“Gozaba de muy buena salud, ¿pero por qué tenía las arterias obstruidas?”
Un paciente relató su caso. Aunque practicó deporte toda su vida y creía estar totalmente sano, fue diagnosticado con una enfermedad que no presentó síntomas.
El estadounidense Joe M. Moore ha realizado actividad física a lo largo de toda su vida: practicó un total de cuatro deportes cuando iba en el colegio, mientras que posteriormente fue miembro del equipo de fútbol americano de la Universidad de Alabama, en donde cursó sus estudios.
Por esa época, a sus 20 años, también comenzó a correr en clubes y a participar en carreras, generalmente de 10 kilómetros.
Moore, quien se desempeña como consultor de marketing y propiedad intelectual, estaba convencido de que gozaba de una buena salud.
De hecho, según relató en una crónica que escribió para el Wall Street Journal, no buscó a un médico de atención primaria hasta que cumplió 65 años.
Fue ahí cuando, tras unos exámenes médicos, se percató de que su situación no era la que él creía.
Según una investigación disponible en BMJ Journals, casi 800.000 estadounidenses por año mueren o quedan discapacitados de forma permanente, a raíz de que sus enfermedades peligrosas no se reconocen, no se conocen o se diagnostican incorrectamente.
“Yo casi fui uno de ellos. Mi historia, aunque única, contiene lecciones para todos”, anticipó Moore, quien también está escribiendo una autobiografía en la que relata su experiencia.
Por qué creer que se tiene una buena salud no es suficiente
Cuando fue al doctor, el médico le sugirió que se tomara una tomografía computarizada cardiaca para medir el calcio.
Se trata, en este caso, de un examen en el que se utilizan rayos X para escanear las arterias del corazón y ver si hay una acumulación de calcio, detalla MedlinePlus.
La acumulación de placa calcificada puede reducir el flujo sanguíneo al corazón o al cerebro, lo que puede aumentar el riesgo de ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
Moore —quien no tenía antecedentes médicos familiares, ya que fue adoptado— explicó que nunca había tenido problemas relacionados al corazón, pero que el examen le pareció “una buena manera de generar conocimientos sobre salud para mis tres hijos adultos”.
No obstante, lo que estos arrojaron le sorprendió por completo.
“Los resultados de la exploración se puntúan de 0 a 400, donde 400 representa niveles elevados de placa y un diagnóstico absoluto de enfermedad de la arteria coronaria. Mi puntuación fue de 2.424″, contó Moore en el Journal.
La situación llevó a que fuese derivado a un cardiólogo y a que debiese hacerse más exámenes.
Afirmó que aunque en todos obtuvo resultados favorables, “todavía tenía una gran cantidad de placa calcificada” en sus arterias coronarias.
Ni él ni los médicos sabían a qué podía deberse este fenómeno.
Un dietista le recomendó una nueva dieta y otros médicos le recetaron una estatina —un tipo de medicamento para reducir el colesterol— , además de prometerle que vigilarían su caso “muy de cerca”.
En medio de este escenario, Moore fue directamente donde una lipidóloga llamada Mary Honkanen.
“Me realizó varias pruebas, algunas de las cuales mostraron un posible daño hepático por la nueva estatina, pero nada más parecía fuera de lugar. Me pregunté si los depósitos de calcio podrían explicarse por una máquina defectuosa, así que decidí hacerme otra. Los resultados fueron aún peores: mi nueva puntuación fue de 2.780, 356 puntos más, con obstrucciones que superaban el 90% en tres arterias”.
Frente a esta situación, la doctora agendó un cateterismo cardíaco con un cardiólogo para la semana siguiente.
Consiste en un procedimiento en el que “se utiliza una sonda fina y hueca llamada catéter”, la cual “se guía a través de un vaso sanguíneo hasta el corazón”, explica la Clínica Mayo.
“El cateterismo cardíaco proporciona información importante sobre el músculo cardíaco, las válvulas cardíacas y los vasos sanguíneos del corazón. Durante el procedimiento, el médico puede comprobar la presión en el corazón o realizar tratamientos como abrir una arteria estrecha. A veces, se extrae un trozo de tejido cardíaco para examinarlo”.
Luego de que llegara ese día y se hiciera el examen, dijo Moore, el cardiólogo le comentó que “la mayor obstrucción en cualquier arteria era del 40%, por lo que no había necesidad de cirugía”.
