Los anillos planetarios son uno de los fenómenos más fascinantes del Sistema Solar. Se trata de pequeños fragmentos de polvo, rocas y partículas que orbitan alrededor de un planeta, generando una estructura similar a un disco. Aunque los más famosos son los de Saturno, hay otros astros que los tienen, solo que más discretos.
Ahora, investigadores también han encontrado evidencia que sugiere que en el pasado la Tierra también podría haber desarrollado un sistema de anillos parecido al de Saturno.
El estudio, publicado recientemente en la revista científica Earth & Planetary Science Letters, plantea que el anillo de escombros duró decenas de años y puede haber contribuido a que nuestro planeta tuviera un enfriamiento global.
Por qué la Tierra pudo haber tenido un anillo
De acuerdo a Andy Tomkins, profesor de ciencias planetarias de la Universidad de Monash en Australia y autor principal del estudio, la Tierra fue impactada por múltiples meteoritos hace casi 500 millones de años, en una era que es conocida como Ordovícico.
Durante un lapso de tiempo “geológicamente breve” se formaron 21 cráteres de impacto, dijo Tomkins en un artículo de The Conversation. El equipo de científicos deseaba descubrir si es que existía un patrón en las ubicaciones de esos cráteres.
En la investigación usaron modelos informáticos de cómo se habían movido las placas tectónicas de la Tierra en la antigüedad, con el fin de armar un mapa de los lugares donde están situados esos cráteres, formados hace 466 millones de años. En ese análisis se consideraron regiones como Australia Occidental, África, el Cratón de América del Norte y otras pequeñas zonas de Europa.
Tomkins y sus colegas determinaron que todos los cráteres se originaron a 30 grados del ecuador, pese a que más del 70% de la corteza continental está fuera de esa zona. Ninguno de los cráteres está ubicado en sitios cercanos a los polos.
Los investigadores sugieren en su estudio que los cráteres se formaron por un único asteroide, de gran tamaño, que habría tenido un choque cercano con la Tierra. Sus restos habrían caído gradualmente, por lo que el evento se extendió por decenas de años.
Eso no es lo único. Cuando ese asteroide pasó cerca de la Tierra (dentro de una distancia que se conoce como límite de Roche), se rompió y se generó el anillo de escombros que giraba alrededor de nuestro planeta. Ese fenómeno es compatible con el patrón de cráteres hallado cerca del ecuador.
Los investigadores creen que el asteroide que contribuyó a la creación del anillo tenía aproximadamente 12,5 kilómetros de ancho, o probablemente un poco más, cuando era un cuerpo sólido.
De acuerdo al profesor de ciencias planetarias de la Universidad de Monash, normalmente los asteroides que impactan en la Tierra lo hacen en sitios completamente aleatorios y en cualquier latitud, “como vemos en los cráteres de la Luna, Marte y Mercurio”, señaló.
Luego agregó: “Por lo tanto, es extremadamente improbable que los 21 cráteres de este período se formaran cerca del ecuador si no estuvieran relacionados entre sí. También esperaríamos ver muchos otros cráteres en latitudes más altas”.
El equipo de científicos también calculó que la probabilidad de que esos cráteres estuvieran situados cerca del ecuador, producto de impactos aleatorios no relacionados, es de 1 en 25 millones.
Además de esos hallazgos, se descubrió que las capas de rocas sedimentarias de ese lapso de tiempo tienen cantidades extraordinarias de un tipo determinado de meteorito.
Al examinar los restos de meteoritos en esas rocas, identificaron indicios de que en algún momento “estuvieron expuestos a la radiación espacial durante mucho menos tiempo del que vemos en los meteoritos que caen hoy en día”, dijo Tomkins. Las rocas sedimentarias también permitieron descubrir que, durante la época del Ordovícico, ocurrieron varios tsunamis a nivel global.
Cómo el anillo de la Tierra habría causado enfriamiento global
“Lo que hace que este hallazgo sea aún más intrigante son las posibles implicaciones climáticas de un sistema de anillos de este tipo”, explicó Tomkins en un comunicado de la universidad.
Las palabras del académico se deben a que el estudio estima que, en el pasado, el anillo puede haber proyectado una gran sombra sobre nuestro planeta. Eso habría causado un bloqueo de luz solar y un evento de enfriamiento global que se conoce como Hirnantiense. Sin embargo, los detalles de ese fenómeno aún no están del todo claros, dicen los investigadores.
“La idea de que un sistema de anillos podría haber influido en las temperaturas globales agrega una nueva capa de complejidad a nuestra comprensión de cómo los eventos extraterrestres pueden haber dado forma al clima de la Tierra”, complementó Tomkins.
Birger Schmitz, profesor de la Universidad de Lund en Suecia, dijo al medio New Scientist que aunque el estudio plantea una hipótesis “nueva y creativa”, aún falta información “para decir que la Tierra tenía anillos”. Desde su perspectiva, buscar una firma común en granos específicos de asteroides en los cráteres investigados podría ser una forma de probar la hipótesis planteada.
Mientras que Aaron Cavosie, profesor de la Universidad Curtin en Australia, aseguró al mismo medio que la presencia del anillo podría ayudar a entender el prolongado período en que se registraron impactos de restos de asteroides en el Ordovícico y la ubicación de los cráteres.
“Es una fusión brillante del registro sedimentario de los restos de meteoritos, el registro de cráteres de impacto del Ordovícico, la paleogeografía y la dinámica del sistema solar”, argumentó Cavosie.