Extracto del curso Minfulness para el Liderazgo

La creciente globalización que ha experimentado el mundo junto con los movimientos migratorios en distintos países, ha generado importantes oportunidades y desafíos para las empresas y sus integrantes. Y es que todas las compañías están influenciadas por la globalización, ya sea de manera directa o indirecta.

De manera directa, muchas empresas realizan transacciones internacionales mediante la compra o venta de productos e insumos hacia –o desde– mercados extranjeros. Otras empresas, por su parte, invierten dinero en países extranjeros con el fin de establecer subsidiarias. A este tipo de empresas se les denomina empresas multinacionales.

Las empresas multinacionales también aprovechan la integración política y social de los países, y trasladan su capital humano desde el país de la empresa matriz hacia los países en que posee subsidiarias. Estas compañías realizan un movimiento internacional de capital humano, con el fin de apoyar la gestión de la subsidiaria ubicada en el extranjero mediante el conocimiento que tales personas poseen sobre buenas prácticas de gestión aprendidas en la matriz. A este grupo de personas se les denomina “expatriados”.

Los expatriados son quienes se radican de manera definida en el país extranjero (por ejemplo, tres años), y son diferentes a los migrantes, quienes permanecen de manera indefinida en el país anfitrión. Por lo mismo, por movimientos migratorios entendemos a aquellas personas que han decidido, de manera voluntaria o forzada, radicarse indefinidamente en un país diferente al de su nacimiento.

De manera indirecta, las empresas locales pueden verse expuestas a una mayor competencia dado el ingreso de subsidiarias de empresas multinacionales en su mercado o industria. Por ejemplo, un banco local puede experimentar mayores presiones de competencia dada la entrada de un banco de origen extranjero. Pero al mismo tiempo, las empresas multinacionales traen consigo una serie de prácticas novedosas, procesos de innovación y tecnología hasta ese momento no disponible en el mercado local. Por lo tanto, las empresas locales también pueden verse beneficiadas al acceder a tales procesos y conocimientos. Finalmente, las empresas pueden aprovechar los movimientos migratorios a través de la contratación de personas extranjeras.

Podemos desprender una serie de oportunidades que enfrentan las empresas en un mundo cada vez más global. Entre estos, podemos mencionar:

- Aumento en el desempeño financiero de las empresas gracias a mayores ventas provenientes de mercados internacionales y/o a la reducción de costos mediante el acceso a insumos más baratos desde mercados extranjeros.

- Acceso a tecnología de punta desde países más avanzados en conocimiento.

- Acceso a talento y capital humano disponible en países extranjeros.

Sin embargo, un mundo más global genera al mismo tiempo una serie de desafíos que las empresas deben enfrentar. Entre estos desafíos podemos señalar:

- Mayor competencia de empresas internacionales con productos más innovadores o de fabricación más eficiente.

- Mayor agilidad en la toma de decisiones para adaptarse a los constantes cambios económicos, políticos y tecnológicos que experimentan los mercados internacionales.

- Mayor complejidad en la gestión de personas, debido a la existencia de un capital humano diverso y multicultural dentro de las empresas.

Para enfrentar con éxito los desafíos que impone la globalización a las empresas, es importante contar con líderes que tengan una mentalidad global, que sepan leer y entender rápidamente las diferencias que existen entre personas provenientes de distintos países, sepan adaptarse a tales diferencias, y logren coordinar eficazmente equipos multiculturales.

Pregunta al profesor: ¿Qué habilidades se deben desarrollar para liderar un equipo multicultural?

Que las empresas de hoy estén más abiertas a incorporar colaboradores provenientes de diversas nacionalidades y culturas, efectivamente trae consigo la necesidad de nuevas habilidades en los liderazgos organizacionales, como pensar globalmente y apreciar la diversidad multicultural. Para ello, quienes lideran y trabajan con equipos multiculturales deben desarrollar la inteligencia cultural.

Estudios definen la inteligencia cultural como “la capacidad de una persona para adaptarse efectivamente a nuevos contextos culturales”.

En otras palabras, una persona que posee inteligencia cultural es capaz de modificar o ajustar su comportamiento a realidades ajenas a las suyas.

La inteligencia cultural está compuesta por tres facetas: cognitiva, física, y emocional. Es decir, reside en la mente, el cuerpo y en los sentimientos.

La faceta cognitiva (mente) se refiere al conocimiento y entendimiento que se tiene sobre el sí mismo y su propia cultura y al conocimiento, entendimiento y experiencia personal que se posee sobre las costumbres, valores y culturas de personas provenientes de otras nacionalidades.

Por su parte, la faceta física (cuerpo) corresponde a la adaptación del comportamiento y del lenguaje corporal a la realidad de la cultura que es ajena a la propia. Entender, por ejemplo, en qué casos el contacto visual o ciertas expresiones faciales pueden favorecer o impedir la conexión física con personas provenientes de otras culturas.

Por último, la faceta emocional (sentimientos) corresponde a la motivación personal de entender y adaptarse a individuos provenientes de otras culturas, y a la confianza que se tiene sobre uno mismo y su propia capacidad de lidiar con situaciones culturales que no le son familiares.