Un particular piscinazo protagonizó Naya Fácil, la influencer que se convirtió en embajadora del Festival de Viña y que, para celebrar su coronación, debía sumergirse en una piscina con su par, Nicolás Solabarrieta.
En lugar de un piquero, Naya intentó sumergirse pero solo alcanzó a meter el rostro en el agua, además de tener una salvavidas cerca en caso de cualquier problema. Y es que confesó que no sabe nadar.
“Las personas pobres no tuvimos acceso a clases de natación, hoy me atreví sin miedo. Llegando a Santiago retomaré mis clases de natación y juro que en un tiempo más estaré nadando. Hice lo mejor que pude”, escribió en sus historias.
Tras la polémica, el académico de la Universidad de Chile, Francisco P. Chávez, se cuestionó en su red social de X si “será cierto lo que dice Naya Fácil de que la pobreza guarda relación con las habilidades para nadar (...) Fui a las fuentes más confiables para responder la pregunta”.
Esta fue su explicación.
La explicación científica de que las personas con menos recursos no suelen saber nadar
Para encontrar respuestas, el académico Chávez citó un trabajo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) “donde estudian precisamente las habilidades para nadar en todo el mundo y las inequidades que encontraron”.
“¿Influye el nivel socioeconómico en saber nadar?”, se preguntó el también experto de la U. de Chile.
Fue entonces cuando descubrió que lo que dijo la influencer es cierto: “La habilidad para nadar sin ayuda varía según el desarrollo económico de los países”.
Según citó, el panorama quedaría resumido en estas tres cifras:
- En países de bajos ingresos, el 27% sabe nadar.
- En países de ingresos medios, el 38% sabe nadar.
- En países ricos, el 75% sabe nadar.
“Es decir, en países pobres, ¾ no pueden nadar, mientras que en ricos, solo ¼”, especificó Chávez.
Además, encontró que la capacidad de nadar y el riesgo de ahogarse varían según la educación que tiene la persona y que “los hombres reportan mayor capacidad para nadar que las mujeres”.
“Conclusiones: las brechas en la habilidad de nadar por género, edad y educación subrayan desigualdades globales. Esto resalta la importancia de integrar lecciones de natación en la educación para fomentar la libertad y el empoderamiento individual”, escribió el académico.
También le dio razón a la influencer, pero con una acotación: “En otras palabras, si bien Naya Fácil tiene razón en que los pobres tienen menos habilidades para nadar, dentro de los pobres tener mayor nivel educacional también influye en disminuir esa brecha”.
Puedes revisar aquí el hilo original en X.