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Charles Atlas recibió dos veces el título de el hombre con el físico mejor desarrollado del mundo. Foto: Enciclopedia Británica.

El hombre que tuvo el físico más perfecto en todo el mundo

Cuando Charles Atlas -entonces llamado Angelo Siciliano- entró al gimnasio, no veía cambios en su cuerpo. Siguiendo su instinto inventó su propio método en el que tensionaba sus propios músculos para fortalecer los otros: lo llamaría tensión dinámica. Años después, vendería su técnica en todos los kioskos y se ganaría el título del hombre con el físico mejor desarrollado del mundo.


Desde su infancia tuvo que sufrir las molestias y golpes de otros niños. Su delgadez, mala salud y timidez era considerada como una gran debilidad por sus pares, por lo que en su interior, él solo sufría.

Su nombre real era Angelo Siciliano y provenía de Acri, en Italia. Junto a su familia llegó a vivir a Nueva York en 1904, proceso que no estuvo exento de dificultades sociales y económicas para los miembros del clan. Mucho menos para Angelo.

Él no lo sabía, pero una visita a una escultura de Hércules en el Museo de Brooklyn sería lo que marcaría su vida para siempre. La fortaleza y el poder que emanaba de esa imagen era algo digno de admirar para Angelo.

Después de eso, tuvo la certeza de lo que tenía que hacer para cambiar su rumbo. Pensaba que si se convertía en un hombre con una figura tan tremenda como la que había visto, los insultos y las golpizas de otros niños desaparecerían.

Sin pensarlo más, se inscribió en un gimnasio de la YMCA, organización que reúne a jóvenes católicos. En ese lugar comenzó a entrenar y, para conseguir más resultados aún, se compró pesas para utilizar en su casa.

Sin embargo, el esfuerzo de Siciliano estaba siendo en vano: los ejercicios no estaban funcionando, pese a que llevaba meses. Por más que lo intentaba, no se acercaba a la abismal imagen de Hércules que había apreciado con tanto asombro.

Confiando en su intuición, un día decidió hacer su propio método de entrenamiento. Este consistía en hacer ejercicios en que sus mismos músculos hacían la resistencia para tonificar otros músculos. Lo llamaría “tensión dinámica”.

Aunque era un método curioso a ojos de otros, finalmente funcionó.

Rápidamente, Angelo comenzó a ganar peso y musculatura, pero también confianza en sí mismo. Quienes lo conocían quedaron asombrados con su físico, especialmente sus ex compañeros del gimnasio de la YMCA. En ese instante, se comenzaría a germinar poco a poco el mito que lo volvería popular.

El nacimiento de Charles Atlas

De acuerdo a testimonios de esos años, Angelo comenzó a ser conocido por “Atlas” debido a una estatua del Atlas griego que existía en Nueva York. Y como antes había adoptado el nombre Charles, combinó ambos conceptos: Charles Atlas.

Ya en esa época, distintos artistas le pedían que modelara para sus esculturas. Estas obras podían ir desde aquellas más “artísticas” hasta las que podían representar conceptos de la patria estadounidense.

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Charles Atlas era retratado para hacer esculturas y otras obras artísticas.

Por ejemplo, en la actualidad la figura de Charles se puede ver en estatuas como la que representa a la Gloria en Brooklyn, y la de Alexander Hamilton frente al Departamento del Tesoro en Washington D.C.

También se le ofreció hacer de Tarzán en una película, pero no quiso. Lo que sí aceptó fue trabajar en el parque de diversiones de Coney Island, lugar donde podía hacer sus actos frente a los espectadores, como romper guías de teléfono solo con sus manos.

El hombre con el físico mejor desarrollado

A ojos de Berbarr Macfadden, la década de 1920 era un buen momento para lanzar un proyecto relacionado con la salud física. En vista de eso lanzó la revista Physical Culture en 1921.

Con la misión de que la publicación ganara atención, Macfadden organizó un concurso en el Madison Square Garden para escoger al hombre con el físico mejor desarrollado de todo el mundo. Atlas se animó a participar y finalmente ganó el título.

Pero al año siguiente, en 1922, el italiano se volvió a presentar en el concurso de fisicoculturismo. Evidentemente ganó. No tenía competencia. Fue por esa misma razón Macfadden no quiso volver a organizar una nueva competencia: el título del hombre con el mejor físico siempre se lo llevaría Atlas.

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El fisicoculturista italiano quería dar a conocer su método de entrenamiento a otras personas.

Con dos títulos y el dinero en mano, Charles quiso abrir su primera empresa para comercializar su método de entrenamiento. El proyecto lo llamaría Curso de Tensión Dinámica y lo vendería por correo.

En el programa, el fisicoculturista detallaba todo a sus lectores. Quería que su método fuera aprendido en todo el mundo. Pese a las buenas intenciones del italiano, en un inicio no le fue tan bien como esperaba.

Debido a lo anterior, en 1928 sumó al especialista en marketing, Charles Roman, quien lo ayudó a perfeccionar la iniciativa y volverla más atractiva a ojos del público. Precisamente, una de esas medidas fue publicar el método de Atlas en insertos en revistas de cómics, diarios y otras impresiones populares de la época.

“15 minutos al día. Deme solamente este breve tiempo y le probaré que lo puedo hacer un hombre nuevo”, explicaba uno de los comerciales del método de Atlas, que entonces fue publicado en el diario ABC de España.

Gracias al fructífero plan de marketing de su ayudante, para 1930 la técnica de Charles Atlas estaba presente en todos los kioskos de Estados Unidos. El proyecto llegó a expandirse tanto que llegó a venderse también en Latinoamérica, incluso Charles tuvo una sede de su compañía en Argentina.

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Charles Atlas contrató a un experto en marketing para aumentar la llegada de su método.

Al final de su vida, Atlas encontró en la escritura una pasión. No escribía de cualquier tema, sino que el que lo había apasionado desde que vio la estatua de Hércules: la salud física. Eso sí, era más bien criticando los hábitos alimenticios y físicos de las personas.

“Líbrese de cualquier tendencia a las influencias desagradables y mantenga la mente bien ocupada con pensamientos de salud y fuerza. Desde ahora, debe resueltamente controlar sus impulsos, reforzar los buenos y rechazar absolutamente ésos que son perjudiciales”, escribía Charles, de acuerdo al sitio Infobae.

Aunque se seguía cuidando como lo hacía antes, Charles sufrió un infarto en diciembre de 1972. Tenía 79 años y sorprendentemente, sobrevivió. En su mente pensaba que él era mucho más fuerte que eso, por lo que al llegar a su casa continuó con su entrenamiento usual.

Esa decisión resultaría mortal. El 23 de diciembre de aquel año 1972 la asombrosa vida de Charles Atlas llegaba a su fin, falleciendo en su hogar de Long Beach, en Nueva York.

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