Las acciones militares de Rusia y las recientes operaciones del Grupo Wagner han sido uno de los temas más comentados esta última semana en cuanto a materia internacional.
Si bien, la reciente rebelión de dicha milicia privada es una preocupación que se mantiene latente en las oficinas Kremlin, los civiles de las ciudades rusas también han sido testigos de múltiples consecuencias.
Este lunes se confirmó que un ex convicto llamado Ivan Rossomakhin (28), quien había sido reclutado por Wagner para salir de la cárcel y pelear en Ucrania, volvió a delinquir cuando regresó a su pueblo natal. Y nada menos que con un asesinato.
Ese es solo uno de los casos que atemorizan a la población.
Qué hizo el ex convicto ruso que peleó con el Grupo Wagner
Según la agencia internacional de noticias The Associated Press (AP), Rossomakhin regresó hace tres meses desde la guerra hasta su pueblo natal, Novy Burets, ubicado a unos 800 kilómetros hacia el este de Moscú.
Hace tres años había sido declarado culpable por cargos de asesinato, por lo que fue condenado a prisión. Aún así, logró salir después de que se ofreciera como voluntario para pelear con el Grupo Wagner.
Una vez que regresó a Novy Burets, rápidamente llamó la atención de la población local: deambulaba ebrio con una horquilla y amenazaba constantemente a quienes se cruzaban en su camino.
Como es de esperar, los delitos por los que había sido condenado hace unos años abrían espacio para que los ciudadanos creyeran en sus advertencias.
A pesar de que la policía había prometido vigilar de cerca Rossomakhin, aquello no bastó: el hombre de 28 años ahora es acusado de asesinar a puñaladas a una anciana que una vez le arrendó una pieza.
Él mismo confesó su crimen a menos de 10 días de haber vuelto a Novy Burets, según detallan los informes revisados por AP.
Declaraciones de la policía local reunidas por la citada agencia aseguran que era “una persona extremadamente inquieta y problemática”, hasta el punto en que antes del crimen había sido arrestado por entrar en un automóvil sin permiso.
Aquello le costó estar detenido por cinco días, para más tarde ser liberado el 27 de marzo. Solo bastaron dos días para que después se abalanzara con un cuchillo en contra de Yulia Buyskikh (85) y acabara con su vida.
“Ella lo conocía y abrió la puerta cuando él vino a matarla”, escribió en Facebook su nieta, Anna Pekareva, “cada familia en Rusia debe tener miedo de tales visitantes”.
Un caso que no es aislado
Informaciones rescatadas por AP a partir de informes oficiales y entrevistas con familiares de víctimas detallan que existen al menos otros siete casos en los que exconvictos reclutados por Wagner volvieron a cometer crímenes tras regresar de Ucrania.
Dicha cifra solo considera los últimos meses, mientras que expertos consultados por la citada agencia bajo anonimato —para resguardar su seguridad— estimaron que el número podría ser mayor.
En marzo, el Ministerio de Defensa británico ya había advertido sobre esta tendencia, al decir que “la afluencia repentina de delincuentes a menudo violentos con experiencia de combate reciente y a menudo traumática probablemente presentará un desafío importante para la sociedad rusa en tiempos de guerra”.
Bajo esta línea, el reciente artículo de AP detalla que entre los otros crímenes de ex convictos que trabajaron para Wagner en Ucrania se encuentran: un robo en una tienda con un cuchillo, el robo de un auto a cargo tres presos que golpearon al dueño, agresiones sexuales a dos estudiantes de colegio, y dos asesinatos que se suman al de Novy Burets.
Asimismo, también figura el caso de un hombre que fue arrestado por abusar sexualmente de una menor de 8 años, después de separarla de su madre y de jactarse frente a ella por haber peleado en Ucrania.
Tras esa situación, un pariente se cuestionó en conversación con AP bajo anonimato: “¿Cuántos más de ellos volverán pronto?”.
Cómo funcionaba el reclutamiento y cuáles son las proyecciones tras la rebelión
El líder del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, ya había asegurado que su milicia reclutó a unos 50.000 de las cárceles rusas para combatir en Ucrania. Dicha cifra se condice con la de Olga Romanova, la directora de una organización por los derechos de los presos llamada Russia Behind Bars.
