Jugo de fruta en el desayuno o en la tarde, en la merienda? Mejor evitarlo.
La fructosa, el azúcar contenido en los jugos de fruta y, más en general, en la fruta, no es "trabajada" convenientemente por el hígado como se creía con anterioridad.
Y el intestino delgado (como sucede en el desayuno tras una noche en la que no se ingirió alimento o a mitad de la tarde distante de la cena) es más vulnerable a esta sustancia y no consigue elaborarla como debiera.
Así lo muestra un estudio de la Universidad de Princeton publicado por la revista Cell Metabolism.
Los estudiosos aseguran que, en cualquier modo, esto no vale para la fruta en cantidades moderadas, cuya fructuosa no alcanza al hígado y es "elaborada" mejor por el intestino.
Los investigadores se valieron de ratones para analizar cómo la fructuosa viaja a través del sistema digestivo.
Mientras se consideraba que el hígado trataba todo el azúcar del cuerpo, el team investigador observó que más del 90% de la fructuosa era, en cambio, "trabajada" por el intestino delgado de los animales.
Y no solo ello: lo que no era absorbido por el intestino delgado pasaba al colon, donde tomaba contacto con la flora microbiana que no está "diseñada" para elaborar azúcares.
El consejo general que llega de los estudiosos es, por consiguiente, consumir azúcares, obviamente en cantidades reducidas, pero luego de las comidas y esto vale también para la fructosa.