Comida
Este componente promete erradicar los pensamientos obsesivos sobre comida, según expertos. Foto: referencial.

Este componente promete erradicar los pensamientos obsesivos sobre comida, según expertos

Especialistas y pacientes explicaron lo que implica este fenómeno, el cual es combatido con una sustancia que se encuentra en ciertos medicamentos.


El término food noise (“ruido de comida”, si se traduce al español) hace referencia a los pensamientos obsesivos que se tienen en torno al consumo de alimentos. Como es de esperar, aquello tiene consecuencias directas tanto en la salud física como mental, mientras que numerosos expertos sugieren que dichos actos podrían ser parte de un diagnóstico clínico.

En plataformas como TikTok, los videos supuestamente explicativos sobre este fenómeno ya acumulan más de 2.000 millones de reproducciones, un factor que más allá de si los datos que entregan son verídicos o no —ya que en dicha red social cualquiera puede hacer afirmaciones sin evidencia científica— , refleja la preocupación existente en este ámbito.

Si bien, siempre es recomendable visitar a un médico para evaluar cada situación en particular, varios expertos sostienen que el componente de unos medicamentos específicos podría ser útil para enfrentar el food noise. Esto, a raíz de los relatos de sus pacientes.

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Este componente promete erradicar los pensamientos obsesivos sobre comida, según expertos. Foto: referencial.

Cómo es vivir con food noise y cuál es el componente

Una de las personas que lo ha combatido en carne propia es Staci Klemmer (57), una profesora de enseñanza media de Pensilvania, Estados Unidos. En conversación con el New York Times, explicó que solía pensar en alimentos obsesivamente apenas despertaba. Y luego, en el almuerzo, se cuestionaba qué iba a cenar.

Durante sus viajes al trabajo, tendía a parar en locales de comida rápida para saciar lo que ella llamó “un parloteo permanente” en su cabeza, el cual le incitaba a comer a pesar de que estaba satisfecha.

Sentía que su vida giraba en torno a la comida, pero todo cambió en febrero de este año, casi inmediatamente después de que tomara una primera dosis de Wegovy, un medicamento para adelgazar.

Ahí, pese a que inicialmente empezó a experimentar efectos secundarios como estreñimiento, náuseas, fatiga y reflujo, esos pensamientos recurrentes se detuvieron: “Ya no pienso en tacos a todas horas. Ya no tengo antojos, para nada. Es rarísimo”.

El profesor clínico adjunto en Michigan Medicine, Andrew Kraftson, explicó al citado medio que durante sus 13 años como especialista en obesidad, muchos de sus pacientes le han relatado situaciones como la de Klemmer.

Pero desde que empezó a recetarles Wegovy y Ozempic —dos medicamentos que comparten el mismo compuesto, la semaglutida— experimentaron cambios significativos.

“Fue como una sensación de libertad de ese ciclo de: ‘¿Qué voy a comer? Nunca me siento satisfecha, no es suficiente. ¿Qué podré merendar?’ (...) es como si alguien lo hubiera eliminado con un borrador”, explicó Wendy Gantt (56), quien también combatió con el food noise hasta que su doctor le recetó otro medicamento llamado Mounjaro, el cual según los expertos consultados por el Times, funciona de manera similar.

A pesar de aquello, los precios de estos medicamentos en Estados Unidos son altos para gran parte de la población, hasta el punto en que pueden acercarse o incluso superar los mil dólares (cerca de $814.000 pesos chilenos).

Asimismo, el país ha enfrentado escasez de sustancias como el Ozempic, lo que ha complicado los tratamientos de algunos pacientes.

Kelsey Ryan (35), una corredora de seguros de Canandaigua (Nueva York) estuvo dentro de ese grupo a mediados del mes pasado, lo que sospecha que la llevó a tener nuevamente estos pensamientos obsesivos sobre la comida.

Según contó al periódico de la Gran Manzana, aquello también está asociado a otras problemáticas, tales como: negociaciones internas sobre si comer frente a otras personas, preguntarse si la juzgarán por comer pollo frito o si pedir una ensalada la hará ver como si estuviera a dieta.

Bajo esta línea, enfatizó que el Ozempic es solo “una herramienta”, por lo que “no es un medicamento mágico que les ofrezca una salida fácil a las personas”.

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Este componente promete erradicar los pensamientos obsesivos sobre comida, según expertos. Foto: referencial.

Cuál es el origen de este fenómeno y qué hace la semaglutida

Hasta la fecha, no existe una definición clínica universal que explique el food noise. Aún así, los expertos y pacientes consultados por el Times coincidieron en que abarca estos pensamientos obsesivos sobre la comida, los cuales se presentan regularmente.

Junto con ello, un artículo publicado en Obesity Science & Practice vincula este fenómeno con el concepto de “hambre hedónica”, el cual se relaciona con la preocupación intensa por consumir alimentos con el fin de obtener placer. De la misma manera, se sugiere que podría ser una arista del trastorno por atracón, el cual sí está identificado por la comunidad científica.

Frente a este escenario, el director científico y médico de la Asociación Estadounidense de Diabetes, Robert Gabbay, agregó al Times que “al parecer, algunas personas tienen una predisposición mayor”.

Por su parte, la jefa de la división de endocrinología y metabolismo de la Universidad de Carolina del Norte, Janice Jin Hwang, dijo que factores como la genética, la exposición ambiental y los hábitos adquiridos podrían estar involucrados.

Respecto a cómo opera la semaglutida de medicamentos como el Ozempic y Wegovy, Gabbay explicó que afecta a las zonas del cerebro que regulan el apetito, además de que hace que el estómago se vacíe más lentamente. Esto último influye en que los pacientes se sientan saciados más rápido y por más tiempo, lo que podría reprimir los pensamientos originados por el food noise.

Un estudio disponible en JCI Insight y realizado en animales también concluyó que la semiglutida activa los receptores de una hormona conocida como GLP-1, los cuales tienen un rol esencial en la motivación y la recompensa, y que probablemente podrían influir en el antojo y el deseo, según datos reunidos por el Times.

En este sentido, Hwang recalcó que aunque no está demostrado, es posible que ocurra lo mismo en los seres humanos, lo que además explicaría por qué algunos pacientes que toman Ozempic después aseguran que la comida que se les tendía a antojar ya no les produce la misma satisfacción que antes.

Mientras tanto, los investigadores siguen analizando la relación entre los relatos de los pacientes y los efectos de la semiglutida, para así desarrollar nuevos tratamientos.

Cabe destacar que siempre es recomendable visitar a un especialista para evaluar cada caso particular.

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Este componente promete erradicar los pensamientos obsesivos sobre comida, según expertos. Foto: referencial.

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