El documental que muestra cómo cayó Chris Watts, el criminal que asesinó a su familia y planeaba quedarse con su amante
El estadounidense fue condenado por los asesinatos de su esposa embarazada y sus dos hijas pequeñas. Una producción del streaming reconstruye los hechos.
Esta nota incluye partes de violencia explícita.
Christopher Lee Watts y Shanann Cathryn Rzucek se conocieron a través de Facebook.
En un inicio, ella pensó que la solicitud de amistad que le había llegado solo quedaría en la red social, pero tiempo después, iniciaron una relación virtual que fue afianzándose.
La pareja concretó una cita presencial en 2010.
A partir de ahí, se adentraron en un intenso romance que fue escalando progresivamente, hasta el punto en que se casaron dos años más tarde, el 3 de noviembre de 2012.
Shanann había nacido el 10 de enero de 1984 y era proveniente de Aberdeen, Carolina del Norte, Estados Unidos.
Por otro lado, él había nacido el 16 de mayo de 1985. Aunque Watts era de Oklahoma, se había criado en Fayetteville, en el mismo estado que ella.
Antes de conocerlo, Shanann había pasado por un periodo complejo: tuvo un traumático divorcio, le diagnosticaron lupus, entró en un cuadro depresivo y abandonó un trabajo que mantuvo por casi una década.
Sentía que todos esos episodios quedarían atrás con el apoyo de Watts.
Su familia la veía feliz y ella no dudaba en expresarlo a través de numerosas publicaciones de Facebook, la misma plataforma en la que establecieron su vínculo.
Después de que concretaran su matrimonio, decidieron mudarse juntos a Frederick, una localidad ubicada al norte de Denver, en Colorado.
La mujer no sospechaba que en dicha ciudad sería víctima de uno de los crímenes que más han estremecido al país norteamericano.
Tanto ella —en condición de embarazada— como sus dos hijas serían asesinadas por el padre de la familia: Chris Watts.
Los planes de este último consideraban encubrir el atentado, para luego quedarse con una amante que tenía en secreto.
Esta cruda historia ha sido documentada en distintos libros y producciones audiovisuales. Entre estas últimas, figura un documental disponible en Netflix.
El caso de Chris Watts, el criminal que asesinó a su familia
La primera hija del matrimonio, Bella Marie, nació el 17 de diciembre de 2013.
Cerca de dos años después, el 17 de julio de 2015, llegó al mundo su hermana Celeste Cathryn.
Para ese entonces, la familia Watts se mostraba como una ideal.
La madre era constante en subir publicaciones en Facebook, en las que celebraba el amor que tenía con Chris y los momentos que compartían con sus hijas.
En medio de esa emoción, pidieron un préstamo para comprar una imponente casa de dos pisos en un acomodado vecindario, la cual lucía 395 metros cuadrados y un total de cinco dormitorios, según rescató Infobae.
Él trabajaba para una compañía petrolera, mientras que ella ejercía de forma independiente como promotora de unos productos que prometían mejorar la salud.
Pero aunque aparentaban tener una situación económica más que estable, su economía no rendía y gastaban más dinero del que recibían con sus respectivos empleos.
Aquello derivó en que se declararan en quiebra en 2015.
Aún así, Shanann continuaba con sus recurrentes publicaciones en Facebook, en las que compartía registros de la familia.
A pesar de las dificultades económicas, parecían una familia feliz y funcional para las miradas externas.
Sin embargo, en la intimidad, Watts había comenzado a tomar distancia de su esposa.
Ya el 19 de junio de 2018, a sus 34 años, Shanann recibió la noticia de que estaba nuevamente embarazada.
La emoción de que recibiría a su tercer bebé llevó a que también lo publicara en las redes sociales. Ahí, Watts también expresó sentirse contento de ser papá otra vez.
“¡Te amo, Chris! Eres el mejor padre que las chicas podrían tener”, escribió ella en la plataforma.
Lo que la mayoría de sus conocidos no sabía, era que Shanann y sus dos pequeñas se estaban preparando para irse a pasar el verano a la casa de sus padres, ubicada en Carolina del Norte.
