El falso tratamiento contra el cáncer que comenzó a matar a sus pacientes
ExThera Medical ofrecía un tratamiento contra el cáncer a partir de filtraciones de sangre. Sin embargo, detrás de la atractiva oferta para pacientes terminales, había falsas promesas y hasta importantes negligencias de higiene.
Lo ofrecían como un novedoso tratamiento contra el cáncer y decenas de pacientes terminales se aferraron a él con fuerza, como última esperanza. Y es que ExThera Medical se jactaba de haber encontrado una solución alternativa a las terapias tradicionales.
Esta empresa estadounidense fabricaba un filtro sanguíneo bautizado como Seraph 100 Microbind Affinity Blood Filter que, según decían, podía eliminar las células tumorales de la sangre de los enfermos con cáncer. Así, se evitaría que la enfermedad haga metástasis.
ExThera Medical le vendió miles de filtros a la empresa de capital riesgo Quadrant Management, quien comenzó a ofrecer tratamientos a pacientes con cáncer en fase avanzada en la isla Antigua en el caribe.
En una pequeña clínica, instaban a los pacientes a que dejaran las quimioterapias y probaran los filtros sanguíneos que supuestamente daban “resultados extraordinarios”.
Cada ciclo del tratamiento costaba 45.000 dólares (más de 44 millones de pesos chilenos).
Hubo al menos 20 pacientes que pagaron el alto costo, con la esperanza de que les devolvieran su salud. No obstante, poco a poco, algunos de ellos comenzaron a fallecer.
El filtro sanguíneo que supuestamente cura el cáncer
Kim y David Hudlow, dos estadounidenses, se sintieron atraídos por la oferta del filtro de sangre. David tenía un cáncer de esófago en fase avanzada.
En una llamada telefónica con John Preston, el miembro del consejo directivo de ExThera, el hombre les aseguró que tres pacientes habían logrado curarse del cáncer en un estudio que le hicieron al filtro sanguíneo.
Adicionalmente, la doctora Sanja Ilic, directora de regulación de ExThera, le dijo a la pareja que incluso, uno de esos pacientes se había recuperado de un cáncer de colon inoperable. El éxito del tratamiento había sido tal, que ahora la misma persona se estaba preparando para correr una maratón.
“No conozco ningún otro tratamiento disponible en el mundo, en este planeta, que pueda hacer cosas mejores”, les dijo la doctora.
Pero aquel estudio que mencionaron Ilic y Preston es, en realidad, una evidencia poco sólida: se trata de un análisis croata que tuvo solo 12 participantes y que no cuenta con un ensayo clínico que demuestre que el filtro revierta el cáncer.
No obstante, Kim y David dijeron, en conversación con el New York Times, que creyeron en la doctora y en el director de la empresa, y viajaron hasta la isla Antigua para intentar salvarle la vida al hombre.
Seis días después del “novedoso” tratamiento, volvían de emergencia a Florida en un avión privado: David respiraba con dificultad.
Un médico les acababa de decir que el hombre estaba muriendo.
Los filtros de sangre contra el cáncer: una opción experimental y peligrosa
“Me siento muy engañada por toda esta gente. La forma en la que me la vendieron y la forma en que se me explicó. Me atraparon”, reconoció Kim Hudlow sobre el tratamiento de filtros sanguíneos de ExThera.
El NYT intentó comunicarse con ambas empresas responsables, y como respuesta recibieron un correo donde establecen que Quadrant “no hizo ninguna recomendación sobre qué terapias debían recibir los pacientes”.
Supuestamente, les habrían advertido a todos sus clientes que se trataba de una terapia experimental.
Sin embargo, de los 20 pacientes que fueron tratados en la pequeña clínica de Antigua, al menos seis han fallecido.
Según el reportaje del NYT, Jonathan Chow, director de asuntos médicos de ExThera, había escrito una carta para advertir de que lo que hacían en Antiagua era “un experimento poco ético e inseguro con los pacientes” y pedía cerrar la clínica.