“El calcio que tenía era duro, estable y en su mayoría adherido a las paredes de las arterias, no a la placa blanda que puede romperse y causar un evento repentino y catastrófico”, precisó el estadounidense en su crónica.
Sin embargo, aquello no se traducía en que no enfrentara peligros.
En palabras de Moore: “La lectura del volumen era correcta. Si se permitía que continuaran, estos depósitos podrían obstruir el flujo de sangre a mi corazón. Cuando eso sucediera, y posiblemente sin previo aviso, podría morir en el acto”.
Qué tenía el paciente que creía gozar de una buena salud y descubrió que sus arterias estaban obstruidas
Con los resultados del examen, Moore volvió donde la doctora Honkanen para que evaluaran su situación.
En su consulta, la médico le pidió que enviaran una muestra de sangre para hacer una prueba especial.
Medio mes después, en abril de 2024, Honkanen le aseguró que ya había “encontrado el problema”.
Según el relato de Moore publicado en el Journal, “era sitosterolemia, una enfermedad hereditaria que permitía que las partes grasas de las plantas (los esteroles y estanoles) ingresaran a mi torrente sanguíneo”.
“La mayoría de las personas procesan y excretan estas sustancias en el tracto gastrointestinal. Mi cuerpo absorbe estos esteroles vegetales, que terminan como placa calcificada en mis arterias coronarias”, explicó el estadounidense.
Y profundizó en que “la sitosterolemia puede ser homocigótica (de dos padres) o heterocigótica (de un padre)”.
“La versión de dos padres a veces aparece en la infancia, puede causar rigidez en las articulaciones y crecimientos amarillentos en la piel y es extremadamente rara, con solo alrededor de 100 casos documentados”.
Por otro lado, la heterocigótica “no suele presentar síntomas, por lo que generalmente se diagnostica después de un evento cardíaco catastrófico, si es que se diagnostica”.
Los especialistas le dijeron a Moore que era probable que él tuviese esta última, la de un padre.
Contó que la doctora Honkanen le dijo que dicha versión “es mucho más común de lo que la mayoría de los médicos cree” y que ella, en particular, ha visto casos de características similares “con frecuencia”.
La profesional también le afirmó que la dieta que le habían dado previamente era lo opuesto a lo que debía consumir para tratar una sitosterolemia.
“Como la mayoría de los médicos tienen poca experiencia con esta enfermedad, no saben cómo buscarla”, sugirió Moore.
También citó al socio gerente de Salud y Ciencias de la Vida del Kirchner Group, el doctor Patrick McNees: “La mayor barrera para la detección inicial y la diseminación es simplemente la falta de conocimiento adquirido sobre la enfermedad”.
“Si un médico nunca ha visto un patrón particular de ‘síntomas’, es difícil identificar clínicamente un camino a seguir”.
Las reflexiones del paciente que creía tener buena salud, pero que tenía las arterias obstruidas
Moore aseguró que el diagnóstico erróneo pudo haberle costado la vida, pero que “mi deseo de entender qué estaba pasando exactamente con mi cuerpo y mi buena suerte al encontrar un médico que era igualmente curioso y estaba en sintonía con las posibilidades, me salvaron de un destino posiblemente terrible”.
Dijo que la enfermedad es “fácilmente tratable” con un diagnóstico oportuno y que, actualmente, está tomando un medicamento que ha dado ciertos resultados positivos en ensayos clínicos.
Junto con ello, le dieron una nueva dieta acorde al diagnóstico y dijo sentirse “tan saludable como siempre”.
“Hay lecciones que ahora comparto con todos los que conozco. En primer lugar, hágase exámenes de detección con regularidad, especialmente para enfermedades cardíacas y cáncer (...) Incluso si se siente saludable, incluso si cree que no tiene riesgos genéticos, simplemente hágase esos controles, colonoscopias y análisis de calcio”, sugirió Moore en el Journal.
Junto con ello, planteó: “No se sienta demasiado intimidado para hacer preguntas, busque segundas y terceras opiniones y explore la base de datos de estudios sobre enfermedades raras del NIH”.
“Si encuentra algo que pueda ser de ayuda, llévelo a su médico”, enfatizó Moore.
Cabe recordar que, si tienes dudas sobre tu salud, siempre es recomendable acudir a un especialista para evaluar tu caso particular.
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