La idea era que ellas se fueran por unas semanas, para que así Watts tuviese un espacio para pensar en el futuro de su relación.
Durante ese tiempo, Shanann le envió mensajes constantemente y le manifestó que aunque tenía intenciones de dejarlo tranquilo, quería hacerle notar ciertas consideraciones.
“Quiero darte espacio, pero mientras estás trabajando y viviendo una vida como si fueras soltero, yo estoy llevando en la panza a nuestro tercer hijo, cuidando de nuestras hijas y trabajando y tratando de ganar más dinero. No me cuesta escribirte y decirte que te amo y que te extraño. Si tú no lo sientes, puedo entenderlo, pero necesitamos conversarlo”, le escribió.
Sin embargo, Chris no respondió su texto.
El 5 de agosto, Shanann le escribió nuevamente y le dijo: “Extraño abrazarte (...) Si para ti esto está terminando, si no me amas, si no quieres trabajar en esto, si no eres feliz y solo te quedas por las chicas, necesito que me lo digas”.
Como no recibía respuestas ni llamadas de su esposo, le recalcó: “Podrías llamar a tus hijas cuando te despiertes. No lo has hecho ni una vez desde que vinimos aquí”.
Fue ahí cuando Watts le contestó por la misma vía: “Lo sé, empezaré a llamarlas todas las mañanas. Lo siento (...) Las extraño muchísimo”.
Luego, cuando se enteró de que Shanann tenía planeado un baby shower para el nuevo integrante de la familia —se supo que sería varón— él se opuso a la idea, por lo que su esposa lo suspendió.
El 31 de julio de ese año, Watts viajó a Carolina del Norte para ir a buscar a su familia.
Si bien, pasaron unos días en Myrtle Beach, ella le comentaba a sus amigas íntimas que él seguía sin acercarse.
La actitud de Chris con su esposa era distante y fría.
Volvieron a su casa en Frederick, Colorado, el 7 de agosto.
Ahí, Shanann sospechaba que su cónyuge tenía una amante, lo que más tarde se descubrió que era cierto: había comenzado a engañarla con una compañera de trabajo llamada Nichol Kessinger, de 30 años.
Según relató ella posteriormente, después de que se destaparan los crímenes, Watts le había dicho que estaba en proceso de divorcio. Era mentira.
La desaparición y las confesiones del padre
El jueves del 9 de agosto de 2018, Shanann viajó por trabajo a Phoenix, Arizona, según rescató Business Insider.
Fue acompañada de su amiga y colega Nickole Atkinson.
Regresó a Colorado el 12 en la noche, con casi tres horas de demora.
Afuera del aeropuerto, ambas tomaron un taxi. La primera en bajarse del vehículo fue Shanann, a eso de las 1:48 de la madrugada del lunes 13.
Acordaron que hablarían en la mañana para que ella la acompañara a tomarse una ecografía, pero cuando su amiga la llamó, Shanann no contestó.
Marcó nuevamente su número, pero tampoco. Y así en repetidas ocasiones, todas sin respuesta.
Luego, le escribió para saber si estaba bien, pero Shanann tampoco replicaba sus mensajes de texto.
Preocupada, a la 11:46 dijo que iría a su casa para ver qué ocurría.
Llegó acompañada de su hijo adolescente, quien conocía la residencia porque en varias oportunidades había cuidado a las pequeñas y al perro de la familia.
A eso de las 12:10 tocaron la puerta, pero tampoco hubo respuesta.
Frente a esta situación, Atkinson llamó a Chris.
Watts sí le contestó y le aseguró que iría hasta allí a la brevedad, además de pedirle que no le dijera nada a nadie.
No obstante, Atkinson llamó a la policía y manifestó su preocupación por Shanann y sus dos hijas, quienes ya tenían 3 y 4 años.
Tras su aviso, dos uniformados llegaron al lugar.
Cuando habló con los agentes, les dijo que desde el viaje la vio “muy angustiada”, hasta el punto en que “no comía ni bebía bien”.
