Estos son los signos de que tienes rosácea
Algunas veces la confundimos con el rubor que sentimos por una emoción muy intensa o un episodio vergonzoso, pero a medida que avanza el tiempo, queda claro que no lo es: podría ser rosácea. Se trata de una enfermedad crónica a la piel que en su mayoría afecta a mujeres, personas de piel clara y que están en la etapa de la adultez. Acá, los síntomas, factores que influyen y tratamientos para controlarla.
Se siente como un repentino calor en zonas específicas de la piel. Tomamos un espejo, miramos el reflejo y confirmamos lo que sospechábamos: estamos con las mejillas muy enrojecidas. Casi al instante podemos notar que no corresponde a nuestro tono normal, pero no le damos demasiada importancia.
Podría aparecer en medio de la rutina y en las situaciones más impensadas, como al caminar bajo el sol, después de una reconfortante ducha de agua caliente e incluso luego de enojarnos o reírnos de forma muy intensa.
Aunque usualmente se cree que esta ruborización es algo normal en la vida diaria, no siempre lo es. Podrían ser indicios claros de rosácea, una enfermedad crónica que se manifiesta principalmente en la inflamación y el enrojecimiento de la piel, esto último también conocido como flushing facial.
La rosácea puede afectar a cualquier persona. Sin embargo, suele darse con mucha más frecuencia entre las mujeres, personas de piel clara y que están entre los 30 y 50 años, de acuerdo a la Sociedad Chilena de Dermatología y Venereología (Sochiderm).
Natacha Quezada, dermatóloga de la red UC Christus, dice a La Tercera que comúnmente esta enfermedad podría pasar desapercibida entre los individuos que la padecen y por lo mismo no ser tratada de inmediato: “Mucha gente se acostumbra a verse con la cara enrojecida porque confunde la rosácea con el eritema púdico, es decir, cuando te da vergüenza o te emocionas y te pones un poquito roja”.
“El eritema púdico pasa rápidamente, en menos de 5 minutos estás pálida de nuevo. En cambio en la rosácea cada vez dura más esa cara roja y se van agravando los síntomas, como el ardor, la sensación de alergia, un calor que llega a doler”, apunta la experta.
Qué factores promueven la rosácea
Hasta ahora, el origen de cómo se produce la rosácea es desconocido. Sin embargo, los especialistas han identificado que hay una serie de factores significativos que inciden en la aparición de los síntomas.
Carmen Gloria Fuentes, dermatóloga de la Clínica Ciudad del Mar, indica a La Tercera que esta enfermedad de la piel “se ha asociado al aumento de un parásito, un ácaro llamado Demodex Folliculorum, que se ubica en las pústulas”. Si bien todas las personas poseen ese ácaro sin distinción, la dermatóloga aclara que quienes sufren de rosácea parecen presentar un crecimiento más excesivo de ese elemento.
Los cambios de temperatura muy repentinos, como el calor y el frío, el estrés, el ejercicio, la radiación ultravioleta, las emociones muy drásticas, el alcohol, los alimentos picantes y los bebestibles muy calientes, son los elementos externos que pueden provocar rosácea. Y como en esta época de mayor frío es costumbre prender la calefacción en las casas o lugares de trabajo, eso podría ser un desencadenante más del enrojecimiento e inflamación de la piel.
Para Quezada, este trastorno inflamatorio también está estrechamente relacionado con la genética, es decir, que los pacientes tengan antecedentes familiares con esta enfermedad crónica.
“Cuando los padres tienen rosácea o en algún momento presentaron cuadros de acné, lo más probable es que esa tendencia sea heredada, las personas están más predispuestas a tenerla”, asegura la doctora. Lo anterior conduce a que en muchas ocasiones los individuos no identifiquen que tenga rosácea, ya que “están acostumbrados a ver a todos sus familiares con la cara roja y piensan que es algo normal”.
Cuáles son los síntomas
¿Cómo se refleja esta enfermedad en la piel? Desde la perspectiva de Quezada, cuando la rosácea está en su etapa inicial lo más evidente es el enrojecimiento localizado en la parte central del rostro, como las mejillas y la nariz. Eso podría ir acompañado de ardor, sensibilidad y pequeñas arañas vasculares, es decir, venas que han crecido de tamaño y que están visibles en el rostro.
En casos más agravados, la rosácea puede implicar la aparición de espinillas, pústulas y rinofima (cuando la nariz tiene un aspecto grande y está enrojecida).
Hay pacientes que también pueden tener indicios de rojez en otras zonas como las orejas, el cuello, el pecho e incluso en los ojos, dice la dermatóloga de UC Christus. Esto ocurre porque de lo que conocemos por rosácea se derivan diferentes subtipos, clasificadas por las lesiones y síntomas que presentan las personas. Para cualquiera de los casos, la evaluación debe ser brindada por un especialista.
El primer subtipo es la rosácea eritemato telangiectásica, donde el paciente experimenta la clásica ruborización del rostro y otras zonas por un periodo breve de 10 minutos, pero que a medida que avanza la afección, las crisis pueden irse prolongando. Otro subtipo es la rosácea pápulo pustulosa, que además de la rojez tradicional incluye pústulas y espinillas en los lugares afectados.
Por otro lado, está la rosácea ocular que afecta con enrojecimiento, ardor e incluso picazón en toda la zona de los ojos y párpados. La rosácea fimatosa, en tanto, genera un engrosamiento muy notorio en la piel del paciente.
Cómo tratar la rosácea
Para esta afección de la piel no existe cura, pero hay tratamientos recomendados por los dermatólogos que permiten tener controlada la tendencia a la rojez y otros signos más complejos. Quezada plantea que con los cuidados especializados —que son para toda la vida— es posible mantener la piel con un aspecto normal y saludable, pero no por eso se debe creer que la rosácea ya terminó.
“Cuando uno llega al equilibrio tiene que mantener ese cuidado para hacer que la rosácea no se descontrole, porque hay muchas formas de rosácea grave”, dice.
Por lo mismo, para la dermatóloga de UC Christus el primer paso esencial en el tratamiento de la rosácea es mantener a raya los factores gatillantes de los síntomas: “Hay que cuidar los alimentos que la producen, evitar los cambios bruscos de temperatura, usar factor solar permanentemente, esa es una medida que es vital para que la rosácea no se active. A veces la gente piensa que como no hay sol y hace frío no tiene que ponerse filtro solar, sin embargo nosotros sabemos que el uso de filtro evita la rosácea”.
Además de lo anterior, también sugiere limpiar sagradamente el rostro de mañana y noche con productos dermatológicos, así como también evitar los productos de limpieza que contienen alcohol, de esos astringentes, que podrían provocar ardor y sensibilidad en la piel.
Mientras que Fuentes indica que los tratamientos para la rosácea siempre van a depender de la intensidad del cuadro: “Pueden usarse cremas para mejorar la rojez o llegar al uso de láser o IPL (luz pulsada intensa, en español). Para las espinillas, se pueden usar antibióticos locales, orales o retinoides orales también”.
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