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Estudio demuestra cómo los perros saben cuando estamos tristes y corren para ayudarnos

Una investigación demostró cómo las mascotas son capaces de acudir de forma más rápida ante el llanto de su dueño para ofrecer su "apoyo", aunque existiera una barrera entre ellos.


La ciencia y el paso de los años nos han enseñado bastante sobre la estrecha relación entre los perros y los seres humanos; hace 14 mil años por ejemplo, cuando los humanos de la época del Paleolítico cuidaban de sus mascotas enfermas y los enterraban en la misma tumba -lo que daba cuenta del lazo entre ellos-; o los mayas, cuando hace 2.500 años comenzaron a criar y vender a los canes, jugando un papel clave en ceremonias y demostraciones de poder e impulsando la cría y el comercio.

Otro punto tiene que ver con el comportamiento del animal. Así tenemos la famosa "mirada de culpa", que ya sabemos que es en realidad miedo; cómo usan más expresiones faciales si se les presta atención; la forma en que pueden detectar injusticias o la manera en que aprenden el lenguaje, de una forma distinta a las personas.

Esto mismo nos lleva a la relación con los humanos y cómo los canes son capaces de influir en su vida: los perros son capaces de "entender" lo que dicen las personas en una conversación en cuanto a la manera en que procesan en su cerebro los sonidos, las palabras y la entonación; la forma en que suman años a la vida de una persona; cómo los perros son utilizados en cuidados intensivos como terapia o incluso las diferencias de personalidad entre los dueños de perros y gatos.

¿Y qué ocurre en términos emocionales? Investigaciones previas han demostrado que los perros son altamente receptivos a sus dueños cuando están tristes o felices, cambiando su estado de ánimo para adaptarse o cómo son capaces de empatizar con la tristeza humana.

A estas evidencias se suma un nuevo estudio, que demuestra la forma en que los canes son capaces de romper cualquier tipo de barrera para consolar a su dueño si es que se encuentra angustiado o triste.

La investigación, publicada en la revista Learning & Behavior por la investigadora Emily Sanford, tomó a 34 perros de diferentes razas y habilidades, y los separaron de sus dueños, quienes fueron ubicados detrás de una puerta transparente que se mantuvo cerrada con imanes. Se les pidió que tararearan una canción feliz, o lloraran pidiendo ayuda.

Así, los científicos descubrieron que si bien los perros no abrían la puerta con más frecuencia cuando escuchaban a sus dueños llorar, quienes sí la abrían lo hacían hasta tres veces más rápido que cuando oían a su dueño tararear.

Las mediciones de los niveles de estrés también mostraron que los perros que podían atravesar la puerta y "rescatar" a sus dueños, estaban más relajados que quienes no acudieron al llamado. De acuerdo al estudio, los perros se mostraron molestos por el llanto de sus dueños, pero aún así llegaron a ofrecer su "apoyo". Por otro lado, los perros que no abrieron la puerta estaban demasiado estresados ​​como para hacer algo, aunque no significa que no les importara.

"Cada dueño de un perro tiene una historia sobre el día que volvió a casa después de un largo día, se sentó a llorar y el perro estuvo allí, lamiéndole la cara. De alguna manera, esta es la ciencia detrás de eso", dijo la investigadora.

"Los perros han estado al lado de los humanos durante decenas de miles de años y han aprendido a leer nuestras señales sociales. Los dueños de perros pueden ver que sus mascotas sienten sus sentimientos , y nuestros hallazgos refuerzan esa idea", comentó.

Fuente: CNN

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