También, les contó que no fue a su cita con el médico esa mañana, lo que no era esperable de su amiga.
Los vecinos aseguraron que tampoco sabían nada de Shanann ni de las niñas.
Mientras Chris Watts iba en el trayecto hacia la casa, recibió una llamada de uno de los uniformados, quien le dijo que querían entrar.
Ante dicho comentario, él pidió que por favor lo esperaran.
Cabe destacar que los uniformados, por protocolo, llevaban cámaras que registraban lo que ocurría.
Una vez que llegó en su imponente camioneta, entró por el garage y abrió la puerta principal.
En ese momento, ya eran alrededor de las 14:00.
Watts declaró a las autoridades que él se fue al trabajo a las 5:15 de la mañana y que a partir de esa hora no volvió a hablar con su esposa.
Mientras prestaba sus declaraciones, Atkinson encontró el reloj inteligente y el teléfono de Shanann debajo de unos cojines en la sala de estar.
El celular estaba apagado y, cuando lo prendieron, vieron que el primer mensaje que se leía era de su esposo y que había sido recibido a las 7:40 de la mañana.
“Si te llevas a las chicas, ¡avísame dónde estarán!”, se leía en el texto.
Las llaves y los medicamentos que tomaba Shanann fueron encontrados en la cocina, mientras que la maleta que usó en el viaje a Arizona estaba al lado de la escalera, en el primer piso.
Su anillo de matrimonio estaba en una mesa.
Durante esa inspección, el hijo adolescente de Atkinson enfatizó a la policía que era inusual que las sábanas blancas de la cama matrimonial no estuviesen puestas.
Cuando los agentes le preguntaron a Chris por ese punto, él dijo que Shannan debió haberlas puesto a lavar después de llegar del aeropuerto.
Los agentes fueron a hablar con los vecinos. Al mismo tiempo, Watts se mostraba considerablemente pendiente a su celular.
Esto último despertó sospechas en uno de los residentes del sector, quien le comentó a la policía que veía a Chris nervioso y que no era común que hablara tanto, ya que más bien era una persona callada.
Además, el vecino contó que tenía cámaras de seguridad en su casa.
Los registros mostraron que esa noche estacionó su camioneta de forma distinta a cómo lo hacía habitualmente.
Precisamente, en una posición que tapaba parte de lo que captaban las cámaras.
La jornada del martes 14 de agosto, los policías fueron con perros para tratar de identificar cadáveres, pero no encontraron nada.
Junto con ello, el caso ya había trascendido a la prensa, por lo que Watts habló con los medios de comunicación.
En una entrevista con el canal de televisión Denver 7, afiliado a ABC, declaró: “Shanann, Bella, Celeste, si están ahí afuera, vuelvan. Si alguien la tiene, por favor tráiganla de vuelta. Necesito verlas, necesito volver a verlas. Esta casa no está completa sin ustedes aquí”.
Tanto la policía local como agentes estatales y detectives del FBI estaban trabajando en el caso.
Chris Watts fue llevado a declarar el miércoles 15.
Según relató en esa instancia, le había dicho esa noche a Shanann que se quería separar y negó haber tenido aventuras extramatrimoniales.
Fue ahí cuando lo sometieron al polígrafo —el detector de mentiras— , el cual reveló que Watts estaba mintiendo en sus declaraciones.
Le insistieron en que debía decir la verdad y que estaban seguros de que Shanann no se había ido del hogar por su propia cuenta.
Nervioso, preguntó si podía hablar con su papá, Ronnie Watts, quien acudió a la sala y estuvieron solos por unos momentos.
Ahí, le dijo que esa madrugada le contó a su esposa que quería divorciarse y que, luego, ella estranguló a sus hijas.
“Tuve que matarla”, dijo Chris Watts.
Unos registros que posteriormente fueron desclasificados muestran el momento en que confesó el asesinato de Shanann.
Todavía no se hacía cargo de los crímenes contra sus hijas.
Cuando los agentes volvieron, con el papá de Chris todavía en la sala, lograron que revelara dónde estaban los cadáveres.
