"Mi querido amigo: bienvenido a los Cárpatos. Lo estoy esperando ansiosamente. Duerma bien esta noche. Mañana a las tres saldrá la diligencia hacia Bucovina; ya tiene un lugar reservado. En el desfiladero de Borgo mi carruaje lo estará esperando y lo traerá a mi casa. Espero que su viaje desde Londres haya transcurrido sin tropiezos, y que disfrute de su estancia en mi bello país. Su amigo, Drácula".
Esta carta dirigida a Jonathan Harker aparece en las primeras páginas de la centenaria obra de Bram Stoker y se ha convertido en uno de sus pasajes más famosos. Al igual que la escena en que el joven abogado describe lo que averigua sobre el hogar de su misterioso anfitrión. La cadena montañosa de los Cárpatos, una de las formaciones naturales más imponentes de Rumania, resulta ser una de las "partes más salvajes y menos conocidas de Europa"; una zona que parece reunir "todas las supersticiones conocidas en el mundo", como si fuese una "especie de remolino imaginativo".
Hoy el castillo de Vlad Tepes, el príncipe de Valaquia que inspiró al popular vampiro de Stoker, sigue en pie en la cima de un risco que mira hacia el río Arges, a los pies de los Cárpatos. La vida salvaje y los rincones naturales de estas montañas también sobrevivieron al paso del tiempo y se han convertido en un atractivo imán para los turistas. La zona alberga, por ejemplo, un tercio de las aguas termales de Europa y entre sus árboles merodean las mayores poblaciones de osos pardos, lobos y linces del Viejo Continente. Rumania también es el segundo país europeo con mayor superficie de bosques vírgenes detrás de Rusia, con 250.000 hectáreas que en su mayor parte se concentran en los Cárpatos.
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En Piatra Craiului, el hiking es una de las actividades más populares. (Crédito: Cinty Ionescu/Creative commons)[/caption]
Marius Iliescu, fundador de RomanianFriend.com -un portal que ofrece diversos recorridos- cuenta que los Cárpatos y las áreas a sus pies "ocupan cerca del 45 por ciento de la superficie total de Rumania y en algunas zonas su altura llega a los 2.500 metros. Otras áreas son tan remotas que muy pocas personas las han visto".
Diana Condrea, una de las encargadas del portal Uncover-Romania.com, menciona otro factor que ayudó a preservar los ecosistemas de la región: las décadas que Rumania y otros países de Europa central y del Este permanecieron ocultos tras la "cortina de hierro". "Esta parte del continente se quedó atrás cuando el turismo masivo explotó en el oeste de Europa. Los Alpes, por ejemplo, ya eran famosos por sus centros de esquí y resorts a gran altura, mientras que los Cárpatos siguen siendo un destino más alternativo", explica.
El fundador de Romanianfriend.com agrega que por esa razón Rumania es "conocida como la última área silvestre de Europa. El folklore y las tradiciones de la gente en las villas también generan un aire de misterio". Y cuenta que el creciente número de amantes de la naturaleza que llegan hasta los Cárpatos tienen claro lo que buscan: "Tenemos ocho bosques que no han sido intervenidos por humanos durante más de 500 años, montañas y valles totalmente salvajes y villas donde la gente está apartada de la civilización y vive de una manera autosustentable que resulta increíble para los foráneos. En muchas áreas puedes encontrarte rodeado por sonidos de animales y sin ningún rastro de vida humana moderna. Esa sensación genuina de desconexión es lo mejor de los Cárpatos".
Naturaleza viva
Una de esas zonas que menciona Iliescu es el Parque Nacional Piatra Craiului, a sólo tres horas de la capital rumana, Bucarest. Abarca casi 10 mil hectáreas y es un área protegida desde 1938. Alberga un verdadero tesoro biológico: investigadores han encontrado 35 especies de invertebrados únicos en el mundo, además de 216 tipos de mariposas, más de 100 clases de aves y 41 especies de orquídeas. Aquí también está el Santuario de Osos Libearty, el más grande de su tipo en Europa.
El portal turístico Rolandia.eu incluso equipara este lugar con los parajes de El Señor de los Anillos. Hay también numerosos senderos de hiking. Uno recorre casi 25 kilómetros de un risco de piedra caliza y está rodeado por pueblos donde vacas y cabras pastan libremente. "Las villas se esparcen por las colinas, con casas separadas entre sí por varios kilómetros. La gente de las montañas siempre es muy abierta y amable", cuenta Ana Irimia, consultora turística del operador rumano Eximtur.
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Los lagos glaciales y sus aguas cristalinas abundan en la zona de Retezat. (Crédito: Horia Varlan/Creative commons)[/caption]
Ella señala que otro secreto de los Cárpatos se oculta en el Parque Nacional Retezat, fortaleza natural con 20 cimas sobre los 2 mil metros. Entre sus riscos hay más de 50 lagos glaciales que le dan al lugar el sobrenombre de la "tierra de los ojos azules". Precisamente, su destino más representativo es Taul Tapului, un lago de agua azul verdosa de más de seis metros de profundidad. Está a 2.140 metros de altura y se alimenta de lluvia, nieve y manantiales, incluida una pequeña cascada.
Diana Condrea también sugiere mirar hacia las montañas Sureanu, una tierra de leyendas. Uno de los senderos de hiking parte en la cima Godeanu, donde supuestamente vivió Zalmoxis, un gran sacerdote dacio que llegó a ser considerado un dios.
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Uno de los pastores que se suelen ver en los Cárpatos. (Crédito: Cinty Ionescu/Creative commons)[/caption]
Además de naturaleza, Marius Iliescu comenta que en lugares como las montañas Cindrel hay pastores y ovejeros que "cocinan comidas tradicionales". Antes de viajar, aconseja no confiarse sólo de lo que se pueda averiguar en internet y contratar un guía de montaña autorizado o pedir consejos a expertos locales: "A la infraestructura turística le falta desarrollo. Ir a las montañas puede ser un desafío: la mayoría de la señalética y los mapas están en rumano; la gente de las villas no habla inglés. Los Cárpatos son salvajes y vastos; no hay que subestimarlos".