Y es que, en una visita que hizo a la isla, aseguró haber visto pacientes “que sangraban por las heridas del catéter y gritaban de dolor”.
Pese a ello, ExThera no hizo algo al respecto.
Las negligencias que habría cometido ExThera con sus pacientes
El mismo reportaje reveló que la clínica donde trataban a los pacientes no tenía equipos médicos modernos y que el cirujano Joey John, a cargo del lugar, hacía incisiones a las personas debajo de sus clavículas para instalar catéteres de diálisis “sin utilizar ningún tipo de imagen médica, ni anestesia suficiente”.
También habían contratado a una enfermera, Sarah Mobbs, a quien le aseguraron que iba a colaborar en un estudio sobre el cáncer. Pero cuando llegó al lugar, no vio indicios de un ensayo clínico e, incluso, no había ningún oncólogo presente.
La enfermera se espantó aún más cuando escuchó a la doctora Ilic decirle a los enfermos de cáncer que iban a ser curados con el filtro. Y es que les estaba dando falsas esperanzas, y haciendo promesas que realmente eran inciertas. Por ello, decidió abandonar el trabajo.
Y aunque la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) había autorizado el uso del filtro sanguíneo solo en caso de emergencias de Covid-19 y que probaran la terapia en cinco pacientes con cáncer como primera fase, lo que estaba haciendo la empresa se salía de normal.
En Antigua, la FDA no tiene jurisdicción, una situación que ExThera y Quadrant habrían aprovechado para vender su “milagroso” producto.
Las muertes de pacientes con cáncer por usar filtros sanguíneos
Cuando Kim y David Hudlow llegaron a la clínica en Antiagua, aseguraron que les molestó que las enfermeras del lugar no se lavaran las manos antes de ponerse en contacto con los pacientes.
También que las tijeras quirúrgicas no estaban esterilizadas y que una de las habitaciones donde internaban a las personas carecía de máquinas para monitorear signos vitales.
Aún así, ya estaban allí y esperanzados en alargar la vida de David: el hombre se sometió a tres sesiones de filtrado. Pero, contrario a lo que les habían dicho los doctores del tratamiento, comenzó a sentirse más débil y adolorido.
De vuelta en Florida, David comenzó a percibir protuberancias en su espalda, oreja y cuero cabelludo, y también tenía problemas para respirar. En urgencias, el examen arrojó que el cáncer crecía de forma agresiva y que el ADN tumoral en su sangre se multiplicó por seis.
Kim llamó a Preston, de ExThera, para comentarle lo sucedido y le preguntó si era aconsejable que David volviera a la quimioterapia tradicional. Sin embargo, en la llamada, Preston le habría dicho que no.
Después llamó a la doctora Ilic, quien le dijo que si David se sentía peor, era una “buena señal” porque “tenía una fuerte activación inmunitaria”.
Unas semanas después, David sufría derrames pleurales y en urgencias, les confirmaron que los tumores de su hígado, glándulas suprarrenales, huesos y tejidos blancos se habían multiplicado y crecido.
Los médicos de Mayo Clinic, el lugar donde lo llevaron de emergencias, dijeron que no podían hacer nada más y que solo les podían recomendar cuidados paliativos.
Dos días después, David Hudlow falleció en su casa.
Kim anunció la muerte de su esposo en la red social de Facebook. Dijo que no culpaba a los filtros, pues todavía mantenía la esperanza de que “pudiera haber algo de magia en ellos”.
No obstante, sí cree que el tratamiento de ExThera aceleró el cáncer en su esposo. No solo los filtros en sí, sino los viajes agotadores de ida y vuelta a la isla, las sesiones de filtración ineficaces que solo le provocaban más dolor, entre otras.
Mirando atrás, aseguró al NYT que desearía haberle proporcionado cuidados paliativos en casa y mantenerlo cómodo. Pero ya era muy tarde.
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