Ese mismo miércoles fue interrogada su amante, Nichol Kessinger, quien dijo que tenía una impresión positiva de él y que estaba preocupada por el caso.
Mientras eso ocurría, Watts finalmente reconoció que le había sido infiel a Shanann.
Al día siguiente, el jueves 16 de agosto, se hallaron los tres cuerpos en una propiedad de la compañía petrolera para la que él trabajaba. Fue despedido de ahí tras ser acusado de los asesinatos.
La reconstrucción de los hechos y la sentencia que recibió “el monstruo de Denver”
Desde la Fiscalía sugirieron que Chris Watts primero asfixió a su esposa y que luego atacó de la misma manera a sus dos hijas, para después subir los cadáveres a la camioneta y llevarlos al terreno de la empresa para la que trabajaba.
Una vez ahí, introdujo los cuerpos de sus hijas en dos tanques de combustible y dejó el de Shanann en una fosa que él mismo elaboró.
En dicho lugar también encontraron las sábanas blancas que no estaban en su cama en la inspección de la casa familiar.
Posteriormente, en contraposición a ese relato, Watts aseguró que primero asesinó a Shanann y que después de llegar al terreno de la compañía atentó contra las menores ahí.
Entre las informaciones que se se dieron en el juicio también se precisó que la mañana del lunes 13 llamó al colegio de su hija mayor para decir que no iría a clases y que había hablado con una inmobiliaria para poner en venta su residencia.
Los peritajes también revelaron que Kessinger, su amante, había hecho particulares búsquedas en Internet la semana previa a los crímenes.
Entre ellas, figuró la búsqueda de vestidos de novia. Y una vez que Chris ya había sido arrestado, buscó: “¿Cuánto dinero ganó Amber Frey?”.
Dicho nombre hace referencia a una mujer que escribió un libro autobiográfico sobre su amante, después de que él asesinara a su esposa embarazada en 2002.
También se supo de otra amante que salió con Watts por unas semanas, Amanda McMahon, quien lo conoció a través de Tinder y sugirió que sí lo consideraba capaz de haber planeado los asesinatos.
Según comentó, adoptaba una actitud violenta durante las relaciones sexuales.
“Una vez me tomó del cuello fuertemente y me asusté mucho”, dijo McMahon a Inside Edition.
Con la evidencia reunida y sus propias confesiones, Chris Watts se declaró culpable el 6 de noviembre de 2018.
La sentencia que recibió en el juicio fue de cinco cadenas perpetuas, sin posibilidad de libertad condicional.
Y pese a que en Colorado existe la pena de muerte, desde la familia de Shanann prefirieron evitar exigir esa condena.
“Él decidió quitarles la vida, yo no quiero estar en la posición de decidir quitarle la suya”, dijo la madre de la mujer y abuela de las niñas, Sandy.
Por su parte, el padre y abuelo, Frank Rzucek, declaró en el tribunal: “Nunca me quitarás el amor que les tengo, un amor que tú no conoces y no sabes lo que es. Eres un monstruo”.
“La prisión es un lugar demasiado bueno para lo que hiciste”, manifestó.
En ese entonces, Watts ya era conocido públicamente como “el monstruo de Denver”.
La madre del condenado, Cindy, dijo en el juicio dirigiéndose a su hijo: “Te amábamos desde el principio y todavía te amamos ahora (...) Estamos todos con los corazones destrozados (...) aunque no lo puedas creer, te queremos (...) Te perdonamos y no te abandonaremos”.
Tales declaraciones despertaron indignación en la familia de Shanann, ya que ellos también eran familiares directos de las menores asesinadas por el declarado culpable.
Actualmente, Chris Watts se encuentra tras las rejas en una prisión de máxima seguridad en Wisconsin.
El documental El caso Watts: el padre homicida (2020) profundiza en cómo se dieron los hechos y cuenta con imágenes exclusivas sin editar.
Puedes verlo en Netflix haciendo click en este enlace.
Según precisan desde la plataforma de streaming, la producción está clasificada para mayores de 16 años.
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