De ese número, según Prigozhin, unos 32.000 ya regresaron a sus ciudades después de ejercer como mercenarios entre sus filas.
El método de reclutamiento consistía en que se les ofrecía libertad a los reos a cambio de contratos para que prestaran sus servicios por seis meses. Una vez terminado ese periodo, se les prometía volver a sus casas en vez de a prisión.
Desde AP detallaron que tras la reciente rebelión armada del Grupo Wagner, todavía no se sabe si esos términos específicos seguirán aplicándose.
Por su parte, Prigozhin —también exconvicto— reconoció que algunos reincidentes como Rossomakhin ejercieron como combatientes de Wagner, tales como Rossomakhin, el hombre de 28 años que apuñaló a la mujer de 85.
Frente a esta situación, el mandatario ruso, Vladimir Putin, afirmó recientemente que la tasa de reincidencia entre los ex presos que fueron a Ucrania “es 10 veces menor” si se compara con la de quienes no se ofrecieron como voluntarios y salieron en libertad tras cumplir sus condenas.
En sus palabras, “las consecuencias negativas son mínimas”.
Aún así, un especialista en criminología consultado por AP bajo condición de anonimato aseguró que los datos todavía no son suficientes para hacer mayores proyecciones.
Desde su análisis como experto, existe la probabilidad de que esos delincuentes hayan cometido delitos de igual forma aunque no hubiesen sido reclutados por Wagner, por lo que no se podría asegurar una relación directa entre ambos factores, al menos actualmente.
Un escenario distinto, según él, podría desatarse cuando la guerra ya haya acabado, pero no necesariamente a causa de los exconvictos que fueron a combatir. Explicó que esto último tiende a ocurrir después de los conflictos bélicos.
Las dificultades para volver a arrestarlos y el estado en el que regresan
La directora de Russian Behind Bars, Olga Romanova, aseguró que las fuerzas policiales se encuentran en una situación compleja a la hora de detener a los ex convictos que vuelven a delinquir.
Aquello se debe a que desacreditar a quienes lucharon en Ucrania hoy es considerado como un delito grave en el país de Vladimir Putin, por lo que los sujetos amenazan a los agentes bajo el argumento de que los están deshonrando.
“Un fiscal no quiere ir a prisión por 15 años”, dijo Romanova a AP.
Una funcionaria que también se dedica a trabajar con convictos es la abogada y defensora de los Derechos Humanos, Yana Gelmel, quien explicó que las cárceles de Rusia son escenarios constantes de violencia extrema y jerarquía entre los reos.
Es por eso que se cuestionó en conversación con AP cuál es la situación mental con la que estas personas van al campo de batalla. Y si a eso se le suman las atrocidades que ven en medio de un conflicto armado, el resultado es aún más preocupante.
“Imagínese: fue a la guerra. Si sobrevivió (...) fue testigo de tantas cosas allí. ¿En qué estado regresará?”, planteó.
Tras los recientes acontecimientos, distintas organizaciones que velan por los Derechos Humanos han asegurado que continúa el reclutamiento en prisión, aunque no por parte del Grupo Wagner, sino que por parte del Ministerio de Defensa de Rusia.
Romanova detalló a AP que solo hasta junio de este año ya reclutaron a casi 15.000 personas que estaban encarceladas, una cifra frente a la que desde el gobierno no respondieron a solicitudes de comentarios.
Y pese a que los reclusos son conscientes de que tienen extensas probabilidades de morir en la guerra, su entusiasmo por ir no disminuye.
De hecho, según la directora de Russia Behind Bars, sus expectativas siguen siendo altas a pesar de que desde la cartera de Defensa comenzaron a ofrecer contratos de 18 meses, bajo marcos en los que a muchos reclutas todavía no se les ha dado un papel para firmar.
Es por esto que, irónicamente y con un tono de gravedad, Romanova sentenció: “La ruleta rusa es nuestro juego favorito (...) es el entretenimiento nacional”.