitieron la muerte de personas.

Por ejemplo, Edwin Cordero, un recluso de 36 años, falleció en julio después de una pelea, donde resultó herido.

Por esto, y por las condiciones en las que se encontrarían los prisioneros, hay abogados que le han llamado “una cárcel federal superpoblada, con poco personal y descuidada” y “un infierno en la Tierra”.

El magnate de criptomonedas, Sam Bankman-Fried —condenado por fraude— también es un recluso del Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn y aseguró que la comida de la cárcel es pésima.

En especial, porque él es vegano y ha tenido que “sobrevivir” con una dieta que consiste en mantequilla de maní, pan y agua, según revelaron sus abogados.

Por su parte, P. Diddy también tendría problemas con su alimentación.

Su abogado, Marc Agnifilo, dijo en una conferencia de prensa a principios de octubre que “creo que la comida es probablemente la parte más difícil del asunto”.

Para Levine, el experto en prisiones que también estuvo 10 años encerrado por fraude y crimen organizado, aseguró que Diddy está “acostumbrado a un estilo de vida lujoso” y que es natural que se vea afectado “no solo por las restricciones físicas en su celda”.

También tendría problemas con sus compañeros de prisión, en especial porque se presume que abusó sexualmente de menores de edad, un delito que lo convierte en un “blanco prioritario” para los reclusos.